Las bases político-económicas de la dictadura argentina (1976-1983)
1) Los inicios; el golpe de estado de 1976
La dictadura militar argentina, más conocida, en especial por sus protagonistas como el Proceso de Reorganización Nacional, será un régimen político, instaurado en el país durante 1976 y 1983, momento en que el político radical moderado Raúl Alfonsín gana las elecciones, poniendo fin al periodo de dictadura militar en que vivió el país durante 7 largos años.
En el país, gobernaba desde los años 40 una figura destacada en la historia de Argentina, y que suscitó pasiones enfrentadas durante décadas, el que fue uno de los líderes del entonces grupo nacionalista argentino Grupo de Oficiales Unidos (GOU), Juan Domingo Perón y que desarrolla un amplio programa político-ideológico que va a tener la peculiaridad de introducir en su movimiento, el peronismo, a un conglomerado de fuerzas políticas del país y aglutinar a derecha (incluso extrema) e izquierda ( incluso extrema también) bajo la sola bandera del peronismo o justicialismo ( llamado así por el partido justicialista creado por Perón en 1946 para representar en un partido político sus ideales).
En su entorno y bajo su influencia, aparecen todo tipo de espectros políticos, desde una derecha e izquierda moderadas, hasta movimientos extremistas como la Alianza Anticomunista Argentina de extrema derecha o los Montoneros de extrema izquierda.
Sin embargo, todo este proyecto que había traído a Argentina una tensa calma controlada por el carisma personal del líder del país Perón y su popular mujer, Eva Duarte “Evita”, se ve fragmentada con el fallecimiento de éste en el año 1974 momento en que es sucedido como Presidente de Argentina por su segunda esposa, María Estela Martínez de Perón llamada “Isabelita”, que gobierna el país de 1974 hasta 1976 momento en que es desplazada por el alzamiento militar de ese año.
Bajo su gobierno, Isabelita tuvo que enfrentarse a un periodo de inestabilidad política cuando estallan todas las tensiones e incoherencias acumuladas durante el gobierno de Juan Domingo Perón, con tensiones y enfrentamientos internos entre las facciones izquierdistas (Montoneros, Juventud Peronista…) y las facciones ultraderechistas y ultra conservadoras del país, representadas por la Alianza Anticomunista Argentina o Triple A.
Sin embargo, el hecho de ser la Triple A una organización paramilitar anti-izquierdista va a provocar que el terror de la extrema derecha sea bien visto entre los estratos militares del país, que van a ver en la “subversión” izquierdista de los Monteros, o del Ejército Revolucionario del Pueblo- ERP el auténtico peligro y la inestabilidad inaceptable en la que, según ellos, vivía Argentina en esos momentos.
La incapacidad de Isabelita de controlar y neutralizar efectivamente esta violencia de izquierdas provocará un enorme malestar en las Fuerzas Armadas que empiezan a fraguar la organización de un golpe de estado para “salvar a la patria” de los males que la azotan en esos momentos, males que la democracia corrupta es incapaz de solucionar, de forma similar a cómo veían ciertos estratos del ejército español la tensa situación política de la transición española y la violencia de ETA o GRAPO.
Así definirá este peligro subversivo que amenazaba Argentina en esos momentos el militar y uno de los organizadores del golpe de estado, el General Roberto Viola:
“La subversión puede definirse como la acción que se lleva a cabo dentro de un país, normalmente a cargo de una ínfima minoría fanatizada, en busca de la conquista del poder, el que trata de lograr por cualquier medio para, una vez alcanzado, provocar la modificación total de las estructuras políticas, económicas y sociales de la Nación de acuerdo con su concepción materialista, atea, y totalitaria” [1]
Como consecuencia de este enorme malestar en el seno de los altos cargos del ejército, se lleva a cabo definitivamente el golpe militar el 24 de Marzo de 1976, que depone definitivamente el gobierno de María de Perón Isabelita (que es detenida) e instaura una dictadura militar.
Entre los organizadores del golpe de estado, se encuentran representantes de las Fuerzas Armadas con Jorge Rafael Videla (Jefe del Estado Mayor del Ejército y Comandante en Jefe del Ejército), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando Ramón Agosti (Aire).
