Neon Genesis Evangelion Vol. 2, de Yoshiyuki Sadamoto
Como adolescente, buscas la aprobación de tus padres. Y, al menos teóricamente, no te importa la aprobación de tus familiares, que era fundamental en tu infancia. Pero de un modo u otro, buscas fervientemente la aprobación, lo que en última instancia te convierte en un esclavo de la socialización. Para definirte a ti mismo, dependes del otro. Antes de conocerte debes conocer a los que te rodean.
Luego de dirigir el Eva y destruir al segundo ángel con éxito, lo único que demanda Shinji Ikari es una señal de aprobación de su padre, un abrazo, una palabra cálida, lo que sea. Pero, por supuesto, lo único que obtiene es la indiferencia del hombre que lo abandonó por años. Y cuando Misato Katsuragi –su nueva auto-nombrada tutora– lo alienta por salvar al mundo, Shinji simplemente empieza a llorar. Él quería escuchar estas palabras de su padre.
Este segundo volumen recopila las etapas 7 a la 12: “Corazones en cierre”, “El ánimo de Shinji”, “Los juicios de un verdadero fan”, “Shonen y cuchillo”, “El tercer niño deambulando”, “Titubeando hacia la oscuridad”. Una vez que Shinji se recupera de sus heridas, es transferido a un nuevo colegio. Pero no todos los chicos de secundaria están agradecidos. De hecho, Toji Suzuhara culpa a Shinji por al accidente que sufrió su hermana durante la batalla. Toji empuja a Shinji, y Shinji es incapaz de acusarlo. El salvador del mundo muerde el polvo en un patio de escuela.
Recuerdo que mis primeros años en secundaria no fueron fáciles. Si bien es cierto que nunca fui golpeado o humillado en público, eso no significa que las cosas marchaban espléndidamente. Me costaba mucho adaptarme. Me sentía innecesario. Y supongo que por eso siempre fantaseaba con la idea de dejar todo eso atrás. Así que definitivamente me sentí identificado con Shinji cuando trata de huir de la ciudad. En el bosque, solo, llega a una conclusión: “No importa qué tan lejos camine, no hay lugar adonde ir. Sólo estoy escapando de los hechos…”. Me tomó años comprender eso, me llevó mucho tiempo enfrentarme a los hechos de mi vida, aceptar quién era, y asimilar sabiamente tanto mis defectos como mis virtudes.
Algo resonaba profundamente en mí cada vez que notaba la enfermiza obsesión de Shinji por la muerte. ¿Qué era lo que tanto me atraía de este personaje? No puedo estar seguro, lo único que puedo decir es que la reacción de Misato al pesimismo de Shinji, aunque muy emocional, es también bastante lógica: “Tú puedes sentirte bien con morir… ¡pero los demás no estamos nada preparados para la muerte!”. Millones de personas quieren vivir, y su única esperanza yace en las manos de un chico que está tan deprimido que no parece valorar la vida. Hay tanta belleza trágica en este concepto, y es una idea que me ha fascinado por años. ¿Hasta qué extremo dependemos de alguien más? ¿Es nuestro deber permanecer con vida para complacer a otros? Esa sería la conclusión de Meryl Streep en “The Hours”, cuando habla con Ed Harris y le dice: “Eso es lo que hacemos. Eso es lo que la gente hace. Siguen con vida por el otro”. Y ciertamente es así, pero ¿por buena voluntad o por obligación?
Después de sólo tres semanas desde el ataque, Shamshel –el tercer ángel– llega. Esta vez, Shinji hace todo lo que puede para detenerlo y apenas lo consigue. El adolescente descubre que ser un piloto del Eva es más difícil que cualquier otra cosa así que, eventualmente, decide renunciar a NERV. Excepto que no puede aclarar sus pensamientos. ¿Quiere permanecer en NERV y salvar al mundo? ¿O su único deseo es regresar a su antigua vida? La incertidumbre es fuerte en la mente del adolescente, y para mí también fue así durante esos años.
Dije antes que para definirte a ti mismo, debes apoyarte en el otro, ya sea por voluntad propia o a la fuerza. Esto es algo que Shinji descubre lentamente cuando Misato por fin habla honestamente con él: ella había solicitado que Shinji se mudase a su casa no para vigilarlo o darle órdenes, sino más bien para estar acompañada. Sin pareja, Misato siente que su pingüino de mascota y Shinji son todo lo que ella tiene, en términos prácticos, son su familia. Al final, Shinji acepta este regalo, el regalo ser acompañado, algo que puede ser una carga o una recompensa, pero en definitiva, también el requisito indispensable para definirse –o redefinirse– a sí mismo.