Swamp Thing. La cosa del pantano de Alan Moore (5)
Todos hemos conocido los horrores de la civilización, la repugnante naturaleza de la cultura humana: prejuicio, injusticia, discriminación. Todos estos elementos son tan parte de nuestro ADN como nuestra capacidad para el lenguaje. Así lo reconoce Alan Moore y en “Hogar libre” (publicado en Swamp Thing # 51, agosto de 1986), nos recuerda que después de la guerra en el infierno, después de la batalla sobrenatural definitiva, la paz no está garantizada. Por el contrario, luego de decirle adiós a sus aliados (Deadman, Phantom Stranger y John Constantine), Swamp Thing descubrirá lo que ha sucedido en su ausencia.
Durante meses, Abigail había estado visitando los pantanos, sin darse cuenta que había sido seguida por un fotógrafo amateur que obtiene algunas instantáneas comprometedoras. Él lleva estas fotos a los periódicos locales, y estas imágenes que muestran intimidad entre la mujer de pelo blanco y la criatura del pantano enfurecen al público. Rápidamente, Abby es acusada de tener conocimiento carnal con un monstruo, y es llevada a juicio bajo cargos de bestialismo y crímenes contra la naturaleza.
Humillada y acosada por todos los hombres y mujeres de Houma, Abby decide escapar. Huir a la gran ciudad. Pero comete un error: ella va a Gotham City. Intentando encontrar algo de calma, cae en este desagüe urbano, lleno de putrefacción humana. El crimen impera, la decadencia moral y física la rodean, y cuando es capturada por la policía -la confunden con una prostituta- la orden de extradición es anunciada.
La Cosa del pantano fue capaz de controlar su ira en el pasado. La paz es la táctica de la madera. Él había aprendido esto con el Parlamento de los Árboles. Pero esta vez, no puede contener la furia. “Y afuera, en el pantano, el monstruo iracundo ataca… y ruje el nombre de su amante… y promete la guerra”.
Una guerra contra la civilización y una confrontación contra las autoridades de Gotham son las “Consecuencias naturales” (Swamp Thing # 52) del injusto apresamiento de Abby. En Arkham Asylum, La Cosa del pantano conoce a los principales enemigos de Batman pero sólo uno llama su atención. Jason Woodrue –el hombre florónico– ha estado encarcelado junto con los criminales dementes, perdiendo lo poco que le quedaba de sensatez con los aullidos desquiciados del Joker, Two Face y los demás. Finalmente, La Cosa del pantano perdona las trasgresiones en contra de la naturaleza de Woodrue y le dice que nadie más en Gotham merece su perdón.
Y la Cosa del pantano le da un ultimátum a la ciudad. Recuperará a Abby o la metrópolis gótica sucumbirá ante la naturaleza. “Por todas partes, a través de repentinas grietas y fisuras, las veredas empiezan a sangrar esmeralda […] El Edén llega a la ciudad”. El concreto y el acero no pueden resistir el imparable poder de la vida. Las plantas, los árboles y las flores invaden el monótono paisaje de Gotham. Las estructuras artificiales son reemplazadas por vibrantes diseños botánicos.
Pero la Cosa del pantano se ha alejado demasiado de las ciénagas de Luisiana. Gotham no es su territorio. Gotham es la ciudad de Batman. Y la inevitable confrontación entre el Caballero de la Noche y la criatura de los pantanos será sólo un preámbulo para la siniestra intervención de Lex Luthor.
Aunque Stephen Bissette renunció como el artista principal de la serie, todavía seguía dibujando las portadas. Ahora se ven ligeramente más ásperas que antes, sobre todo porque Totleben ya no las entinta. El equipo artístico también ha sufrido una importante modificación. El dibujante ahora es Rick Veitch y Alfredo Alcalá es el entintador. Juntos, aportan una muy necesaria sensación de peso emocional y angustia terrenal al conflicto de Abby.
Swamp Thing # 53
El delicado velo de la civilización no puede resistir la tentación de la naturaleza. Apenas brotan los jardines, y los árboles irrumpen entre las fisuras estructurales del paisaje urbano, el edén se precipita sobre la tierra del hombre, y la cultura humana se rinde ante un llamado salvaje y primordial. La hora del hombre está por terminar, la hora de lo Verde acaba de empezar.
La venganza de la Cosa del pantano es rápida, y Gotham City –ahora transformada en una jungla– parece incapaz de reaccionar. “El jardín de las delicias terrenales” (publicado en Swamp Thing # 53, octubre de 1986) marca la confrontación entre la Cosa del pantano y Batman, entre el caos y el orden, entre la prevalencia de la justicia y la obediencia de la ley, entre el mundo natural y la creación artificial. Alan Moore describe este conflicto fundamental en una rítmica narrativa de vuelo poético.