Así, como dijimos, se instaura en el país un proceso de modificación total de las estructuras del estado y pasa a instaurar una dictadura de tipo totalitario y militar, estructurado en torno a cuatro gobiernos diferentes formados por:
Primero de 1976-1980: Gobierno formado por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti.
Segundo de 1980-1981: Gobierno formado por Roberto Viola, Armando Lambruschini, y Omar Graffigna.
Tercero de 1981-1982: Gobierno formado por Leopoldo Galtieri, Basilio Dozo, y Jorge Anaya.
Cuarto de 1982-1983: Gobierno formado por Cristino Nicolaides, Rubén Franco, y Augusto Hughes.
El proceso militar argentino, se produce a la vez, como una inspiración y como una reacción a los factores ideológicos del peronismo. De ellos toman los aspectos que le interesan y surgen como oposición a otros que consideran peligrosos.
Entre los factores positivos del peronismo que destacan, es la orientación, en general conservadora, de este movimiento, religioso, nacionalista y patriótico, y militarista.
Sin embargo, otras de las llamadas “verdades del peronismo” [2] no van a ser tan bien recibidas por los militares, como que; “ la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere”, “los brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social”, “el peronismo es esencialmente popular”, “el justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía, y ésta al servicio del bienestar social”, y en general todo lo que el peronismo tiene de atractivo para la izquierda obrera ( que lo apoyará en la figura de los Montoneros) como la justicia social, apoyo a los trabajadores y beneficios laborales para éstos.
Es contra estos factores (que al igual que hizo Getúlio Vargas en el Brasil tratan de atraerse la izquierda obrera), contra los que reaccionan Videla y los militares, reclamando a la Argentina clasista, tradicionalista y profundamente religiosa.
Sin embargo, para entender mejor de qué tipo de régimen se trataba el gobierno de los militares de 1976, no hay más que analizar brevemente cuales fueron los apoyos fundamentales que tuvo su régimen y quiénes fueron los elementos que lo sustentaron.
Siempre se ha dicho que para entender un régimen es preciso entender a sus partidarios e identificar quienes son.
Antes de detallarlos, a gran escala podemos calificar los apoyos del régimen militar en: ejército, iglesia, empresarios, y medios de comunicación, junto con la población conservadora del país, de una forma miméticamente similar a la dictadura franquista española o la pinochetista chilena.
2) Apoyos a la dictadura militar argentina
Concretamente, el sector empresarial argentino se mostró a principios ya de la década de los 70 como uno de los focos más conservadores de la sociedad argentina.
Como es lógico, los empresarios estaban más interesados en un régimen autoritario corporativo del que sabían, iban a conservar una serie de beneficios sociales (pervivencia de la sociedad de clases) y económicos (pervivencia del sistema económico liberal).
Así pues, es de entender que desde muy pronto, los empresarios buscaran una forma de sociedad más rígida y autoritaria que la democracia constitucional, que le permitiera desarrollar con primacía sus intereses y objetivos socio-económicos en el país.
Ello, se evidenciaría más tarde, en declaraciones de los miembros más importantes y destacados del sector económico del país, los cuales apoyaron y colaboraron en el ascenso del régimen militar argentina en 1976, como éstas:
“El proceso de moralización iniciado en marzo de 1976 se nota en todos los niveles del cuerpo social. Es indudable que cuando las autoridades dan el ejemplo con su actitud de austeridad, ecuanimidad y sobrio uso del poder promueven la emulación y el respeto de todos” [3]
“La intervención de las Fuerzas Armadas el 24 de marzo de 1976 pone fin a un periodo histórico argentino. Se abre así una etapa de promisorias perspectivas ya que, cualquiera que sea su evolución y resultados finales, el solo hecho de que se apunte al ordenamiento social y económico y se restituya el principio de autoridad, constituye un vuelco indiscutiblemente positivo” [4].
Así pues, como veremos, la participación del sector económico en el Proceso es indiscutible y amplia. Numerosos empresarios y organismos colaboraron activamente (bien aportando dinero, colaborando en la economía del país, o denunciando a líderes sindicales) con la dictadura militar.
