Neon Genesis Evangelion Vol. 10, de Yoshiyuki Sadamoto

Portada Neon Genesis Evangelion 10La semana pasada salí a caminar y terminé en un viejo y conocido estadio. Solía ir allí dos veces por semana cuando estaba en secundaria. Mientras pasaba por el estadio, noté a un grupo de chicos entrenándose para algún indescifrable deporte… Me quedé allí. Y los miré. Estaban haciendo tonterías, algunos intentaban empujar a sus compañeros, otros jugaban con sus shorts, jalándolos hacia arriba y haciendo que se vean como ropa interior, otros pellizcaban la pierna de algún muchacho, etc. Durante un intervalo de 10 minutos sentí que estaba en el ayer. Yo también había visto el mismo tipo de juegos infantiles entre mis coetáneos, hace más de una década. Esto no era nada especial, nada que valiese la pena ver. Y sin embargo me quedé allí; protegido por las rejas de fierro.

Y entonces lo supe. En eso consiste ser un adolescente. En hacer tonterías, en tocar la piel de los demás como si se intentara agarrar la esencia del mundo. Y, al mismo tiempo, había algo más en la manera en que estos chiquillos actuaban. Recordé mis años en secundaria y recordé qué tan a menudo pensaba que había algo sexual en esos juegos, un homoerotismo reprimido que estallaba cuando uno de mis amigos –y esto pasaba con frecuencia– le bajaba los shorts a algún chico en broma. Sí, todo podría parecer una jugarreta juvenil, pero también podría ser la manifestación de una sexualidad en ebullición. Al final, mientras retomaba lentamente mi caminata, dando un vistazo de reojo a estos jovencitos, tuve otra epifanía. Nunca podría estar seguro del significado de esos juegos, ¿ellos hacían estas cosas para reírse o todo era, de hecho, una señal de curiosidad sexual? No lo sabía; y, si acaso se los hubiese preguntado, ellos tampoco lo sabrían. Y esa es la belleza de la adolescencia: su maravillosa ambigüedad, su jubiloso estado de confusión e incertidumbre.

Es precisamente esa ambigüedad lo que hace que la relación entre Shinji Ikari y Kaworu Nagisa sea tan fascinante. Porque no sabemos qué es lo que ocurre en sus mentes. No podemos asegurar que hay algo sexual allí, si ellos simplemente están experimentando, adaptándose a los cambios corporales o si hay algo diferente, que va más allá del terremoto hormonal propio de esa edad.

Después de la catastrófica batalla con el ángel Armisael y la completa aniquilación de la Unidad-00, Shinji está devastado: Rei Ayanami tuvo que sacrificarse para destruir al ángel. Shinji llora la pérdida y se prepara para el impacto emocional: “Me golpea… y estoy solo, y me sigue golpeando hasta que me derrumba”. Como Kaworu no tenía ningún vínculo con Rei, Shinji se siente inesperadamente cómodo con él. De hecho, los muchachos pasan tres días juntos. Pero en tres días puede pasar mucho, especialmente si estos adolescentes comparten la cama.

Hay un momento en particular que me dejó sin aliento –del mismo modo que Shinji se sofoca en la noche– mientras están durmiendo juntos. Admitámoslo, ¿quién no ha compartido su cama con un amigo, específicamente a esa edad? En la mayoría de los casos, nada sucede. En algunos casos, sin embargo, ciertos “roces” nocturnos pueden ocurrir. Shinji está tan agitado después del fallecimiento de Rei que tiene problemas para respirar. Kaworu entonces lo sujeta tiernamente, y labios son presionados contra labios. ¿Es este un beso voluptuoso? ¿Es Kaworu un provocador erótico? ¿O simplemente está administrando el oxígeno que Shinji requiere? Nuevamente, como postulé antes, ¿hay una motivación verdaderamente homosexual detrás de los actos de este chico o es este un asunto puramente experimental? Después de un largo beso, Shinji reacciona y empuja a Kaworu.

Como el quinto niño, como el ángel Tabris, Kaworu no tiene conocimiento de las emociones humanas, más allá de un acercamiento teórico. Y no obstante, se arriesga con Shinji, preguntándose cuál es la naturaleza del amor. Él le pregunta a Shinji qué se siente al estar enamorado. ¿Definimos el amor por nuestra necesidad de tocar al otro? ¿O besarlo? ¿O sentir que el otro es irreemplazable? Kaworu puede ser un ángel, con suficiente poder para destruir la Tierra, pero ha venido a nuestro mundo en el cuerpo de un chico de 14 años, y ahora tiene todos estos deseos y emociones y sentimientos que no puede controlar ni comprender. Cuando Kaworu está a punto de tocar a Shinji de nuevo, el teléfono suena. Shinji responde nerviosamente, casi como si hubiese sido “salvado por la campana”, y se entera de algo completamente inesperado: Rei Ayanami ha vuelto.

Shinji está emocionado al escuchar que Rei no murió, pero cuando se encuentra con la chica se da cuenta de que ella no es la Rei que él conoció. Ella es un clon. Shinji Ikari, Ritsuko Akagi y Misato Katsuragi descubrirán uno de los más siniestros secretos de NERV. ¿Cuál es la relación entre Rei y la madre de Shinji? ¿Y por qué en uno de los sub-sótanos más profundos de NERV hay cientos de cuerpos clonados de Rei Ayanami?

En el epilogo del volumen 10 (que incluye las etapas 64 a 70: “Lágrimas”, “Quiero convertirme en uno”, “Sin alcanzar tu corazón”, “Noche retorcida”, “Mezclando”, “Sangre manchada” y “Reuniendo la nada”) Sadamoto afirma “He pensado largo y tendido sobre lo bonito que es ser joven. Especialmente cuando se trata del amor […] Estoy escribiendo esto y reviviendo mi juventud, aunque sea emocionalmente”. Yo también estoy escribiendo esto. Y estoy, de hecho, reviviendo mi adolescencia. Porque al igual que Kaworu yo también sentí todos esos deseos y emociones y sentimientos que parecían no tener sentido en ese entonces. Pero a diferencia de Kaworu, nunca tuve la valentía de explorarlos. Supongo que, de algún modo, estaba tan asustado como Shinji cuando rechaza el contacto cariñoso de un amigo de verdad.

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