Simultáneamente, el escritor británico reúne docenas de figuras claves bajo el mismo cielo. Batman y su tecnología no son una amenaza frente a los poderes elementales de su rival. Pero la mente criminal de Lex Luthor sí representa un peligro singular. De hecho, el némesis de Superman cobra 1 millón de dólares por una consultoría de 10 minutos sobre ‘criaturas indestructibles’. Después de años de experiencia intentando aniquilar al Hombre de Acero, Luthor considera que el fenómeno de los pantanos puede ser fácilmente destruido. Lo único que necesita es encontrar la manera de impedir que el monstruo reubique su conciencia de un lugar a otro. 10 minutos y 1 millón de dólares después, ya lo tiene todo resuelto.
Ahora que Gotham es un gigantesco jardín, cientos de peregrinos desean visitar este paraíso. Entre ellos encontramos a Chester, el hippy bien intencionado que descubrió las propiedades alucinógenas de los frutos de la Cosa del pantano, y también Wallace Monroe, un hombre devastado –de luto por la muerte de su esposa– quien tuvo un catastrófico encuentro con Cara-Nuclear, en los pantanos de Luisiana.
“Pensabais… que no podría… empeorar. Imaginabais… que las cosas… habían llegado al límite. No os… engañéis… No hay límites”. Aunque el Señor de la Noche es un oponente formidable, es vencido por la Cosa del pantano. Tal vez su derrota puede ser una manifestación de las dudas del cruzado enmascarado. Después de todo, ¿qué ley infringió Abby? ¿Por qué la policía de Luisiana la persigue? ¿Y por qué Gotham no puede dejar que esta mujer regrese a los brazos de la criatura que ama?
Batman finalmente intercede en la disputa con su mente lúcida y analítica. Si el crimen de Abby fue estar en contacto con un ser inhumano, entonces ¿no es la Liga de la Justicia culpable de los mismos cargos? ¿Y qué hay de los ciudadanos de Metrópolis? A pesar de todo su poder y nobleza, Superman sigue siendo un extraterrestre. Finalmente, las autoridades de Gotham entienden que en esta instancia deben reinterpretar la ley y concederle a Abby su libertad.
“Entre el fiero goce de la victoria… algo oscuro revolotea en mi mente”. Y la Cosa del pantano tiene razón, porque antes de poder abrazar a Abby, el arma creada por Lex Luthor lo aniquila. En un estallido de llamas, las esperanzas de Abby se consumen.
John Totleben dibuja y entinta todo el número, un gigantesco especial de 38 páginas. Y su arte es tan magnífico que tenía que dedicarle un post completo. Stephen Bissette explica en el prólogo la importancia de la contribución de Totleben: “Las exquisitas tintas de John y su trabajo con los pinceles no sólo otorga al título la promesa de Bosch de visiones delirantes, sino que también fusiona las sensibilidades artísticas de Virgil Finlay (uno de los héroes artistas de John) con la fiebre por los monstruos gigantes de Jack Kirby y Steve Ditko”. De hecho, las evocadoras imágenes de Totleben preservan la belleza de la naturaleza y al mismo tiempo exacerban los aspectos terroríficos de la criatura del pantano. Y la confrontación con el Caballero Oscuro le brinda a Totleben “la oportunidad de delinear uno de sus personajes favoritos de los cómics – su Batman es tanto una criatura de la noche como aquel dibujado por Bernie Wrightson […] El vigoroso ser de sombra de John captura un aspecto esencial de Batman”. Ciertamente, la versión de Totleben del cruzado enmascarado es superior a las pobres y convencionales representaciones que eran tan abundantes en los 80s. “‘El jardín de las delicias terrenales’ representa al Swamp Thing definitivo de Totleben […] oliendo a tierra, ondulando sabia, ramas y musgo, y moviéndose con las gracia de un danzante de los elementos”. Una obra maestra clásica.
Swamp Thing # 54, 55, 56
He escrito algunas historias e incluso unas pocas han sido publicadas, y a menudo me pregunto si serán leídas en el futuro… o al menos recordadas. Como escritores, enfrentamos un reto que desafía las normas de la narrativa o las distinciones de la puntuación. Hablo, desde luego, de la relevancia de nuestro trabajo, no sólo para los lectores de hoy sino también para aquellos que encuentren nuestra obra dentro de 10 o 100 años. Alan Moore es un escritor que puede ser considerado inmortal, no sólo por su asombrosa imaginación y su innegable talento, sino también porque cuando escribió sus historias parecía haber considerado tanto al lector del presente como al del futuro.
