Luis de Camoens, Las Lusiadas
Las armas, los varones señalados
que, de la occidental y lusitana
playa, por mares antes no sulcados,
pasaron más allá de Trapobana
-en peligros y guerras esforzados
más de lo que gente remota edificaron
nuevo reino que tanto sublimaron;2
y también las memorias gloriosas
de los reyes que fueron dilatando
la Fe con el Imperio, las viciosas
tierras de África y Asia conquistando;
y aquellos que por obras valerosas
se fueron de la muerte libertando;
cantando esparciré por toda parte,
si a tanto bastan el ingenio y arte.Octavas 1 y 2. Canto I
Ante semejante inicio de la obra, se me antoja reiterativo afirmar que el poema, Las Lusiadas, consiste en la exaltación y mitificación de un héroe. A diferencia de lo desarrollado por la épica medieval, es decir, el héroe individual, el autor introduce uno colectivo, el pueblo portugués. Ante esta novedad, Camoens se muestra orgulloso y prueba de ello, son las constantes y reiteradas alusiones a quien es el verdadero protagonista de la obra. De esta intención, se desgrana una finalidad de afán de igualar y superar, las hazañas realizadas, y magnificadas, en las obras de los autores clásicos, como pone en las propias palabras de Júpiter:
“….que veáis el día
en que se olviden griegos y romanos
por los ilustres hechos que esta gente
en las partes hará del gran Oriente”.
Octava 44. Canto II
Para lograr su objetivo, el autor ha situado en el poema, la presencia de aquellos seres mitológicos que presenciaron las hazañas antiguas: Baco, Venus, Júpiter,.. interviniendo en el desarrollo de los acontecimientos que, a diferencia de los autores clásicos, introduce un elemento de su tiempo, la religión cristiana. Los personajes acuden y citan numerosas veces a Dios, a Cristo o a la Virgen María, que son a los que verdaderamente adoran, ignorando la acción de los dioses olímpicos. Ejemplificatorio de esto es la octava tercera del Canto VII. La finalidad y verdadera concepción de estos seres en el poeta, queda clarificado de la octava ochenta y dos a la ochenta y cinco del Canto X. Donde pone en boca de la diosa Tetis, versos como: “sólo para hacer versos deleitosos/ servimos..” y donde, posteriormente, subraya la identificación de éstos con el Cristianismo: ..”Y también porque la alta providencia / -que en Júpiter aquí se representa-..”.
Para lograr el objetivo, anteriormente comentado, Camoens hace uso de una infinidad de citas clásicas, las cuales, le sirven de sustento para aportar un conocimiento erudito a la obra. En ellas, se menciona a Augusto, Troya, Ulises, así como historias mitológicas. Otro recurso, que enlaza con la obra homérica, es la ubicación de una trama clásica en la obra. Protagonizada por Baco y Venus, esta trama influirá en los hechos, y será dilucidada por Júpiter en una característica Asamblea de dioses, en donde, uno, Baco, expondrá su oposición a la conquista de las Indias mientras que, otra, Venus, se mostrará favorable a éstos.
Entrando en el tratamiento del poeta de estos dioses olímpicos, es de destacar aspectos realmente notables, en cuanto a su belleza, como es la descripción pseudoerótica de Venus, a la que describe en la octava treinta y seis, y continua en la treinta y siete, del Canto II:
“Las crespas hebras de oro se esparcían
por el cuello que al sol escurecía,
las blancas tetas con andar bullían
con quien Amor jugaba y no se vía,
de la cinta unas llamas le salían
de quel niño las almas encendía,
por las lisas columnas revolaban
deseos que cual yedra se enredaban.”
Destaca, además, la ironía con que trata los amores de Júpiter, tan sólo cinco octavas después: “..besa el rostro y abraza el cuello puro, / de suerte que si sólo allí se hallara / otro nuevo Cupido se engendrara.”
El hilo argumental de la obra reside en el canto de las hazañas de Vasco de Gama en la India. Este personaje, es introducido en la octava cuarenta y cuatro del Canto I, tras la fijación del verdadero protagonista de la obra. Vasco de Gama es el conductor del poema, el cual, a través de sus “aventuras”, le sirven al poeta para el verdadero propósito de la obra. A su vez, aprovecha la estancia del personaje en la Corte del Rey Melinde (gran similitud con la llegada de Ulises a la Corte de Alcinoo), para contar, a través de Gama, la historia heroizada de Portugal. El desarrollo de la historia del Reino de Portugal comienza en la octava veinte y cinco del Canto III y finaliza en la sesenta y seis del Canto IV. Esta historia es retomada en el Canto VIII, cuando el Catual, alto dignatario del Rey de Calicut, visita la nave capitana, a cargo de Paulo de Gama. Ante la vista de los tapices que representan figuras y episodios de la historia portuguesa, pide explicación de su significado.
Este fragmento constituye uno de los más densos de todo el poema. En él, quizás, debido al propio desconocimiento de la historia de Portugal y más concretamente, a la poetización propagandística de dicha historia, relentiza la acción de la obra y la aleja del relato de unos hechos concretos. En esta, peculiar, historia de Portugal, Camoens habla de la llegada a suelo portugués de Luso, hijo o compañero de Baco, fundador de Lusitania (octava 21, Canto III, y las octavas 2,3 y los cuatro primeros versos del Canto VIII así como, en la octava cuarta del Canto VIII achaca al propio Ulises la fundación de Lisboa. Por último, señalar la originalidad del poeta en ubicar las “hazañas portuguesas”, después de Vasco de Gama, en la isla de Venus, lugar alegórico, en el cual, Tetis finalizará la propia historia. (Octava 54-64, del Canto IX).
Centrándome en aspectos formales, destaca la utilización de descripciones, con cierta variedad de registros, que ponen en evidencia la habilidad del poeta. Resulta áspero en la descripción de una larga lista de lugares, tratados con extrema rapidez, que denotan una cierta prisa por elaborar una idea concreta del poeta. Como contraste, encontramos la descripción colorista, fantasiosa y bella de la Isla de Venus, y, la personificación del Cabo de Nueva Esperanza como un Gigante, llamado Adamastor, (octava 39-60 del Canto V), que resulta un recurso eficaz de dar belleza a un fragmento, en teoría, meramente descriptivo y, posiblemente, denso, cuya consecuencia es una mayor aligeración del poema y un aumento de su lirismo.
Para finalizar, señalar que el poema épico Las Lusiadas, es una obra cuyo contenido es difícil de considerar, hoy día, debido a su lenguaje poético, y más concretamente, a la mezcla que realiza el autor entre las fuentes clásicas y la poética de su época. La constantes alusiones mitológicas, lo retórico de su composición, así como, la lejanía del origen y desarrollo de los personajes hacen que, el lector no iniciado, no llegue a la comprensión total del poema. A todo ello, va unido la ausencia de una lectura prolongada, detallada y minuciosa, que permita disfrutar y sobre todo, comprender ampliamente todos y cada uno de los variados versos que contiene.
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