Wicked: Memorias de una Bruja Mala, de Gregory Maguire

Portada Wicked: Memorias de una Bruja Mala Los cuentos infantiles cumplen la función de educarnos, pretenden que aprendamos el buen camino y de ahí las consabidas moralejas de cada relato infantil, sin embargo sabemos que el original relato no era tan puro como el que nos ha llegado después de haber pasado por el filtro disneyano. Si rebuscamos en la historia sentiremos empatía por el lobo feroz o incluso descubriremos como el impoluto príncipe despertó a la Bella Durmiente. La obra El maravilloso mago de Oz de L. Frank Baum es otra de estas narraciones que han pasado a formar parte del universo colectivo por su particular universo y por su educada moraleja, donde los buenos eran incorrumpibles y los malos unos delincuentes sin remordimiento. Pero este binomio se ha roto con la exitosa obra de Gregory Maguire, tiulada Wicked: Memorias de una Bruja Mala, cuyas ventas han hecho que se convierta en trilogía.

Gregory Maguire, un escrito neoyorkino con experiencia en cuentos infantiles, nos muestra en Wicked un reino de Oz gobernado con mano de hierro por el temido mago. Dicho reino está compuesto por varias zonas, cada una de ellas caracterizadas por un paisaje y por unos personajes propios. Es precisamente en un pueblo de pescadores de llamado Munchkinland donde nace un ser deforme y con colmillos en forma de niña y de nombre Elphaba, su diferente condición le llevará a ser el punto de las críticas y los abusos de todo el pueblo, pero Elphaba es muy inteligente y acabará conviertiéndose en la (malvada?) bruja del Oeste.

La biografía de este personaje conocido por todos pero nunca antes visto desde esta perspectiva le sirve al autor para presentarnos un mundo paralelo al nuestro, donde por ejemplo existe una religión llamada Unionismo con similitudes a la cristiana mientras que el Lurlinismo equivale a la creencia pagana. Tampoco el racismo se queda atrás en el mundo de Oz ya que los animales parlantes son enviados a lugares específicos para ellos como si de un campo de concentración se tratase. Y qué decir del mago, un emperador en toda regla que no duda en acallar a cualquiera que ose desafiar su poder. Pues bien Elphaba, la más justa de todos los persoanjes que aparecen en la obra, decide rebelarse y no duda incluso en abandonar su hogar y formar parte de grupos secretos que trabajan sin descanso para derrocar al Mago, y para ello no descartan utilizar las técnicas terroristas.

Estamos ante una obra que engancha al lector desde el primer momento, quien verá rápidamente en la obra un fiel reflejo de la lucha de poderes políticos y creencias de la sociedad actual. No en vano Wicked ya ha vendido más de un millón de ejemplares y se ha convertido en un referente de la fantasía adulta contemporánea. Ni el León, ni el Hombre de Hojalata, ni el Espantapájaros y ni mucho menos Dorothy serán los mismos cuando leas este libro, del que ya se ha adaptado a un musical londinense y cuyos derechos de adaptación al cine están en manos de los productores hollywodienses más ambiciosos.