Planetary 19, de Warren Ellis y John Cassaday
El espacio es infinito, al igual que las posibilidades de vida extraterrestre fuera de los confines de nuestro sistema solar. Durante décadas, Elijah Snow ha reunido suficiente conocimiento para entender esas posibilidades, pero también suficiente poder para explorarlas activamente. Y eso es precisamente lo que hará en “Misterio en el Espacio” (publicado en Planetary # 19, mayo del 2004).
Cuando un objeto artificial de proporciones gigantescas se acerca a la Tierra, los Arqueólogos de lo Imposible deciden iniciar una investigación completa. Al no estar preparados para viajes interestelares, Snow y sus colegas deben reclutar a un trío de extrañas y poderosas criaturas llamadas “ángeles”. El artista John Cassaday crea un grupo de alienígenas melancólicos, visiblemente extraterrestres en sus rasgos, pero al mismo tiempo espantosamente humanos en sus actitudes y expresiones. Mantenidos en una jaula y alimentados con información las 24 horas del día, estos “ángeles” tienen una inacabable sed de conocimiento. Es debido a esta necesidad insaciable que Snow logra convencerlos para que ayuden a la organización Planetary.
Warren Ellis presenta algunas ideas extraordinarias, como el diseño de la nave alienígena que los “ángeles” usan para salir de la Tierra: es una nave espacial que no se mueve realmente en el espacio, sino que absorbe la información circundante y la reconfigura de tal manera que le permite a la embarcación dejar de existir temporalmente para luego reconstruirse más allá de la atmósfera del planeta, dejando en su camino una cantidad imperceptible de detritus informativo, una especie de excremento de datos y cifras que son desechados por la nave.
La tensión dramática aumenta cuando los “ángeles” aterrizan sobre el inmenso objeto que amenaza con desestabilizar la órbita de la Tierra. Allí, encuentran un ecosistema vasto y complejo, que sugiere que los habitantes originales de esta colosal estructura han estado extintos por millones de años, y de alguna manera, la naturaleza ha reclamado este lugar. Lo que parece ser la silla del piloto, ahora es una formación fosilizada, en medio de un valle extravagante. Cassaday nos brinda una sensación de escala y dimensión, colocando cuidadosamente montañas y una cascada de agua en este impresionante escenario.
A cientos de millas de la silla, los “ángeles” encuentran al piloto alienígena, una criatura mucho más grande que las cadenas montañosas que la rodean. En las páginas siguientes, Cassaday nos muestra cómo cientos de homínidos caminan a través de las uñas de este monstruo; son tan pequeños comparados con el gigante, que ni siquiera se dan cuenta de que están caminando sobre una mano.
Cassaday es un artista brillante capaz de impregnar cada página con una atmósfera única, sorprendiendo y cautivando al lector con detalles visuales absolutamente asombrosos. Nada parece imposible en las manos de Cassaday, e incluso las criaturas alienígenas más improbables se vuelven reales y tangibles. Un fascinante guión de Ellis y el extraordinario arte de Cassaday hacen de este uno de los capítulos más espectaculares de Planetary.
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