Portugal, de Cyril Pedrosa
Simon Muchat, un joven autor de bande dessinée está en plena crisis existencial y mal de inspiración. En su vida, en su pareja, nada marcha. Invitado a Portugal para un festival de BD, va a encontrar en el país de sus abuelos lo que le faltaba desde hace mucho tiempo, fuerzas. Sobre la tierra de sus ancestros, sobre la traza de su pasado comienza para Simon una nueva vida.
En este álbum, sin embargo, no ocurre todo en Portugal. Aunque es el corazón, la razón de ser del mismo, los momentos pasados en este país son reducidos en relación al conjunto de paginas del cómic, ya “Portugal” es un tocho de más de 250 páginas donde solamente un tercio tienen lugar en el país que da su nombre.
La explicación es sencilla, en esta obra que podría perfectamente ser autobiográfica, C.Pedrosa toma su tiempo. Su tiempo para introducir la intriga, la atmósfera, el personaje, su personalidad, su lasitud. Un hombre a quien a veces se tienen ganas de darle algunas bofetadas, de sacudir un poco para sacarle de su apatía, de su incapacidad de hacer la mínima elección, de tomar la mínima decisión… A su imagen, la historia avanza lentamente. Algunos dirán que es ahí donde reside la verdadera fuerza de este álbum, en la capacidad de sumirnos progresivamente en la historia, y otros sin embargo verán en ello lentitud…
La mayoría de los lectores parece haber elegido la primera elección, erigiendo Portugal al rango de una de las BD más conmovedoras y emotivas de este año. Algunos dicen incluso que se trata sin ninguna duda de la BD del año. Este no es mi caso. Aunque estoy lejos de decir que este álbum no tiene calidad, me incluyo en la categoría de gente que no encuentra el mínimo interés y que la considera demasiado larga. No directamente en número de páginas, sino en términos de lentitud del ritmo y en cuanto a los numerosos momentos que no parecen indispensables y que son largos o demasiado extensos.
Por supuesto, el álbum es bueno, eso es una evidencia. El aspecto gráfico no sufre de ningún defecto, al más puro estilo del autor las ilustraciones son magníficas y la parte del color es, desde mi punto de vista, una de las más exitosas de este año, tanto en matices, variaciones y en suavidad. Es en la construcción de la trama donde hay elementos que me molestan: un matrimonio demasiado largo, un viaje a Portugal que no comienza hasta las 200 páginas, incluso ya presente en las palabras de los miembros de la familia de Simon. Una simple impresión: ¿no hubiera sido mejor que el álbum hubiera tenido menos de la mitad de las páginas y que la historia se encontrara más concentrada, menos ralentizada por algunas escenas?.
Me parece muy probable que el ambiente hubiera podido ser el mismo con menos páginas, que la puesta en escena progresiva de los personajes hubiera podido ser tan profunda y menos excesiva en esta presentación. Insisto, por supuesto, en el hecho de que no se trata del número de páginas lo que puede molestar, sino en lo largas que resultan. Se han visto otras obras con gran número de páginas hechizarnos desde el principio al final. Y por otra parte, sobre ciertas escenas, no hay nada que se pueda volver a decir, son a veces cautivadoras, extremadamente conmovedoras sí, pero solamente a veces sin conseguirlo totalmente, y coqueteando con ese aburrimiento de quien estropea una buena parte del placer de la lectura. Es una pena, puesto que es la única crítica que se le pueda hacer a este álbum, con la condición, por supuesto, de ser sensible a este tipo de historias…
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