Nameless, de Grant Morrison y Chris Burnham
Nameless no significa sin nombre. Nameless es un himno de rebeldía, una declaración de disconformidad que sorprenderá a los lectores. Nameless es un experto en ocultismo atrapado en una situación muy peligrosa. También es un viajero de sueños, un aventurero onírico que nos recuerda vagamente a Cobb y su equipo en “Inception” de Christopher Nolan.
La única diferencia es que más que sueños, el protagonista parece ser un especialista en pesadillas. En “Llueve mierda” (publicado en Nameless # 1, febrero del 2015) hay una persecución fascinante que va de una pesadilla a la siguiente. El estado alucinatorio está magníficamente representado por Chris Burnham. Pero lo extraño no se detiene allí. Un asteroide gigantesco llamado Xibalba está a punto de chocar contra nuestro planeta. Y hay una conexión inexplicable entre los monstruos que Nameless ha visto en sus pesadillas y el ominoso símbolo tallado en la superficie del asteroide. No queda mucho tiempo para salvar el mundo, pero el hombre sin nombre acepta a regañadientes participar en una misión espacial.
“El horror de dos cabezas a las puertas” (Nameless # 2, marzo del 2015) nos lleva hasta la luna. Nameless aterriza en una base lunar propiedad del señor Darius, su nuevo jefe. A medida que va conociendo al resto de la tripulación, entiende inmediatamente que este no es un simple viaje espacial, sino una expedición esotérica hacia reinos desconocidos. Acompañado por un grupo de astronautas, él interceptará a Xibalba. Hay una fuerte sensación de claustrofobia y amenazas constantes, así como indicios muy siniestros acerca de las inscripciones encontradas en la superficie de Xibalba; las evidencias de la inteligencia extraterrestre y de una antigua civilización de otra galaxia son bastante perturbadoras.
“En las excavaciones” (Nameless # 3, abril del 2015) comienza con el recorrido por Xibalba; y sin duda se trata de una de las secuencias más fantásticas y fascinantes que he leído en mucho tiempo. La nave espacial es como un minúsculo insecto volando en torno a las ruinas de una tenebrosa y gran civilización. Pero sólo Nameless se da cuenta de que esto no es un monumento a la grandeza o un templo abandonado, esto es una prisión construida para titanes y gigantes alienígenas, se trata de un paisaje de pesadilla del que nadie puede escapar. El arte de Burnham es realmente precioso. La escala de las ruinas es enorme y la oscuridad y fealdad del asteroide es casi palpable. Me sorprendió particularmente una página en la que Burnham muestra cuerpos humanos horriblemente mutilados. Una imagen brutal que nadie podría pasar por alto.
“Casa oscura” (Nameless # 4, junio del 2015) examina de manera impactante la locura, la depravación y el sadismo. Con una narrativa inusual, el escritor escocés borra la línea divisoria entre el mundo onírico y el mundo real, mientras se enfoca al mismo tiempo en la repugnante viscosidad orgánica que Nameless encuentra en Xibalba.
“Estrella de miedo” (Nameless # 5, setiembre del 2015) nos ofrece el origen de esta amenaza cósmica. El pasado de Nameless es contado en un capítulo rico en suspenso, con escenas aterradoras, lleno de esos elementos repulsivos que Burnham ha retratado magistralmente a lo largo de esta miniserie. “Palacio de ajenjo” (Nameless # 6, diciembre del 2015) es el capítulo final, incluso en medio de todo el caos y la locura, llega un desenlace lógico que desafiará las expectativas de los lectores.
Chris Burnham es un magnífico artista. A pesar de la influencia de maestros como Frank Quitely, Burnham ha desarrollado un estilo único, vibrante y dinámico. En “Nameless”, el artista sobresale gracias a sus diseños de página y la estructura de las viñetas, buscando siempre los mejores elementos gráficos en cada encuadre y dándole realce a las ya de por sí cautivadoras ilustraciones. No es de extrañar que Morrison lo eligiera para este proyecto, y es que aquí Burnham brilla como una estrella con sus composiciones imaginativas, sus expresivos personajes y sus asombrosas criaturas. Por supuesto, los colores de Nathan Fairbairn son muy acertados, potenciando el increíble trabajo de Burnham. Obviamente Burnham terminaría ganando el premio a mejor artista en el Arion’s Achievement Awards del 2015, entre muchos otros trofeos importantes.
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