Todd, the Ugliest Kid on Earth, de Ken Kristensen y M.K. Perker

Portada Todd, the Ugliest Kid on Earth“Podría ser mucho más que sólo un asesinato– quiero decir violación, sodomía, porno infantil, mutilación genital…” Pero no se asusten, podría ser pero eso no significa que lo sea. Bienvenidos al mundo de “Todd, el chiquillo más feo de la Tierra”, una miniserie que algunos encontrarán perturbadora y otros, por lo menos, políticamente incorrecta. Y eso es lo que la hace única.

Es bastante refrescante ver a un equipo creativo lidiando con temas que muchos considerarían controversiales. No creo que sea gratuito encontrar el nombre del cineasta Todd Solondz en la sección de agradecimientos. Y claramente, los autores han encontrado inspiración en Solondz, porque como director él siempre ha ido más allá de los límites de lo que era aceptable en las películas de Estados Unidos. Los retorcidos personajes de Solondz en “Happiness“, por ejemplo, comparten una cierta similitud con los protagonistas de “Todd, el chiquillo más feo de la Tierra”.

Sin embargo, Kristensen y Perker incluyen la sátira. Y por montones. Con tanto humor negro, parodia y una saludable dosis de sarcasmo he podido reír muchas veces. Y creo que así es más fácil que el lector se identifique con este grupo de grotescos personajes. El padre de Todd es un homofóbico y un alcohólico, pero es tan exagerado que no puedes dejar de reírte de él, no con él, sino de él. La madre de Todd es una mujer promiscua. Ambos padres son perdedores completos, pero ni siquiera se dan cuenta.

¿Y qué hay de Todd? El protagonista es el típico niño sin amigos excepto por una cosa: es feo, es muy feo. Es tan feo que ni siquiera un asesino en serie especializado en matar niños lo acepta como víctima. Le da un vistazo y le dice lo siento pero “sólo mato a niños bonitos”. Vaya un homicida sensible.

Luego de ser falsamente acusado, Todd termina en la cárcel. Sus posibilidades de sobrevivir son escasas, y cuando está en la ducha con los otros prisioneros, el clásico momento de “se cayó el jabón” ocurre. Sin embargo, sólo la inocencia de Todd lo salva de ser abusado al agacharse para recoger el jabón. Rápidamente, uno de los presos decide proteger la vida de Todd. Curiosamente, este personaje en particular ha sido basado en alguien que estuvo en la cárcel y se las arregló para redimirse, este hombre era amigo de Danny Trejo, como confirma el actor en un texto muy interesante.

Eventualmente, luego de una serie de peripecias absurdas y desenfadadas, Todd es liberado, su padre regresa a casa, su madre deja de tener sexo con otros hombres sin cobrar… y básicamente el status quo es preservado. Creo que esta miniserie empezó con una propuesta muy agresiva, y de algún modo todo se suavizó. No obstante, se convertirá en una serie regular y no estoy seguro de que eso sea una buena idea, pero supongo que esa es la razón para mantener las líneas argumentales intactas en lugar de arriesgarse a ir más allá. No creo que vaya a comprar la serie regular, pero no desalentaría a los lectores que quieran probar lo que empezó como una muy riesgosa miniserie de cuatro números (aunque quedan advertidos, este no es un cómic típico y algunos podrían considerarlo ofensivo).

Perker ha cambiado su habitual estilo artístico, y en vez de un tono más serio como el que encontramos en la serie de Vertigo “Air”, aquí ella toma rasgos de personalidad exagerados y los transforma en un estilo suelto, caricaturesco que ciertamente encaja con este inusual relato.