[Crítica] Predicador, de Garth Ennis y Steve Dillon
Podría comenzar, como muchas otras veces, situándome en el año de la picor, cuando Zinco sacó un par de tometes de la serie. Y contaros que como Zinco daba la impresión de ir desapareciendo paulatinamente y la serie me llamó la atención, me enganché a la edición en grapa americana, lanzándome a la busca y captura de los primeros números (cosa que logré) y que mes a mes, grapita a grapita y con especiales incluídos cuando correspondía, fueron entrando en casita todos y cada uno de los números hasta que estuvo la colección completa.
Incluso os podría contar que como en casa yo soy el único que lee en inglés, al final la serie terminó cayendo también en castellano adquiriendo los tometes de Norma a partir de dónde Zinco lo dejó, financiados en parte por mi hermano, que era el interesado en su lectura. Y al final la colección se ha quedado en mi casa. Sip, ésta serie es uno de esos materiales que se tienen duplicados por cuestiones idiomáticas. Y lo curioso es que con el paso de los años no me ha dado por desprenderme de ninguna de las dos versiones. ¿Alguien quiere alguna? Porque por un precio razonable… Y no, no es por comprar el anunciado cofre con tres megatochos planetarios, que deben de ser la leche de incómodos de leer. La cuestión es que definir Predicador no es tarea fácil. ¿Es una road-movie?¿Un western moderno?¿Desvarío religioso por culpa del guionista? Pues sí, es todo éso y algo más.
En el primer tomo habían dos historias diferenciadas, cosa que aprovecharon los de Zinco en su día para sacar dos tometes. La primera es básicamente el planteamiento de toda la serie, la segunda un interludio antes de meterse en todo el fregado. El principio de la serie es típicamente ennisiano: tres personajes en un local charrando y tomando algo. Ya puede ser un restaurante, un pub, un puesto de perritos en la calle, un local de striptease o en la cola del super, pero me faltan dedos en las manos para contar las veces que Ennis recurre al diálogo entre sus personajes de ésta forma. Bueno, pues resulta que están hablando entre ellos y poquito a poco, a base de flasbacks narrados por cada uno, se nos presenta una breve historia de ellos hasta que llegan al punto en el que los estamos leyendo.
Ennis nos escribe sus típicos diálogos reales como la vida misma, plagados de palabras malsonantes y coloquiales a más no poder. Y poquete a poco, nos enteramos de quienes son Jesse, Tulip y Cass. No nos lo cuenta todo de ellos (que todavía quedan más de sesenta números y varios especiales por delante), pero sí que logra que simpaticemos con ellos y nos interesemos lo suficiente para seguir con la serie.
La segunda historia nos plantea un punto de inicio en el que comenzar a buscarlo, a través de un amigo de Cass. Se adereza la cosa con un caso policial de un asesino en serie en New York, un poli con mala pata, otro con un curioso secreto y un amigacho de Cass casi tan peculiar como él y… ¡tachán! tenemos un pequeño descanso antes de la tormenta. ¡Y menuda tormenta! Aunque de éso ya hablaremos, pero tranquilos que meteremos el acelerador en el siguiente párrafo, porque como alargue ésto a más de diez entradas entre recopilatorios y especiales variados seguro que Sergio me manda de paseo…
Así que resulta que el trío protagonista se ve enfrascado en la búsqueda de Dios por todo el mundo, que es el motor principal de la serie. Ya sea New York, Francia o el mismísimo Alamo (recordemos que ésto es un semi-western). Durante su periplo descubrimos cosillas como el linaje de Jesucristo con María Magdalena, la historia de Proinsas Cassidy en la que sabremos cómo y por qué es lo que es, a una organización mala malosa que pretende controlar al mundo con un nuevo Salvador religioso, la importancia de John Wayne en la vida de Custer, y un sin fín de personajes a cada cual más estrambótico. Sobre el destino de Jesse y la resolución de la serie un servidor no va a decir absolutamente nada, no sea que se lo destripe a cualquier posible lector que todavía no se haya acercado a ella.
