Starlight, de Mark Millar y Goran Parlov

Portada Starlight 1 y 2Vives en el presente. Eso es innegable. Pero el día de hoy, como bien sabes, no durará para siempre. Entonces ¿qué pasa cuando el futuro te alcanza, cuando has envejecido y estás solo, y lo único que te queda son las memorias de un pasado glorioso? Este concepto ha sido el punto de inicio de muchos relatos, por ejemplo el film de Pixar “The Incredibles”; y, ciertamente, nunca podríamos olvidar la propuesta de Alan Moore sobre un grupo de superhéroes jubilados en “Watchmen”.

Fiel a esta tradición, Mark Millar nos presenta a Duke McQueen, un hombre cincuentón que repentinamente se da cuenta que la realidad se le hace insoportable: su esposa, la mujer que le dio significado a su vida por más de 3 décadas, ha muerto. Y ahora todo lo que queda son los recuerdos, los trofeos polvorientos y la certeza de que la juventud es, de hecho, efímera.

Todo empieza con el funeral. Duke recuerda a su esposa y lo mucho que la quería, y también recuerda sus viajes interestelares, sus audaces aventuras en Tantalus, un planeta a miles de años luz de nuestro sistema solar. Pero el asunto es que nadie más comparte esas memorias. Los maravillosos secretos y la complicidad íntima entre él y su esposa les pertenecía solamente a ellos, y a nadie más. Y el resto del mundo considera que sus aventuras espaciales son o simples delirios o fantasías inofensivas.

Portada Starlight 3 y 4Los hijos de Duke son tan egocéntricos como cualquier persona de verdad. Egoístas hasta la médula, podrían ser vistos como sujetos crueles, pero al mismo tiempo, están tan absorbidos en sí mismos que inevitablemente nos identificamos con ellos. Porque todos somos egoístas hasta cierto punto, y nadie es tan altruista y amable como lo eran Duke y su esposa. Y eso es lo bello del guión de Millar, convertir las características de un héroe pulp de los 30s –como Flash Gordon, Buck Rogers y tantos otros– en la esencia de un hombre normal, que vive una existencia anodina y, no obstante, de algún modo, sobrevive la pérdida de la mujer que amaba.

En este escenario de rutina y tedio, una llegada inesperada sorprende a Duke. Krish Moor, un chaval de no más de 12 años, aterriza una nave espacial en el patio de Duke y le pide ayuda. Después de décadas de paz y prosperidad, Tantalus está una vez más bajo asedio.

Las frases ingeniosas, el humorístico intercambio verbal entre Duke y Krish son absolutamente refrescantes, y también proporcionan más de una oportunidad para contrastar la energía optimista y el vigor juvenil del muchacho con la fatigada aunque todavía ilusionada expresión de Duke; revitalizado por la presencia del chiquillo, Duke decide revivir su impulsivo pasado e intenta ser, nuevamente, el salvador de Tantalus.

Cuando Millar hace referencia a las viejas y tradicionales tiras cómicas de Flash Gordon también encuentra la manera de reanalizar y reelaborar los mitemas allí contenidos. Porque si Flash Gordon es la quintaesencia del conquistador europeo –disfrazado de salvador– en una tierra extraña y salvaje (gobernada, de hecho, por el Emperador Ming, un hombre de rasgos orientales que coincide así con el ‘terror amarillo’ de los 30s y 40s), Duke McQueen es todo lo contrario. Duke es el hombre que ha aprendido la lección, que ha entendido que él no fue a Tantalus sólo para conceder la libertad, simplemente fue allí para tener la más grande aventura de su vida.

Portada Starlight 5 y 6El hecho que Tantalus continúa bajo la opresión de un nuevo tirano, cruel y vengativo como ningún otro, es una expresión del concepto del “buen salvaje” de Rousseau. La gente de Tantalus es esencialmente ingenua, sincera y pacífica, ellos son las victimas ideales del conquistador, quienquiera que sea. Es interesante, entonces, observar cómo Duke decide asumir otra vez el rol del héroe, y lo hace por una razón: por primera vez en años ha dejado de sentirse inútil, deteriorado e insignificante.

El capítulo final de Starlight es un canto optimista y luminoso sobre la esperanza de un mejor mañana. Incluso un viejo como Duke McQueen todavía puede inspirar a la gente. Y aunque podría quedarse en Tantalus y ser tratado como un rey, decide regresar a la Tierra, a sus hijos. Porque incluso si es que ellos son adultos y ya no lo necesitan, él de todos modos quiere estar ahí. Por si acaso. Porque, como padre, todavía se preocupa por ellos y los quiere.

El estilo de Goran Parlov es reminiscente al de maestros europeos como Moebius; sus diseños elegantes, su esteticismo y sus líneas sueltas pero expresivas son una prueba de su talento. Quizá no sea tan refinado como Moebius, pero se las arregla para crear algunas páginas realmente hermosas. Millar y Parlov, trabajando al unísono, hacen de Starlight una de las mejores miniseries del 2014.

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