Sidekick, de J.M. Straczynski y Tom Mandrake
Si han leído cómics de superhéroes, entonces estarán familiarizados con los jóvenes aliados que ayudan al héroe adulto, en inglés el término es “sidekick”; para algunos es una palabra peyorativa, para otros sardónica y siempre -o al menos la mayoría de las veces- controversial. Batman y Robin, Flash y Kid Flash, Green Arrow y Speedy, Aquaman y Aqualad, etc. Cuando los adultos trabajan lado a lado con jovencitos, resulta sospechoso. Y no lo digo metafóricamente. De hecho, hace más de medio siglo el psiquiatra Fredric Wertham escribió “La seducción del inocente”; él consideraba que los cómics estadounidenses era un veneno pestilente capaz de podrir las mentes de los menores de edad a lo largo de la nación.
De hecho, en 1954, Wertham afirmó que Batman no era simplemente un justiciero enmascarado y Robin no era simplemente su protegido. Ellos era el “sueño de deseo de dos homosexuales viviendo juntos […] en residencias suntuosas, sin ser estorbados por esposas o enamoradas, con un mayordomo envejecido como única compañía”. Claramente, por generaciones ha habido una broma recurrente sobre la orientación sexual del dúo dinámico. ¿Por qué un adulto le pediría a un chiquillo que se vista con un traje tan ceñido? ¿Por qué un solterón pasaría tanto tiempo con un muchacho ingenuo? ¿Cómo puede un superhéroe justificar la explotación infantil? (incluso si olvidamos la insinuación sexual, aún quedan las leyes sobre trabajo infantil; y, claramente, hacer que Robin labore como sidekick pasada la medianoche escandalizaría a más de un trabajador social.
Estamos en el 2013 y el peso de Wertham todavía se puede sentir. A causa de él, la industria del cómic se rindió ante la censura, y durante décadas todas las referencias sexuales fueron acalladas o desinfectadas como una sábana sucia, manchada de fluidos corporales. Joe Michael Straczynski asume esa nota de escándalo, de rebeldía en contra de los balbuceos sin sentido de un psiquiatra imbécil. Y lo que hace Straczynski es, precisamente, explorar los temas que ningún escritor de superhéroes convencionales se atrevería a abordar. “Sidekick” es una perturbadora historia de “locura y latrocinio, oscuridad y depravación”.
Todo empieza en los días felices del ayer… Red Cowl –el primer superhéroe de Sol City– salva la ciudad ayudado por leal sidekick, Flyboy. Después, en un desfile organizado en su honor, Red Cowl es asesinado por un francotirador. Flyboy, enfurecido, jura encontrar al culpable de este terrible crimen para entregarlo a la justicia. Pero el tiempo pasa, y su misión no tiene éxito.
Red Cowl –al igual que Batman– tenía un coche lujoso, un laboratorio de criminología, tecnología avanzada y artefactos miniaturizados. Pero después de su muerte, Flyboy descubre que su mentor había estado acumulando grandes deudas durante años. Al final, mansión es todo lo que queda e incluso eso debe ponerse a la venta para liquidar las deudas pendientes. Sin dólares ni recursos, Flyboy intenta mantenerse en el negocio. Pero ser un superhéroe es una ocupación costosa. Y su campaña para recaudar fondos en Dreamstater –una parodia de la conocida página de financiamiento colectivo– es un sonoro fracaso.
La situación de Flyboy sigue empeorando. Al perder su encanto juvenil ya no es capaz de ser el sidekick de otros héroes, constatar este hecho es un duro golpe para él. Nadie lo toma en serio, nadie lo respeta. Y eso es más que evidente. Deprimido, confundido y frustrado, hace lo que jamás hubiese hecho en sus días como aventurero juvenil. Cae hasta el fondo cuando finge apoyar la norma de la ciudad contra la prostitución y el vicio cuando, en realidad, la utiliza como un pretexto para recibir sexo oral gratis a manos de una prostituta gorda y deteriorada.
