Leviatán, de Thomas Hobbes

Grabado Hobbes - Leviathan

Leviatán: o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil, comúnmente llamado Leviatán (en inglés Leviathan), es el libro más conocido del filósofo político inglés Thomas Hobbes, publicado en 1651. El título del libro hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, que posee un poder descomunal. En este libro, Hobbes establece su doctrina de derecho moderno como la base de las sociedades y de los gobiernos legítimos. Se ha dicho que el trabajo de Hobbes justifica filosóficamente la existencia del autoritarismo estatal.

Dos son, en opinión de Hobbes, “los postulados ciertísimos de la naturaleza humana” de los cuales procede toda la ciencia política:

1) La avidez natural por la que cada uno pretende gozar‚ solo de los bienes comunes.

2) La razón natural por la cual cada uno huye de la muerte violenta como el peor de los males naturales.

El primero excluye que el hombre sea por naturaleza un “animal politico”. Hobbes nos está negando la existencia de un amor natural del hombre hacia su semejante. “Toda asociación espontánea nace o de la necesidad recíproca o de la ambición, pero nunca del amor o de la benevolencia hacia los demás”. En consecuencia, para Hobbes no es esta benevolencia el origen de las sociedades más grandes y duraderas, sino sólo el temor recíproco.

La causa de este temor es, en primer lugar, la igualdad de naturaleza entre los hombres, para lo cual todos desean la misma cosa, o sea, el uso exclusivo de los bienes comunes. En segundo lugar, es la voluntad de dañarse mutuamente e incluso el antagonismo que deriva del contraste de las opiniones y de la insuficiencia del bien. El derecho de todos sobre todos y la voluntad natural de perjudicarse mutuamente obran de tal manera que el estado de naturaleza sea un estado de guerra incesante de todos contra todos. En este estado, no hay nada justo: la noción de lo derecho y lo torcido, de la justicia y de la injusticia, nace donde hay una ley y la ley nace donde hay un poder común: donde no hay ni ley ni poder falta la posibilidad de la distinción entre lo justo y lo injusto. Cada uno tiene derecho sobre todo, “cada uno es movido a desear lo que es bueno para él y a huir de lo malo para él, pero sobre todo, a huir del mayor de todos los males naturales que es la muerte”.

Por tanto, las normas fundamentales del derecho natural van dirigidas, según Hobbes, a librar al hombre del juego espontáneo y autodestructivo de los instintos y a imponerle una disciplina que le procure una seguridad, y la posibilidad de dedicarse a las actividades que hacen fácil su vida. La primera norma, en consecuencia, es: “Buscar y conseguir la paz en cuanto se tiene la esperanza de obtenerla; y cuando no se puede obtenerla, buscar y usar todos los auxilios y ventajas de la guerra”. De esta ley fundamental derivan todas las demás, la primera de las cuales es: “El hombre espontáneamente, cuando los demás también lo hagan y en la medida que lo juzgué necesario para la paz y para su defensa, debe renunciar a su derecho sobre todo y contentarse con tener tanta libertad con respecto a los demás cuanta el mismo les reconoce a los otros respecto de sí”. Los hombres formular en pactos entre sí con los cuales renuncian a su derecho originario o lo transfieren a personas determinadas.

Al escribir sobre el Estado, Hobbes nos dice que hay un acto fundamental que señala el paso del estado de naturaleza al estado civil. Ese acto es un contrato por el cual los hombres renuncian al derecho ilimitado del estado de naturaleza y lo transfieren a otros. Sólo cuando cada uno de los hombres somete su voluntad a un solo hombre o a una sola asamblea y se obliga a no hacer resistencia al individuo o a la asamblea a la que se ha sometido, se logra una defensa estable de paz y de los pactos de reciprocidad en que la misma consiste. Cuando se efectúa esta transferencia, se produce el estado o sociedad civil. Por tanto, puede decirse que el estado es “la única persona cuya voluntad, en virtud de los pactos estipulados recíprocamente, se debe considerar la voluntad de dichos individuos: “de ahí que pueda servirse de las fuerzas y de los bienes de cada uno de los individuos para la paz y al defensa común”.

La teoría de Hobbes acerca del estado es una teoría absolutista ya que el insiste en la irreversibilidad del pacto fundamental. Una vez constituido el estado los ciudadanos no pueden disolverlo negándole su consentimiento: porque el derecho del estado nace de los pactos de los súbditos entre sí y con el Estado, pero no de un pacto entre los súbditos y el estado, que podría ser revocado por parte de los primeros. Para Hobbes el poder del soberano es indivisible en el sentido de que no puede ser distribuido entre poderes diversos que se limiten mutuamente. La teoría de Hobbes no significa que no ponga l¡mites a la acción del estado, aunque muy pocos, el estado no puede mandar a un hombre que se mate o se hiera a sí mismo. No obstante, el súbdito es libre sólo en lo que el soberano ha dejado de ordenar con las leyes.

Durante los noventa y un años de la vida de Hobbes, Inglaterra vivió uno de los periodos más cruciales de su historia moderna y esto constituirá una influencia en su identidad política, cuyo resultado será su teoría de estado que desarrolla en el Leviathan.

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