Rogan Gosh, de Peter Milligan y Brendan McCarthy
Rogan Gosh es una sobredosis de surrealismo puro levemente disfrazada como una historia sobre dioses indios y londinenses comunes. Todo empieza con una versión alternativa de Rudyard Kipling, el famoso escritor británico. Atraído por su joven sirviente, él cede a la tentación. El escándalo de un hombre inglés corrompiendo sexualmente a un niño es demasiado difícil de manejar, y una tragedia ocurre. Desesperado, Kipling vaga por las calles de New Delhi hasta que llega a la Casa de los Sueños, un extraño refugio en el que la gente fuma opio y pierde la noción del tiempo.
Kipling sueña con Rogan Gosh, una deidad india que ayuda a la gente y absorbe el mal karma. Pero Rogan Gosh es engañado por un poderoso enemigo y es severamente herido. La muerte es su única alternativa… la muerte y la reencarnación. Así que el alma de Rogan Gosh encuentra un receptáculo aceptable en el cuerpo de un mesero de un restaurante hindú, quien habla con uno de sus clientes. Cuando este mesero es transformado en una nueva reencarnación de Rogan Gosh, todo realmente empieza a enloquecer.
Milligan explicó que su inspiración para esta serie viene de su propia vida. Al ser un autor británico, él reconoce la influencia que tiene la India en Inglaterra. Además de una fuerte presencia culinaria, el impacto cultural de la India se siente en todas las grandes ciudades del Reino Unidos. Mientras crecía, Milligan recuerda el olor a curry y el sabor condimentado de la comida de la India, y también recuerda que había cómics sobre Ghanesa, Cali y otras divinidades que peleaban tan valientemente como los superhéroes estadounidenses.
Mark Kardwell escribió en su introducción que Milligan y McCarthy sorprendieron a todos con su capacidad para la empatía. Pero ellos nunca van por la ruta fácil, nunca apelan a ningún tipo de sentimentalismo. Al contrario, Milligan y McCarthy juegan mentalmente contigo, y jalan la alfombra bajo tus pies, haciendo que la Tierra tiemble. Rogan Gosh es de hecho un héroe telúrico, no sólo porque proviene de una cultura ancestral sino también porque es como un terremoto que provoca el caos y desmorona las antiguas estructuras.
Cuando esta nueva reencarnación de Rogan Gosh empieza a viajar con su amigo a través de varias dimensiones y estados mentales, ocurre una transformación. Él finalmente asume formas de sexualidad que siempre había reprimido: Rogan Gosh y su colega -un sujeto típicamente rudo que repentinamente se siente atraído por su benefactor– tienen un encuentro homosexual.
Aunque ellos no son los únicos seducidos por la homosexualidad… La primera víctima fue Kipling, en el siglo XIX. Sin embargo, en el Londres de hoy, un jovencito obsesionado con los cómics de Milligan y McCarthy compra el número más reciente de “Rogan Gosh” y exclama que “El cómic tiene el sutil aroma de la comida de la India”. Este chico repentinamente empieza a usar lencería femenina, subvirtiendo así las reglas de la masculinidad.
Como un juego de cajas chinas o muñecas rusas, tenemos una dimensión dentro de la otra, y todos los hilos narrativos están combinados en un poderoso viaje alucinógeno. Rudyard Kipling seduce a un muchacho, Rogan Gosh tiene sexo con otro hombre, y las prácticas de travestismo del lector hipotético lo colocan en un entre-dos-mundos, en una región indefinida en la que la sexualidad no responde a ninguna de nuestras anticuadas clasificaciones.
La exploración de la homosexualidad ha sido fundamental en la innovadora obra de Peter Milligan. Desde “Enigma” (el primer superhéroe gay de Vertigo para una audiencia adulta) hasta “X-Statix” (un “X-Force” reinventado con personajes gays para Marvel Comics), muchos de los protagonistas de Milligan son despertados en algún momento, y descubren que un hombre podría y debería amar a otro hombre. Aquí, sin embargo, el impulso homosexual es parte la propuesta psicodélica, y más que algo esencial es el resultado de un estado alterado de la mente.
“El arte de McCarthy parecía alcanzar un pináculo en Rogan Gosh, balanceando miles de estilos artísticos diferentes y batiendo el ritmo narrativo de nuevas maneras –la psicodelia capaz de retorcer mentes colisionaba contra ásperos gráficos punk”, explica Kardwell. De hecho, si es que la imaginación de Milligan es impresionante, el arte de McCarthy es aún más espectacular. La locura de la composición de McCarthy, sus audaces y vívidos colores, la fluidez de sus líneas, todo converge en un extraordinario logro artístico.
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