Kick-Ass 2, de Mark Millar y John Romita Jr.
Todos hemos leído cómics, todos estamos familiarizados con los superhéroes. Hay algo dentro de nosotros que nos hace atesorar a estos estrambóticos aventureros, que nos hace sonreír cada vez que nadamos en ese vasto océano de justicieros de capas coloridas y defensores enmascarados. Y sí, pienso que es justo asumir que todos hemos fantaseado con ellos. ¿Cómo sería convertirse en un superhéroe? ¿Cómo se sentiría?
Dave Lizewski siempre se preguntó por qué nadie lo había intentado. ¿La vida normal era tan emocionante? ¿Puede alguien resistirse a la atracción de esconder su rostro bajo una máscara y ponerse un traje bien ceñido? Obviamente, ser un superhéroe rápidamente se convirtió en una adicción para Dave. Estuvo hospitalizado, fue brutalmente atacado y humillado. ¡Demonios, incluso le engancharon electrodos en los testículos durante el interrogatorio de Red Mist! Todos asumirían que el jovencito habría aprendido la lección a estas alturas. Pero las adicciones llevan ese nombre por una razón: la dependencia es demasiado fuerte; la necesidad de escapismo y las ansias de una dosis de adrenalina son demasiado poderosas.
Ciertamente, fue inesperado observar que este segundo volumen empezara con un montón de buscadores de emociones. Dave ya no es el único superhéroe en la ciudad. De hecho, ahora hay docenas, acaso cientos, de imitadores. Después de leer el primer volumen, había pensado que nadie que estuviese cuerdo querría emular a Kick-Ass. Estaba seguro que Dave terminaría solo, alienado en una ciudad que ya no sería capaz de reconocer. En mi mente él deambularía por allí, sin propósitos y sin esperanzas. Desde luego, si hubiese sido así, no tendríamos en nuestras manos el segundo volumen de la brillante saga de Mark Millar.
Es en este contexto que Kick-Ass llega a conocer a muchos de estos nuevos superhéroes. La mayoría son amateurs, y por improbable que parezca, son incluso perdedores de mayor calibre… Pero nada de eso parece importarle a este adolescente idealista. Lo único con lo que puede soñar es tener un equipo, un grupo de superhéroes. Y de hecho, encuentra en Justicia Eterna a la primera y única agrupación de superhéroes del mundo. Y está entusiasmado con ser bienvenido en las filas de estos bienhechores.
Como escribió Mark Millar en la introducción del volumen 2, esta era “la oportunidad de engrandecer lo que hicimos en el libro uno y llevar las cosas al siguiente paso lógico. Dave ha inspirado a docenas de personas a ser superhéroes así que por supuesto el siguiente paso sería equipos de superhéroes. Dave hizo que ponerse una máscara esté de moda así que la reacción natural a esto sería súper-villanos”.
Puede estar de moda, pero eso no significa que sea algo glamoroso. Por el contrario: “todos los héroes de los cómics tienen bases de un billón de dólares y cuarteles generales en la luna”. Pero él se siente afortunado por tener simplemente un espacio donde pueda reunirse con sus nuevos amigos, incluso si es que no es una “súper” base; en vez de preocuparse por artefactos tecnológicos, su inquietud principal es conseguir algunas monedas para tomar el bus. Esa es una de las cosas que más me gustan de Kick-Ass, esa conexión con el mundo real, esa celebración de realidad que aunque no es negada por los hechos heroicos del protagonista, es reforzada por las incertidumbres típicas de todo adolescente.
Y hablando de preocupaciones, siempre hay una cosa en la mente de Dave: sexo, por supuesto. Pero él no ha tenido nada de suerte con esto. En el volumen anterior, Dave se enamoró de Katie Deuxma. Todavía piensa en ella, o más bien la usa como inspiración para sus sesiones masturbatorias. Las fotos de Katie en Facebook excitan a Dave lo suficiente para pajearse con entusiasmo. Y eso es lo que me encanta del sentido del humor de Millar. Porque no importa si Kick-Ass es un superhéroe o el miembro más admirado de Justicia Eterna, al final del día todas las chicas lo siguen considerando un perdedor y él no puede conseguir ninguna cita.
Después de tener en cuenta toda esta frustración sexual, tiene sentido que Dave esté desesperado por llenar ese vacío en su vida. Así que mientras Kick-Ass, Colonel Star, Lieutenant Stripes, Doctor Gravity, Battle-Guy (Marty Eisenberg, uno de los mejores amigos de Dave), Night Bitch y el resto de la pandilla pasan sus noches patrullando la ciudad o ayudando en asilos, Chris Genovese está reuniendo a un formidable ejército de asesinos despiadados. En el primer volumen Chris fue presentado como el niño rico que podía gastar cientos de dólares en la tienda de cómics cada semana. Envidiado por Dave y sus amigos, ignorado por otros, él era simplemente un nerd, pero con muchísimo dinero. Luego se transformó en Red Mist, némesis de Kick-Ass. Pero como cualquier otro chiquillo de su edad, simplemente estaba demasiado confundido como para hacer lo correcto. No había nada inherentemente malvado en sus actos. Esto ya no es así. Ahora que ha sido rebautizado como Mother Fucker, empieza a actuar como el bastardo más cruel de la ciudad. Esta transformación es explorada y explicada en la miniserie de Hit-Girl, pero basta decir que Red Mist ha desaparecido, y también sus últimos restos de moralidad. En sus propias palabras: “No, Red Mist era el viejo yo. El imbécil al que le gustaba vestirse como un superhéroe y gastar todo su dinero en portadas variantes”.