En resumidas cuentas podemos decir que, principalmente, la colaboración empresarial con la dictadura se canalizó a través de un organismo llamado la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE), organismo fundado en agosto de 1975, apenas unos meses antes del golpe de estado militar de Videla, e integrada por las principales organizaciones económicas empresariales del país.
Las intenciones de APEGE, ya en 1975 y antes, por tanto, del golpe militar eran claras;
“En agosto de 1975, los grandes grupos capitalistas fundaron la Apege (Asociación Permanente de Entidades Gremiales Empresarias), cuya función política fue promover el golpe de Estado.
La Apege estaba integrada por la CEA (Consejo Empresario Argentino), la Sociedad Rural, Carbap, la Cámara de la Construcción, la de Comercio, la de Grandes Tiendas, las cámaras de importadores y exportadores, la de supermercados y las cámaras de bancos. Es decir, el 99,9% de la burguesía nacional y del imperialismo.
Su programa planteaba la supresión directa de todos los obstáculos legales y de otro orden que traban la producción, afectan la productividad y dificultan la comercialización, entre otras las leyes de contrato de trabajo, control de precios y horarios de comercio”.[5]
Entre sus miembros integrantes, estaban; Consejo Empresario Argentino (CEA), Sociedad Rural Argentina, Unión Comercial Argentina, Cámara Argentina de la Construcción, Cámara Argentina del Comercio, Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires, Confederaciones Rurales Argentinas, Cámara de Sociedades Anónimas, Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario, y la Copal.
Esta coordinación, estaba formado por todo este entramado de organizaciones, dentro de los cuales;
“…….había grupos radicales ultra liberales de la Sociedad Rural y el Consejo Empresario en las reuniones del APEGE” [6].
Una vez formado en 1975, defiende posiciones cada vez más autoritarias y conservadoras, hasta el punto de realizar el 16 de febrero de 1976 un paro empresarial contra el gobierno de Isabelita, que será considerado como el antecedente directo del golpe militar.
En esta proclama huelguística, la APEGE muestra abiertamente el mensaje claro a los militares y su cara golpista al declarar que;
“……existe un solo camino para que el empresariado deje sin efecto su plan de medidas de fuerza, y ese camino es la rectificación total de la filosofía política, económica, y social que ha llevado a nuestra Argentina al borde del caos” [7].
Poco a poco, con el establecimiento del golpe militar, la APEGE empieza a perder utilidad con el establecimiento del régimen deseado.
En el seno de APEGE destacaba sin duda alguna el Consejo Empresario Argentino (CEA) el más destacado e influyente de todos ellos, formado en 1967, y organizado como una asociación que se encargaba de agrupar a empresarios del sector económico y fomentar los intereses empresariales.
Se coloca desde un principio en posturas y actitudes abiertamente conservadoras y liberales, y lo integran miembros destacados de los sectores más poderosos y privilegiados del estado, como elemento equivalente a la posterior CEOE española de los años 70.
Es muy significativo, de hecho, que el Presidente del CEA, el empresario y economista José Alfredo Martínez de Hoz, fuera el Ministro de Economía del régimen militar argentino, y que el organismo gozara de gran popularidad durante toda la dictadura.
Cercano a Martínez de Hoz y como representante también de la clase empresarial argentina que apoyó con rotundidad el golpe y el proceso militar, se colocó en esta época el propietario ganadero Jorge Zorreguieta, quien en 1980 no tenía reparo en declarar su apoyo al proceso afirmando;
“Debemos recordar que el presidente Videla ha expresado que la Nación está dispuesta a apoyar al sector agropecuario el cual, en el momento de la prueba, hace cuatro años, fue el primero en ponerse en pie y dar el sí a la convocatoria del Proceso de Reorganización Nacional”. [8]
Sin embargo, no solo CEA, Zorreguieta y Martínez de Hoz representan el monopolio del colaboracionismo empresarial con la dictadura. Destacan, así pues, una gran serie de grupos empresariales y asociaciones económicas que van a colaborar en la ascensión y mantenimiento de la dictadura militar argentina. De ellas, destacan concretamente Acindar, y Astarsa.
