The Secret Service # 1, de Mark Millar y Dave Gibbons
Gary tiene 17 años. Odia vivir con su madre pobretona y su brutal pareja. La pobreza nunca es fácil, y cuando no tienes dinero, ni metas, ni ambiciones, la vida es más un castigo que otra cosa. Jack es el tío de Gary, y es un hombre que reconoce la naturaleza despreciable de la madre de Gary y su compañero -un hombre que obliga al hermanito de Gary a ‘rolear’ tronchos de marihuana.
Para Jack resulta claro que el círculo interminable de miseria es responsabilidad de la madre, pero al mismo tiempo siente la tentación de darle una mano a su sobrino. Después de todo, como cualquier otro adolescente rebelde y taciturno, el chico ya ha empezado a desafiar la ley. Al principio, Gary parece ver el mundo en blanco y negro, una característica clasificada como la posición parte-objeto o todo-objeto en la teoría psicoanalítica.
Para Gary, una persona es buena o mala: no hay punto medio. Cuando su madre, o más bien su pecho nutricio, le proporciona alimento (o en este caso dinero para ir a ver una película en 3D), ella es buena. No obstante, cuando no es alimentado simbólicamente por el pecho de la mujer ella es categóricamente mala. No hay términos medios; no hay ambivalencia. Ser ambivalente es ver a los otros como seres complejos. En su mente, lo mismo se aplica para su tío Jack, él será bueno siempre y cuando lo libere de la cárcel tras haber robado un auto con sus amigos (y es que, sinceramente, si tu mamá no te da plata para ir al cine, ¿qué otra cosa harías en tu tiempo libre?). Mi argumento es que Gary está en una situación riesgosa. En primer lugar, es un jovencito de escasos recursos acostumbrado a un cierto nivel de violencia urbana y desorden; además, también es un chiquillo impresionable. Duro por fuera, pero inseguro por dentro. Se preocupa claramente por su hermano, pero detesta su realidad y a su imprudente madre que acepta a los peores hombres como pareja.
Así que sería justo asumir que hay una notable correlación entre la adolescencia y la delincuencia. Las tendencias parte-objeto de Gary lo fuerzan a dividir el mundo en dos mitades, olvidando la posibilidad de la ambivalencia. Para algunos teóricos, el origen de la delincuencia incluiría varios factores: impotencia-omnipotencia (Gary se siente absolutamente impotente en su hogar, pero es omnipotente al conducir un carro robado, alentado por sus amigos adolescentes), pensamiento mágico (el síndrome de “pide un deseo”), un restringido rango de afecto (envidia hacia el tío adinerado y exitoso y rabia hacia el hombre que usurpa el lugar del padre), hostilidad, crueldad y destrucción (podemos encontrar todo esto en la conducta de Gary). Así que Gary tiene las condiciones necesarias para cometer crímenes de poca monta por el resto de su vida aunque termine siendo arrestado. A menos, claro, que Jack lo convenza para que se convierta en un espía de la corona británica.
Dave Gibbons comparte con nosotros la desolación de una pequeña casa repleta de gente, la inseguridad en los movimientos de Gary, la angustia de la madre, la sofisticación del tío. Dave también crea una secuencia inicial de acción extrema (allí vemos la muerte del actor Mark Hammill, famoso por su rol como Luke Skywalker en las películas originales de “La guerra de las galaxias”). En vez de la sofisticación gráfica que podríamos encontrar en Watchmen, Dave opta por poner los pies sobre la tierra en estas páginas, algo que encaja muy bien con la realidad urbana del relato.