Ya he discutido la importancia de la ecología en “Swamp Thing” o la crítica hacia una sociedad plagada de racismo. 30 años después, finalmente estamos aceptando que lo ecológico es esencial y todavía estamos luchando contra las conductas racistas que, al menos en teoría, deberían haber desaparecido hace mucho. Pero hay algo más en la inolvidable etapa de Alan Moore en “Swamp Thing”: la problemática de la mujer. No hace falta ser feminista para darse cuenta que incluso después de 30 años las mujeres siguen siendo víctimas de abuso, discriminación y tratamientos injustos. Sí, teóricamente, las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos. Pero si leen las estadísticas todavía podrán encontrar miles de casos de violencia doméstica, de hombres haciéndoles daño a mujeres, aquí o en cualquier otra parte del mundo. Es triste pero es verdad.
Tal vez ese es uno de los elementos que nunca fui capaz de relegar cuando leí por primera vez “Las flores del romance” (publicado en Swamp Thing # 54, noviembre de 1986). Moore explora el tema de una mujer constantemente abusada por su marido, al punto que se convierte en una criatura infrahumana, incapaz de cuidarse a sí misma, y con una autoestima tan baja que ya no tiene la valentía de tomar decisiones por sí misma. ¿Y lo más terrorífico? Esto se basó en un caso de la vida real: Alan Moore explica que su tía sufrió un proceso de deshumanización a manos de un hombre viciosamente agresivo y la familia sólo se enteró de esto cuando era demasiado tarde.
“Las flores del romance”, entonces, se enfoca en una desgraciada mujer, Liz Tremayne, y su abusivo y brutal esposo, Dennis Barclay. En caso que algunos se hayan olvidado de la pareja, su origen data de la etapa de Martin Pasko, y aparecieron brevemente en “Cabos sueltos”, el primer número histórico de Alan Moore.
Irónicamente, estos cabos sueltos son finalmente atados cuando Liz encuentra a Abby y le pide ayuda; y Dennis, un maníaco rabioso, decide matar a ambas mujeres. Después de una feroz persecución, Dennis muere. Abby y Liz, entonces, se preparan para viajar a Gotham City, para asistir al funeral de Swamp Thing en “Tierra a Tierra” (Swamp Thing # 55).
“Si vistes de negro, entonces gente extraña te tocará el brazo, amablemente, consoladoramente, y te informarán que el mundo sigue girando. Tienen razón. Así es. Por más que ruegues que se detenga”, así es como Abby empieza esta crónica, afirmando que nos envolvemos “en banalidades cómodas para mantenernos tibios frente al frío”. Sin embargo, después del dolor inicial de la muerte, ella se las arregla para aceptar la pérdida. No es una tarea fácil pero ella es, después de todo, una superviviente.
“Mi cielo azul” es una mirada única a la mente de aquellos que tienen el poder de crear. La Cosa del pantano, incapaz de rebrotar su cuerpo en el sistema solar, ha dejado que su conciencia vague por el cosmos. Ahora, en un extraño planeta azul, se reconstruye a sí mismo y mira con desesperación la soledad de un mundo en el que sólo subsisten formas de vida primitivas.
En su brillante introducción, Stephen Bissette indaga sobre los paralelismos entre la habilidad para crear y el impulso de autosatisfacción: “Es probablemente autobiográfico de muchos modos […] La historia empieza como una celebración etérea y amorosa de un creador (Swamp Thing/Alan) que encuentra solaz y satisfacción temporal en el acto de la creación/re-creación. La oscuridad –la soledad, la naturaleza masturbatoria de semejante creación, la aserción de los reinos de sombras del inconsciente del creador– pronto revela la locura que el creador conoce y teme”. De hecho, “Mi cielo azul” es una importante examinación filosófica sobre una pregunta que más creadores deberían estar dispuestos a formular, ya sea sobre sí mismos o sus trabajos. Y, al mismo tiempo, es una pesadilla, una terrorífica experiencia que casi le cuesta a la Cosa del pantano su cordura.
Esta extraordinaria aventura auto-conclusiva es ilustrada por Rick Veitch: “Las raíces de Rick en el movimiento de comix underground de inicios de 1970 ocasionalmente estallan en visiones realmente barrocas de belleza monstruosa, retratadas con una ferocidad y una claridad a la que muy pocos de sus colegas de 1980 podrían haberse acercado”. Alfredo Alcalá, el entintador, “asienta la fantasía de las imágenes en un sentido táctil y creíble de ‘realidad’” gracias a su “precisión de texturas y su estilo atmosférico”.

Edición original: Saga of the Swamp thing book 5 & 6 USA
Guión: Alan Moore
Dibujo: Rick Veitch, Steve Bissette, Stan Woch
Tinta: Tom Mandrake, John Totleben, Ron Randall
Color: Tatjana Wood
Editorial Planeta (agosto de 2012)
Formato: Libro cartoné, 368 págs. a color
Precio: 32 euros