–El grupo Astarsa remonta sus orígenes empresariales dedicado a los astilleros y dedicaciones metalúrgicas en la década del año 1920. Ya en la década de los años 70 durante el golpe de estado, la empresa Astarsa contaba con aproximadamente unos 1500 obreros asalariados.
El salario era alto, pero las condiciones laborales, higiénicas y de seguridad eran pésimas y lamentables. Como ejemplo de ello, un testimonio de obreros de la fábrica en la época:
“Las emanaciones toxicas de gas y material de soldadura producían afecciones pulmonares de distinto grado de complejidad en los obreros. Los casos de fertilidad y accidentes laborales graves eran bastante frecuentes en la fábrica. Un calderero trabajaba vistiendo pesadas ropas de cuero para protegerse de las chispas en ambientes de más de 50 grados centígrados de calor dentro de los compartimentos estancos de los barcos, donde se concentraban gases con gran facilidad.” [9]
Ello se ve reflejado en la violenta respuesta de los dirigentes de la fábrica cuando, en 1971, un grupo de jóvenes obreros, empiezan a organizarse, y en 1972 forman ya lo que se dará a conocer como la “lista marrón” que se repetirá en otras muchas empresas del sector en el país, y que se basaba, básicamente, en demandas de mejoras laborales, seguro médico y trato digno en las fábricas.
Las presiones de la citada lista marrón, lleva a que desde 1973 hasta el golpe de estado en 1976, el sindicato alternativo logre innumerables mejoras en las condiciones de trabajo, tales como una comisión de higiene, de seguridad, y relaciones intersindicales con otros grupos de obreros.
Sin embargo, como es de esperar, esta situación de mejora, no estaba en la filosofía de los empresarios, tal y como expresan claramente en 1975 y 1976, lo que lleva a que la empresa tome medidas extralegales, como la desaparición, tortura y asesinato de varios destacados dirigentes sindicales.
Esto se complementa en su vertiente abiertamente corporativa en el propio golpe de estado, cuando el 24 de marzo de 1976, varias divisiones del ejército penetran en la fábrica con divisiones armadas, y extienden su base de actuación también a otras empresas, secuestrando a 60 trabajadores.
-Otra de las empresas que colaboran activa y abiertamente en el desarrollo del golpe de estado militar es la empresa Acindar, de la que fue presidente el mencionado Ministro de Economía del régimen José Alfredo de Hoz. Fue fundada oficialmente en 1942, en la ciudad de Rosario y estuvo dedicada a las actividades de trabajo del acero.
Sin embargo, y al igual que le pasó a la anterior empresa, la victoria del sindicalismo combativo provocó la intervención y el impacto del autoritarismo estatal. El 20 de marzo de 1975, y aún durante el gobierno pre-dictatorial de Isabelita, un fuerte contingente militar ocupa militarmente Villa Constitución, que era la sede central de Acindar, y se despliega un enorme contingente bélico.
Lo verdaderamente increíble de la cuestión fue la magnitud de la actuación donde;
“….una columna de un kilómetro de automóviles y camiones militares del ejército formado por policías, militares, federales, y mercenarios de ideología fascista y terrorista pertenecientes a la Triple A invaden militarmente la ciudad” [10]
Como resultado de ello, se produce una campaña masiva de detenciones y persecuciones de líderes sindicales de la lista marrón, con más de 300 arrestos, situación que se agrava con el golpe militar de 1976, que ahonda en la depuración sindical.
Con el golpe de estado, definitivamente los líderes sindicales más activos y combativos fueron arrestados, torturados y asesinados de forma masiva en centros clandestinos de detención (muchos de ellos, situados en las propias fábricas y lugares de trabajo).
También destaca aquí, como grupo civil armado, organizaciones como la llamada y ya citada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) organización paramilitar de extrema derecha, fundada mucho antes del golpe militar, en la década de 1970, por miembros de extrema derecha y cuyos objetivos militares fueron miembros de izquierda (sindicalista, civiles, políticos, guerrilleros…) para neutralizar la oposición de izquierda.