Si Kick-Ass tiene un equipo de superhéroes, entonces Mother Fucker debe tener su propio grupo de súper-villanos: ¡los Bastardos Mega Tóxicos! Tal vez la integrante más notable es Mother Russia, una mujer peligrosa y letal. Juntos, atacan la base secreta de Justicia Eterna, y matan a Colonel Stripes y destrozan todo el lugar.
Por supuesto, Mother Fucker no se detiene allí. Su próxima incursión es una explosión salvaje de violencia. Le dispara a niños en las calles de un pacífico suburbio y ordena a sus hombres que maten indiscriminadamente a toda la gente que puedan, con una sola meta: irrumpir en el hogar de Katie Deuxma. Allí, la viola y le pide a sus hombres que también la violen. Esta ‘violación en masa’ ciertamente fue controversial; y seguramente muchos lectores se quejaron por el nivel de bestialidad. Pero considero que era un desarrollo necesario. Porque de ese modo podemos comprobar, sin duda alguna, que Mother Fucker es un adversario cruel y vengativo (en la película “Kick-Ass 2”, la escena de la violación es reemplazada con una ingeniosa solución. Obviamente, a menos que seas Michael Haneke o Lars Von Trier no puedes salirte con la tuya, e incluso si lo logras, los distribuidores y la audiencia podrían sentirse incómodos).
Sin embargo, hay un incremento en las hostilidades. Mother Fucker ha violado a Katie porque sabe que al hacerlo le está haciendo daño a Kick-Ass. Por maquiavélico que suene, él intenta matar primero a las personas que más quiere Dave y luego matar a Dave. Después de la masacre en los suburbios, el jefe de la policía decide arrestar a todas las personas que lleven una máscara o una capa, y así tan rápido como empezó, Justician (no tan) Eterna es desarticulada. Cuando los policías llegan a la dirección de Lizewski, el padre de Dave decide dar una falsa confesión, y así los oficiales creen que están arrestando al verdadero Kick-Ass.
Dave Lizewski se siente terriblemente culpable, pero nada lo prepara para lo que pasa después. Siguiendo las órdenes de Mother Fucker, dos criminales matan al padre de Dave en la cárcel. Definitivamente este fue uno de los momentos que más me impactó, y es difícil olvidar lo que sentí. Millar hizo un trabajo asombroso con Kick-Ass, todos estos personajes tenían valor. Como lector, uno sentía que eran importantes, especiales, y de alguna extraña manera, casi tan irreemplazables como personas reales. Ese es uno de los mayores logros de una obra de literatura: hacernos querer a gente ficticia tanto como queremos a los hombres o mujeres que se sientan a nuestro alrededor.
En el funeral, Mindy –Hit-Girl– finalmente aparece. Ella había estado ausente por meses, reconstruyendo su vida, intentando tener lo que nunca había experimentado antes: una niñez normal. Pero las cosas no serán agradables ni fáciles para Hit-Girl (después de todo, en las páginas finales de este volumen será arrestada, algo que es omitido en la secuela fílmica de Kick-Ass).
Y luego viene la brutal confrontación: Mother Fucker versus Kick-Ass, Mother Russia versus Hit-Girl, y los Bastardos Mega Tóxicos versus Justicia Eterna. Millar siempre se ha destacado en el juego de la violencia, sabe cuánta sangre debe ser vertida, cuantos destripamientos deben mostrarse y cuáles son las formas de muerte más espectaculares. Otros escritores pueden tratar de ser violentos, pero sin una sustancia que ofrezca soporte a esa violencia, la narrativa se vuelve un artificio vacío. Afortunadamente, Millar nunca olvida la historia, y encuentra las maneras más asombrosas de combinar secuencias violentas con momentos dramáticos.
La batalla en Times Square es impresionante, pero por supuesto nada puede compararse al choque titánico entre Hit-Girl y Mother Russia. No obstante, Millar nos recuerda que la violencia real tiene consecuencias. Dave Lizewski lo aprendió en el primer número, cuando pasó meses en un hospital recuperándose de sus heridas. Ahora, cuando Kick-Ass pelea contra Mother Fucker, algo inesperado sucede. Luego de recibir un puñetazo en la cara, el villano se cae de un edificio. Este es un momento muy singular, que expresa la originalidad de esta serie. Hay odio en los puños de Kick-Ass, después de todo, su némesis ha violado a la chica que adora y ha asesinado a su padre. Él tiene razones genuinas para querer matar al sujeto responsable por todo esto. Y sin embargo, cuando empuja accidentalmente a Mother Fucker en el edificio, se siente asqueado.
Y después de la brutal caída, en un momento de extraña ternura, Chris Genovese, el chico antes conocido como Red Mist, le pide ayuda a Dave. Ha sobrevivido a la caída, sus brazos y piernas están fracturados, está sangrando profusamente, parece que sólo sobrevivirá por unos pocos minutos. Y le pide ayuda a Dave, le ruega que llame a una ambulancia. ¿Y cómo podría Dave decirle que no? De inmediato marca el 911. Existe una extraña relación entre el héroe y el villano, cuando recién se conocieron fueron grandes amigos, siempre compartieron su pasión por los cómics incluso cuando eligieron diferentes caminos en la vida, y ahora, cuando se han hecho daño más allá de toda medida, cuando han alcanzado ese punto de agonía que sobrepasa todas las formas del dolor, aun así se ayudan el uno al otro. Chris le promete a Dave no acusarlo por intento de homicidio, y Dave le promete que sobrevivirá. Realmente no sé cómo explicar lo significativo que es este momento. Porque, contra viento y marea, ambos cumples sus promesas. Y juntos forjan un vínculo inexorable, algo tan irracional como la pasión que todos los amantes del cómic sentimos por este arte.
> Otra crítica de Kick-Ass 2 por Sr.Grifter