Y luego un día el descorazonado sidekick contesta la llamada de Joan Darling, la enamorada de Red Cowl. Gracias a sus poderes empáticos, ella está convencida de que el popular superhéroe sigue vivo. La esperanza es lo último que se pierde, Flyboy corre para encontrar al profesor Tannenbaum, la mente más brillante de Norteamérica. Sin embargo, el profesor destruye sus esperanzas y se mofa de él: “Es comprensible teniendo en cuenta lo íntimos que eran ustedes dos. Y lo eran, ¿no es así? Muy íntimos, quiero decir […] Un jovencito, impresionable, ingenuo, educado por un héroe carismático… es totalmente natural”.
Tal vez alguno de ustedes se esté preguntando por qué Flyboy es acusado de ser el amante gay del héroe o una víctima de abuso sexual. Los paralelos entre los personajes de Straczynski y Batman y Robin son evidentes. Esto es intencional, desde luego, y obliga a los lectores a hacer comparaciones con el dúo dinámico, el blanco favorito de Wertham: “El tipo de historia de Batman podría estimular a los niños hacia fantasías homosexual”, escribió Wertham, “Sólo un ignorante de los fundamentos de la psiquiatría y la psicopatología del sexo pueden fallar en detectar la sutil atmósfera de homoerotismo que permea estas aventuras”.
Y hablando de atmósferas, esta nueva serie no sería la misma sin el veterano artista Tom Mandrake, un maestro de las tintas densas y las sombras profundas que retrata a estos héroes y antihéroes bajo la mejor luz posible. Desde el alegre y colorido pasado hasta el miserable y oscuro presente, la habilidad artística de Mandrake seguramente deslumbrará a todos los lectores.
Oh, y olvidé mencionar que tuve la suerte de ver mi carta publicada en el tercer número. Y JM Straczynski la contestó. Aquí está, en toda su gloria y sin censurar. ¡Disfrútenla!
Hola Joe:
¿Así que no te gustan los sidekicks? Vale. Supongo que son algo así como un gusto adquirido. Aunque debo confesar que la razón por la que amo a los sidekicks es la posibilidad del escándalo. Para mí, cada sidekick es un chisme jugoso, susurrado a lo largo de la ciudad –cualquier ciudad, incluso Sol City– y las preguntas sin fin: ¿qué es lo que un adulto quiere con un niño? ¿Por qué un aventurero maduro pasaría tanto tiempo con un chiquillo en mallas? ¿Cuál es el sucio secreto compartido por un solterón y un adolescente ingenuo? Estas preguntas sin duda enfurecían al viejo Frederic Wertham, quien simplemente odiaba a la relación entre Batman y Robin. Pero mientras este paladín de la censura se sentía amenazado, yo me siento extasiado. ¿Qué puedo decir? El subtexto homoerótico siempre me llama la atención. Pero esa no es la razón por la que compré “Sidekick”. Medio siglo después de “La seducción del inocente” de Wertham, los lectores estadounidenses aparentemente tienen tanto miedo del sexo en un cómic como antes. El sexo sigue siendo un gran NO en los cómics de superhéroes de difusión masiva (e incluso un No aún mayor si es que incluye a los sidekicks…). Pero sabía que esta nueva serie exploraría asuntos prohibidos con inteligencia y sutileza. Debo decir que después de leer el primer número, no estoy decepcionado (de hecho, estoy alegre por haber comprado anticipadamente Sidekick hasta el # 4). Y Joe, debo decir felicitaciones por enfrentar valientemente aquello que tanto asusta a los fans tradicionales: ¡la insinuación sexual! “Va a ser maravilloso. También profundamente perturbador”, escribiste. Y estoy totalmente de acuerdo con ello. Oh, ¿y la otra razón por la que compré el # 1? ¡Tom Mandrake! Él es un artista asombroso. No seas tan duro con los sidekicks Joe, después de todo, ¿dónde estaría la industria del cómic sin ellos?
Saludos desde Lima, Perú,
Arcadio B.
