X-Men: Mujeres en peligro, de Chris Claremont y Milo Manara

Portada X-men: Mujeres en peligroCuando estaba en secundaria me encantaban las vacaciones de verano. Era un verdadero placer simplemente levantarme tarde y leer cómics por horas, sin ninguna preocupación. En ese entonces, la mayoría de cómics que leía eran publicaciones europeas. Estaba familiarizado con la obra de artistas legendarios como Milo Manara, Esteban Maroto, Horacio Altuna, Moebius, Eleuteri Serpieri, José Ortiz, Sergio Toppi, Vicente Segrelles, Tanino Liberatore, etc. Todos ellos eran verdaderamente magníficos e increíblemente talentosos; de hecho, sus páginas eran tan hermosas y atractivas que ningún lector podría resistirse a ser seducido.

Tal vez uno de los artistas más famosos de esta lista es el italiano Milo Manara, un hombre que se volvió famoso por sus mujeres voluptuosas, sus pinturas lascivas y por la energía sexual desatada que parecía permear cada uno de sus dibujos. Como ilustrador, sólo unos pocos pueden rivalizar con él, como maestro del arte erótico, son incluso menos los que pueden compararse a él.

Así que quedé encantado cuando escuché que Manara proporcionaría lápices y tintas a los X-Men, o más bien a las X-Women. Sabía que tenía que comprarlo y así lo hice. El veterano escritor Chris Claremont ensambla una divertida historia, con giros argumentales ligeramente tontos pero que tienen la ingenuidad necesaria para ser entretenidos. El Claremont de 2009 no podría estar más alejado del Claremont de fines de los 70s y principios de los 80s, pero quizás hay algo refrescante en este enfoque sin pretensiones, en esta ausencia de grandilocuencia, en esta metodología de lo ameno que busca únicamente provocar una sonrisa cómplice en los lectores.

“X-Women” empieza con Rogue, Storm, Kitty Pride, Psylocke y Rachel Summers, quienes van a Grecia para una muy merecida semana de descanso y relajo. Es todo un disfrute ver a estas mujeres, tal vez las más bellas y poderosas del Universo Marvel, emborrachándose y yendo a fiestas sin parar.

Me parece que Claremont estaba lo suficientemente cómodo con Manara como para dejarle el asiento del conductor y acompañarlo durante el resto del viaje como un cortés copiloto. Y posiblemente por eso es que vemos algunas secuencias que serían impensables en un cómic habitual de X-Men. Hablo de la constante presencia de tonos lésbicos y elementos homoeróticos. Tenemos parejas gay en cama, en un crucero mediterráneo de lujo; o parejas abiertamente lesbianas que se acarician entre sí amorosamente en las fiestas cosmopolitas a las que asisten las jóvenes mutantes.

Creo que es evidente que la estrella aquí es Manara, así que me gustaría compartir con vosotros algunas de mis opiniones. La portada es un maravilloso ejemplo de atractivo visual, y además de las poses sexy de las Mujeres X, también hay un elemento de terror (el cráneo), algo que perturba este escenario paradisíaco.

Desde luego, al igual que muchos de sus predecesores, Manara aprovecha todas las oportunidades para rediseñar el uniforme de las heroínas. Rachel Summers y Kitty Pride exudan sensualidad en sus nuevos trajes; en la escena de la cascada, tenemos una deliciosa danza que muestra los mejores atributos de Kitty Pride, Rogue y Storm. Manara también es asombroso en los momentos más desenfadados, la incursión de Kitty a través del crucero es inmejorable. Sin embargo, una de mis composiciones favoritas es la página doble en la que las Mujeres X son capturadas y llevadas a un “cementerio de aviones”. La página final es una ilustración extraordinaria que mezcla sensibilidades de pin-up con un inimitable joie de vivre. Rogue, Storm, Kitty Pride, Psylocke, Rachel Summers y Emma Frost se ven más candentes que nunca.

> Otra crítica de X-Men: Mujeres en peligro, por Angelus

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