Y ahora vamos a rascar un poquete la superficie. Porque debajo del cafrismo al que Ennis nos tiene acostumbrado, en esta obra tenemos un pequeño tironcillo de orejas a la sociedad americaniense. Temas como la droga, prostitución, fanatismo religioso, el fenomeno fan llevado al extremo, las secuelas de la guerra del Vietnam, la inmigración, la verdad, la integridad y resto de “valores americanos”. Y es que no hay nada mejor como no ser americano para poder burlarse de las creencias de éstos.
Graficamente tenemos en todos y cada uno de sus números a Steve Dillon. Con si dibujo claro y limpio éste artista es capaz, curiosamente, de plasmar las más horribles y desagradables escenas de masacre, mutilación y destripamiento que Ennis escribe. Es de agradecer que no haya baile de dibujantes en la serie, dando una coherencia especial a la misma.
Pues eso, que si os gusta Ennis, las pelis de vaqueros, las series de Vertigo, una buena historia con su principio-nudo-desenlace, bien escrita y dibujada… ¿qué haces que no te pones a leer o releer el Preacher?
Quizá el más mejor e importante sea el primero de ellos. Además de que no se trata de un número unitario como ocurre con el resto, sino que es una serie limitada de cuatro números. En ella se nos narra la historia de El Santo de los Asesinos. Y en un alarde de originalidad ¿cómo se llama la serie? En efecto, se llama igual que el personaje. A lo largo de las cuatro grapas Ennis nos narra cómo se creó éste peculiar santo. Una historia del salvaje oeste, con forajidos, pistolas, demonios y el mismísimo infierno. Como curiosidad el tercer número lo dibuja Carlos Ezquerra, en lugar de Steve Pugh que se encarga de los otros tres. ¿El motivo? pues a día de hoy sigo sin saberlo.
Continuaremos con La Historia de Ya Sabes Quién. En éste especial dibujado por Richard Case se nos narra la vida del hijo de Hugo Root. Flojito, de relleno e inservible. Con lo que se nos cuenta en tres viñetas de la serie regular tenemos suficiente. Este especial sobra.
Nuestro viaje continúa con el especial de Los Muchachotes con ilustraciones de Carlos Ezquerra. También se podría clasificar como prescindible. Es una de esas gamberradas que le gusta escribir de vez en cuando a Ennis, protagonizada por Jody y T.C., personajes vinculados al pasado del protagonista de la serie madre.
De ahí pasamos a la historia dibujada por Steve Dillon llamada Cassidy: Sangre y Whisky. Si tenemos en cuenta que el origen del personaje nos es narrado con todo lujo de detalles en la serie principal, en éste especial simplemente tenemos un episodio de la vida del personaje partiendo de la base sentada en el arco argumental de Camino al Sur. Está simpático, pero probablemente sea porque el personaje cae bien.
El siguiente en la lista es Guerra Privada. En él Peter Snejberg nos ilustra el reclutamiento de Herr Starr por parte del Grial. Una vez más no pasa de ser una anécdota.
Y si hasta ahora poco bueno he dicho sobre los distintos especiales (a excepción de la primera miniserie), mal lo tiene el último especial de todos: En lo Alto de la Silla. Esta historia situada en el pasado de Jesse y Tulip sobra totalmente. Ni siquiera el hecho de estar realizada por el mismo dibujante de la serie regular le salva de la quema.
Y hasta aquí llegamos. No hay más especiales publicados. Así que si sois de aquellos que, inexplicablemente, aún no contáis con la serie en vuestros estantes y teniáis la intención de adquirirla en los megatochos de Planeta, mi humilde consejo es que compréis de saldo la de El Santo de los Asesinos en versión de Norma (todavía encontrable) y dejéis pasar el tercer volumen que ofrece Planeta reuniendo todos éstos especiales. Pero, claro, siempre existe el jodido afán de completismo que a todos nos puede…
Edición original: Preacher 1-66, The Saint of Killers, The Story of You-Know-Who, One Man’s War, Ancient History, Tall in the Saddle, Preacher: Dead or Alive USA
Guión: Garth Ennis
Dibujo: Richard Case, Steve Dillon, Carlos Ezquerra, Steve Pugh, Peter Snejbjerg
Tinta: John Mccrea, Steve Dillon
Color: Matt Hollingsworth, Nathan Eyring, Grant Goleash, Pamela Rambo
Editorial Planeta
Formato: Libro cartoné, 816/816/568 págs., color.
Precio: 100€