Como posteriormente se pudo demostrar, fueron creados, armados y organizador por el entonces secretario personal y ministro de Juan Domingo Perón e Isabelita de Perón, José López Rega, político ultra conservador y anticomunista.
Posteriormente, durante todo el gobierno de Isabelita colaboran activamente de forma extraoficial en el proceso de eliminación de miembros de la izquierda del país, sentando las bases y el clima político en el país para una política estatal de eliminación de toda la oposición de izquierda que precedería al golpe militar de 1976.
La evidencia de la implicación estatal en la Triple A fue el hallazgo, el 19 de julio de 1975, de un arsenal de armas en el ministerio de López Rega, lo cual se utilizó para acusar a Isabelita y López Rega de casos de corrupción y terrorismo de estado. [11] [12]
No obstante, el caso más contradictorio, sorprendente e inexplicable a simple vista de apoyo inicial al Proceso, fue el total apoyo que las cúpulas del Partido Comunista Argentino le dan al golpe y al régimen militar de Jorge Videla, al menos en su etapa inicial.
Aunque en declaraciones posteriores en el año 2006 en conmemoración del 30 aniversario del golpe, el partido mostrara una posición totalmente contraria y opuesta al golpe de estado[13], no fue esa precisamente la línea oficial del partido en aquellos años.
Así, los dirigentes del partido, fundado en 1918 por influencia de la revolución rusa, consideraban que la situación económica y social del país era caótica, y veían necesaria la formación de un gobierno de coalición civil-militar integrado por ellos mismos, expresado en las siguientes declaraciones del partido:
“Tiene en cuenta una realidad, que es el peso de las fuerzas armadas. Así como nos oponemos a que estas constituyan un poder paralelo, consideramos necesaria su intervención en un gobierno democrático al lado de los civiles” [14]
Así pues, desde un primer momento el partido consideraba que si bien las líneas oficiales del golpe no eran la forma más deseada para conducir esa intervención militar, si al menos le daban una fuerte dosis de legitimidad y apoyo para intentar reconstruir el país, algo parecido a la actitud que el PSOE y la UGT mostraron durante los primeros momentos del golpe de estado del General Miguel Primo de Rivera en la España de los años 20.
Considera que los puntos del programa económico y social del golpe militar corresponden con las tesis programáticas del partido y, a modo de emulación del varguismo brasileño, otorgan en este precedente un voto de confianza y cooperación para desarrollar con un régimen autoritario un programa de justicia social, independencia económica, seguridad y soberanía.
En el aspecto mencionado de la seguridad nacional, el partido mantiene unas peligrosas coincidencias en este terreno con las posturas más reaccionarias de la extrema derecha argentina, y evidentemente, se refieren al “terrorismo” empleado en ese momento por ERP y Montoneros, como organizaciones de la izquierda Argentina. Así lo expresan:
“Es conocido el punto de vista del partido comunista sobre las actividades de la supuesta ultra izquierda, que siempre repudió. La guerrilla se combate pero, ¿se sobrentiende también investigar y castigar con el máximo rigor a las bandas impunes de criminales fascistas?” [15]
Así pues, con su menaje indirecto de “se sobrentiende” al igual que el mensaje indirecto que dio la APEGE a los militares, son las líneas de actuación político-económicas que los actores del estado le sugieren al gobierno militar.
De esta manera, el PCA parece dotar de legitimidad al golpe militar, aunque aspira (inútilmente) dirigir esa dirección en sus intereses, aspira a crear un régimen militar autoritario que, al igual que la URSS, dirija las políticas sociales del país, y destierre de la política a los sectores reaccionarios, fascistas y “pinochetistas” del gobierno militar. [16]
Sin embargo, el error en el que cayó el PCA es que, mientras ellos creían estas posibilidades, no veían en todo el gobierno militar ( especialmente en Videla) una facción de poder de tipo antimarxista.
