No Place Like Home # 1, de Angelo Tirotto y Richard Jordan
El terror me interesa por muchos motivos. A diferencia de otras personas, encuentro las películas o cómics de terror tan o más fascinantes que toda la quincalla pseudo-intelectual que he tenido que leer en la facultad de literatura. Así que cada vez que veo algo de terror, mi interés se aviva. No lo puedo evitar.
¿Cómo empieza este título de terror de Image Comics? Después de 5 años, Dee regresa a Kansas, al funeral de sus padres. Ellos murieron cuando un huracán destrozó su hogar, o eso es lo que se dice. Pero lo que le pasó a sus padres ya ha ocurrido antes, hace décadas, y ahora está sucediendo de nuevo.
Angelo Tirotto, inspirado por L. Frank Baum y El mago de Oz, usa elementos que nos resultan bastante familiares pero al mismo tiempo introduce suficiente misterio e intriga como para mantenernos en tensión. Dee ha regresado a sus orígenes, a su pasado. Ella conoce su hogar, y todo se ve y se siente como ella recuerda. Sin embargo, nosotros sabemos que la verdad no es conocimiento. La verdad es más bien aquello que hace que el conocimiento se tambalee. A lo largo de la historia de la humanidad, la verdad ha sido en ocasiones encarnada por niños, mujeres, marginados; desde su supuesta ignorancia llegó una verdad capaz de desorganizar a aquellos que saben. El marginado aquí es el ‘borracho del pueblo’, el único hombre que posee la verdad y está dispuesto a desorganizar a aquellos que saben, o que creen que saben, la causa real de la muerte de los padres de Dee.
El conocimiento depende del lenguaje y la articulación, y aparentemente la consistencia es fijada por el significante amo. Los viejos amigos de Dee y sus familiares hablan con ella serenamente, calmadamente. Decir la verdad es siempre aceptar la inconsistencia. Pero luego de otra siniestra muerte en el pueblo, Dee tal vez comprenda que para sobrevivir primero debe encontrar la verdad, incluso si eso significa desarticular conocimientos… en efecto, todo lo que conoces puede ser una mentira.
Las páginas de Richard Jordan son exquisitas, y como nunca había leído nada de Tirotto antes de “No place like home”, fue el arte lo que me sedujo. Me alegra haber comprado el primer número. Me encanta la manera en que los personajes de Richard se ven reales, porque al fin y al cabo son gente común y corriente; este artista ha encontrado su estilo, y tiene una cualidad especial que se reconoce en cada página. Un inicio realmente prometedor.
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