Y la respuesta de Joe:
JMS: Los temas de sexualidad y poder, y la percepción de ambos en la sociedad están presentes en todos los medios, y los cómics no son la excepción. Esa es una de las razones por las que tocamos la tan susurrada insinuación asociada con los sidekicks en el número dos. Queremos tomar algo de ello y explorarlo más a fondo para ver dónde nos lleva… Por es que en nuestro historia en vez del macho dominante es Julia Moonglow, el personaje femenino, quién tiene el poder y quien está a cargo en términos sexuales. Esta dinámica será incluso más inusual una vez que descubramos que ella es… bueno, esa es una historia para otra oportunidad.
Hasta la próxima vez: a seguir bateando duro.
J. Michael Straczynski
Cuando leí el primer número de “Sidekick”, supe que había encontrado exactamente el tipo de colección que estaba buscando. Era una muy necesaria incursión en la cultura de los aliados juveniles –un análisis interesante, cruel y atrevido de la figura del ayudante adolescente y el héroe adulto– y Straczynski combinaba humor, sexualidad y poder en una atrayente narrativa.
¿Qué más puedo decir? Siempre me he sentido fascinado por la naturaleza ambigua de estos jóvenes héroes que viven con hombres maduros. ¿Es una relación basada puramente en la admiración? ¿O es algo más, algo similar a los vínculos entre el erastês (ἐραστής) y el erômenos (ἐρώμενος) de la Antigua Grecia? Estas son preguntas relevantes, y aunque “Sidekick” es una serie audaz me temo que no serán respondidas.
Ciertamente, al inicio pensé que “Sidekick” me haría recordar títulos radicales como “Brat Pack” de Rick Veitch (una cruel e irónica historia sobre un adolescente parecido a Robin que termina traumatizado después de vivir con un personaje sexualmente depravado parecido a Batman), ahora me parece que J M Straczynski está huyendo de estos temas controversiales: “Sidekick es el relato de un ayudante juvenil que desciende hacia la locura”, y no el relato, podría añadir, de insinuación sexual, perversión y abuso que podría haber escandalizado a muchos lectores, o a todos ellos.
En los números 4 a 6, descubrimos más sobre el pasado oscuro de Julia Moonglow y sus planes bastantes siniestros en relación al futuro de Flyboy. Ella ha sido la responsable de desacreditarlo y arruinar su reputación, pero al mismo tiempo, al empujar al muchacho hasta el borde del abismo, ha despertado algo en él, algo perturbador, feroz y terrorífico.
El misterio inicial de la desaparición de Red Cowl es explorado aún más. Pronto, para Barry resulta obvio que su dichoso mentor era el mayor mentiroso del mundo. No está muerto, fingió su propia muerte para poder disfrutar de un estilo de vida hedonista sin preocuparse por las consecuencias de sus actos. Descubrir la verdad es un doloroso golpe para Barry. Ha sido abandonado, humillado, insultado y rechazado por todos los ciudadanos de Sol City, pero sólo ahora cae hasta el fondo.
Así que de muchas maneras esta es una saga sobre redención y venganza, todo mezclado en una furiosa travesía. Personalmente, creo que es interesante observar cómo Flyboy empieza a matar superhéroes, olvidando completamente su pasado como uno de los chicos buenos. Seguro, algunos podrían decir que esta premisa de ‘bueno que se convierte en malo’ no es terriblemente original, pero creo que JMS la maneja con aplomo literario.
Por supuesto, “Sidekick” no sería tan impresionante sin el arte de Tom Mandrake. He sido fan de Mandrake por años. Seguramente será famoso para muchos fans por sus etapas en “Martian Manhunter” y “Night Force”, no obstante, la primera vez que vi su asombroso trabajo fue en las páginas de “Arion, Lord of Atlantis”, una de mis colecciones favoritas de DC de los 80s. Como le dije a Straczynski, Tom Mandrake fue un incentivo más que suficiente para hacerme comprar esta miniserie.
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