Y si no, ¡nos enfadamos! – Brillos metálicos
Si mi negocio fuese la fabricación de perfumes, trataría de que el envase contenedor no llevara olor a amoniaco o lejía, porque entraría en conflicto directo con la motivación principal del “business”, evitando que el cliente disfrute y adquiera el perfume (que no digo que oler a lejía sea algo negativo, pero que es poco apropiado para, por ejemplo, asistir a una boda).
De la misma manera, si se quiere vender una tela de características sedosas y suaves, a nadie se le ocurriría empaquetarlas en cajas de papel de estraza, como si de un kilo de boquerones se tratase.
Entonces… ¿Por qué nos venden cómics impresos en papel satinado?
Aunque parece que el fandom se ha acostumbrado a este fenómeno, promovido y ejecutado por la casi totalidad de editoriales, no deja de ser un handicap intentar leer cualquier cómic publicado bajo los rayos de cualquier fuente de luz.
Ir moviendo la página y girando el cómic para poder leer los bocadillos al completo es un molesto inconveniente que dificulta tanto la lectura como la apreciación y goce del trabajo de dibujantes y entintadores, y que no debiera de ser lógico en un medio eminentemente VISUAL (los lectores terminaremos por ser auténticos contorsionistas de circo).
Cualquier obra escrita en el terreno literario (y no digamos cualquier best-seller) es impresa en papel mate que, además de economizar el producto, facilita el deleite del lector. Incluso los nuevos sustitutos del papel, los libros electrónicos, usan cristales no reflectantes y tintas que eviten el desagradable efecto de reflexión de la luz sobre su superficie.
Entonces, si es más barato y más cómodo para el lector el papel mate, ¿por qué se empeñan las editoriales en castigar a sus clientes fieles con soportes de brillo?, ¿quien fue el iluminado (nunca mejor dicho) que concibió la idea de publicar en papel satinado?, ¿y por qué se sigue imprimiendo de tal forma?.
Pero todavía hay un segundo daño colateral provocado por el uso de los papeles satinados, agravado en el caso de aquéllos a los que nos gusta releer nuestras colecciones, y es la conversión de cada página del cómic en un catálogo de fichas policiales dignas de una temporada de C.S.I. Miami, por la cantidad de huellas digitales que se graban en las mismas.
Y el colmo de estas iniciativas es la moda de imprimir ciertas portadas en tonos metálicos (¡¿Quien ha dicho Civil War?!)
Estimados editores de Panini: ¿Nadie se ha dado cuenta en la editorial que es un ejercicio presbícico y “daredevilizador” para el seguidor intentar ver el dibujo de portada Y APRECIAR SUS COLORES en la edición del evento marveliano?
Pues no sólo se hizo en la edición en grapa de la primera Guerra Civil de 2007 sino que en esta segunda se repite la jugada.
Y no es necesario imprimir en papel de prensa (que tiende a amarillear como todos los lectores de editorial Vértice hemos comprobado) para ofrecer un buen producto al cliente, que sea agradable a la vista del lector. Aún tengo en mi comicteca ejemplares de Forum o Zinco que soportan perfectamente el paso del tiempo y que son apetecibles de leer (ya sea un Obras Maestras del Thor de Simonson o El Regreso del Señor de la Noche de Miller).
Pero, a pesar de la queja subversiva y anónima de muchos fans en tertulias improvisadas en librerias especializadas, seguimos comprando las historias de nuestros personajes y/o autores favoritos en “papel charol”, llueve o truene.
Igual el día de mañana podremos reclamar a las editoriales daños y perjuicios por dioptrías sufridas por los reflejos provocados por sus cómics. Llegado el caso, que alguien me avise, para poder pedir mis gafas subvencionadas a la aseguradora pertinente.