Ultimates: Sexo, mentiras y DVDs, de Jeph Loeb y Joe Madureira
En todo aficionado a los mutantes hay un rinconcito en su corazón reservado al dibujante Joe Madureira y a su estancia en La Patrulla-X de los años noventa. Su estilo rompedor, llamado en aquel tiempo amerimanga, cautivó a los aficionados pese a lo peregrino de los guiones y de los continuos crossovers que asolaban la colección. Aun así no son pocas las sagas a recordar gracias al bueno de Madu, en especial La Era de Apocalipsis, el rescate del alma de Mariposa Mental o el juicio de Gambito. El problema es que a finales de los noventa, el dibujante neoyorkino prestó oídos a los cantos de sirena de Image Comics, y siguió los pasos que tantos autores punteros antes que él, la mayoría dibujantes, en busca de sus propias colecciones. Y como a la mayoría de ellos le pudo la inconstancia, ya que creó Battle Chasers, espectacular mezcla de acción y aventura con tintes medievales donde todo su arte podía brillar con total libertad, ya que él mismo se encargaba de los guiones. En cuatro años de trabajo apenas salieron nueve números y tras la desastrosa experiencia se dedicó al mundo de los videojuegos, donde sus diseños brillaron con igual intensidad que sus superhéroes.
Su nuevo contrato con Marvel a finales de 2008 fue toda una sorpresa. Incapaz de permanecer en una serie regular, pero habiendo mantenido la espectacularidad de su dibujo, la línea Ultimate parecía la adecuada para el retorno de Madureira. Su regreso coincidió en el tiempo con la marcha del principal artífice del éxito de la versión moderna de Los Vengadores, que luego resultó imprescindible para la adaptación a la gran pantalla de manos de Josh Whedon: Mark Millar, que abandonaba la línea con ganas de seguir contando historias en el universo tradicional Marvel. Necesitado de un guionista, la editorial confió en Jeph Loeb, una especie de comodín para todo ya que allá donde va el éxito de ventas le sigue con suma facilidad, pese a lo limitado de sus guiones. Hace muchos años que este guionista trabaja en exclusiva para Marvel, pese a los enormes éxitos cosechados en la competencia –Batman: Silencio sigue siendo de los cómics más vendidos del Murciélago-. Sus características son claras: trabajar con dibujantes espectaculares de gran nivel, de modo que sus historias queden pensadas en mayor parte para el lucimiento personal de su compañero; echar mano de continuos golpes de efecto, la inmensa mayoría de ellos sin menor explicación y pensar una trama simple y fácil de seguir que de unidad al conjunto, como un asesinato que ocurre en el primer número y la posterior búsqueda del culpable. Si a eso le añadimos la libertad mal entendida por lo que la colección debía ser más adulta y polémica, el resultado final del tercer volumen de los Ultimates es poco más que inexplicable.
Homenajeando a la mítica película de Steven Soderbergh, Loeb plantea un ataque indiscriminado contra los Ultimates, que bajo el liderazgo de la Avispa forman filas Thor, la Valquiria, el Capitán América, Ojo de Halcón, Pantera Negra, Iron Man, Mercurio y la Bruja Escarlata, además de Hank Pym que continúa dando vueltas por la mansión. Entre vídeos pornográficos de algún protagonista, amores incestuosos, misteriosas desapariciones, consumo alocado de drogas o alcohol y pulsiones suicidas, Loeb lanza a sus personajes a una continua lucha contra villanos como Veneno o la Hermandad de Mutantes Diabólicos, con Magneto a la cabeza, sin descontar otros personajes famosos que pasaban por ahí, como Spiderman o Lobezno en otro de los recursos que le encantan a Loeb –otro sería la manía de en la última página de la aventura revelar el verdadero villano tras las sombras que lo ha planeado todo-.
El que brilla con luz propia es un Madureira por el que efectivamente ha pasado el tiempo, pero que no ha perdido un ápice de su buen hacer en la página. Sus figuras han abandonado esa esbeltez que las caracterizaba y se han ensanchado y fortalecido, donde se puede apreciar mejor el paso del manga al videojuego. Ahora se entinta a sí mismo y su narrativa sigue siendo acertada, con imágenes espectaculares y mucho más detalle del que podíamos pensar en un primer momento. Sus diseños para los personajes nuevos, en especial para los villanos, no están nada mal. Además se curra él solito los cinco números de los que consta la miniserie, ayudado en el color por Christian Lichtner, aunque para mi gusto hubiese dejado de lado el tono oscuro y tétrico por una más luminoso, aunque supongo que no es lo que pedía en ese momento la historia. Sigue tan exagerado como siempre y no ha perdido el gusto por las ilustraciones a toda página.
En su conjunto, la tercera saga de los Ultimates es solitario gana enteros gracias al dibujo de Madureira y a la evolución de su estilo. Loeb, una vez más, hace lo que mejor sabe hacer y plantea una historia al servicio de su dibujante, donde habría que destacar la vuelta de tuerca que supone a una de las sagas más míticas de Los Vengadores –la creación de la Visión- y alguna subtrama como la de Pantera Negra. Es un tebeo entretenido y un cambio bastante drástico con lo que venía desarrollando Mark Millar con antelación –Millar volvería poco tiempo después con una historia del Capitán América dibujada por Carlos Pacheco-.