Sin duda alguna, el sorprendente apoyo prestado por partidos y gobiernos comunistas ( PCA, URSS, Cuba) al régimen militar de Jorge Videla se debían en caso de los segundos a motivos económicos, y en caso del ya citado PCA, a una interpretación errónea del carácter político-ideológico del régimen militar naciente del golpe de estado de 1976.
Como último mencionar el caso de algunos colaboracionistas extranjeros. Especialmente destacado es el apoyo incondicional, en el contexto aún de la guerra fría contra el comunismo, de los Estados Unidos.
Al igual que había sucedido en otros países, también en esta ocasión, Estados Unidos apoya al régimen militar de Jorge Rafael Videla en su lucha contra el comunismo.
Este apoyo, se demuestra de forma oficial con el apoyo de EE.UU. al país, manteniendo relaciones políticas y comerciales, y extraoficialmente, a través de funcionarios civiles del país, como fue el célebre caso del Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, que lógicamente de forma extraoficial, aconsejó a los líderes militares del país “the quicker you succeed the better” o lo que viene a ser lo mismo “lo que tengan que hacer, háganlo rápido”. [17]
Durante todo el Proceso, el apoyo de EE.UU. a los militares argentinos fue claro y nítido, no levantando la voz de protesta por los abusos a los derechos humanos cometidos en todo momento, al igual que una parte importante de países del conocido como bloque occidental.
3) Conclusión
Como hemos visto, los apoyos al gobierno militar liderado por Jorge Videla fueron varios.
-Entre sus líneas ideológicas encontramos ciertas conexiones con el peronismo de derechas, así como en general con la línea ideológica tradicionalista, conservadora y anti-comunista de la guerra fría.
-Entre sus apoyos político-económicos, como gran parte de todas las dictaduras de este tipo en América, se encuentran los sectores económicos empresariales, la iglesia, el ejército y los partidos políticos conservadores, siendo todos ellos factores claves que han apoyado el ascenso militar del gobierno de Videla y sus sucesores.
Fuentes
[1] General Roberto Viola, La Opinión, Buenos Aires, 20 de abril de 1977.
[2] Perón, Juan Domingo: “Las veinte verdades del peronismo”, 17 de octubre de 1950.
[3] Declaraciones del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Celedonio Pereda el 31 de julio de 1977 en “Olor a Bosta”, Hugo Presman.
[4] Declaraciones del presidente de ADEBA, Narciso Ocampo en 1976, en “Golpe de estado S.A.”, Alfredo Mason, Universidad del Salvador.
[5] Oviedo, Luis. “Cómo la burguesía nacional organizó el golpe del 76”. En “Prensa Obrera” 933, 16 de febrero de 2006.
[6] Declaraciones de Osvaldo Cornide en “Los gauchos de Martínez de la Hoz”, Clarín, 18 de marzo de 2001.
[7] Oviedo, Luis. “Cómo la burguesía nacional organizó el golpe del 76”. En “Prensa Obrera” 933, 16 de febrero de 2006.
[8] “Los gauchos de Martínez de la Hoz”, Clarín, 18 de marzo de 2001.
[9] Basualdo, Victoria: “Complicidad patronal-militar en la ultima dictadura Argentina”, Universidad de Columbia, 2006.
[10] Basualdo, Victoria: “Complicidad patronal-militar en la ultima dictadura Argentina”, Universidad de Columbia, 2006.
[11] Hauser, Irina: “Los que se adelantaron al terror”, Revista Página 12, 24 de diciembre de 2006.
[12] Mendelevich, Pablo: “El debut del terror: la Triple A”, Diario La Nación, 24 de noviembre de 2003.
[13] Declaración del partido comunista argentino sobre el 30 aniversario del golpe de estado de 1976, Partido Comunista de la Argentina, http://www.pca.org.ar/.
[14] Campione, Daniel. “El Partido Comunista de Argentina y el golpe de 1976”. Revista Herramienta.
[15] Campione, Daniel. “El Partido Comunista de Argentina y el golpe de 1976”. Revista Herramienta.
[16] Campione, Daniel. “El Partido Comunista de Argentina y el golpe de 1976”. Revista Herramienta
[17] The National Security Archive: “The dirty war in Argentina”. Washington, 4 de diciembre de 2003.