Wolfskin, de Warren Ellis y Juan José Ryp
En tiempos inmemoriales, un guerrero del norte envuelto en pieles de lobo marcha hacia el sur, hacia lo que algún día será Europa. Allí encuentra una aldea partida por la mitad por unos viajeros del este. Pronto, él también se encontrará partido, entre su obligación hacia las vidas que ha arruinado con su sola presencia y a las drogas de locura que son su sacramento.
Como bien indica la introducción, lo que nos encontramos en este cómic es la historia de un guerrero perteneciente a la tribu de los Wolfskin al que sus vagabundeos le llevan hasta una perdida aldea en la que dos facciones se enfrentan entre sí por el control de la misma. Pronto cada líder de las dos facciones trata de llevarse a su causa al guerrero, conocedores de la fama que tienen esos Wolfskin como estupendos guerreros, tanto con la espada como a la hora de planear ataques. Éste por su parte se deja querer por ambos bandos sin decantarse muy bien por ninguno, primero quiere conocer el porqué de esa disputa y quien se merece que luche a su lado, está cansado de matar, aunque si hay que ponerse a ello lo hace como nadie, como bien pueden comprobar algunos hombres de ambas facciones que se enfrentan a él…
El hecho de que no parezca definirse claramente por ningún bando hace que prefieran acabar con él, así pues, el guerrero es víctima de una emboscada en la que sale con vida por los pelos, cosa que sus enemigos no pueden decir. Herido y envenenado (pues una flecha que le clavaron estaba envenenada) intenta sobrevivir a la perdida de sangre y a las fiebres pero ve que es inútil, la única forma de sobrevivir es comer unas setas que sacan de él su parte más animal, convirtiéndolo en un ser que solo piensa en matar y al que se la suda si hay inocentes o no. Pese a no querer hacerlo, debe tomarlas para sobrevivir, mientras su cuerpo va asimilando esas setas, su consciencia viaja a encontrarse cara a cara con su dios, un dios vengativo y cruel al que solo le interesa las ofrendas, concretamente montones de cadáveres. En el momento en que las 2 facciones luchan entre sí por el control de la aldea hace su aparición una máquina de matar con el aspecto del guerrero al que conocía, pero que descuartiza enemigos e inocentes por igual. Si querían acabar con sus problemas, ahora van a conseguirlo, con sus problemas y con todos ellos.
También hay una historia corta en la que el guerrero Wolfskin descubre y deshace una especie de negocio de venta de niños en una ciudad costera…
Todo lo que he leído hasta ahora de Ellis me ha parecido cojonudo, por desgracia, este cómic baja bastante el nivel con respecto a los anteriores. Eso no quiere decir que sea una mierda, porque no lo es, pero si que baja bastante el nivel. Ellis se curra aquí una historia que parece una especie de “remake” en plan bárbaro y megaviolento de Por un puñado de dólares: dos facciones quieren contratar a un asesino y al final éste les acaba dando por el culo a todos. Se puede resumir perfectamente así. Por suerte la historia está dibujada por Juan José Ryp, dibujante por el que tengo una debilidad absoluta y que se desfasa en los momentos violentos (que son mayoría) del cómic, no se la cantidad de dedos, ojos y otro miembros amputados además de los litros de sangre que habrá debujado el bueno de Ryp. Como siempre, él solo es capaz de elevar mucho la nota de un cómic.
Una historia simplemente entretenida, eso si, muy bien dibujada y con un personaje que mola y que es mucho más que el enésimo clon cutre de Conan…
Lo peor: la historia principal es sosilla y la de complemento más aún!