MPH, de Mark Millar y Duncan Fegredo

Portada MPH 1Gracias al cine y la televisión, uno tiende a pensar que Estados Unidos es la tierra de la libertad y el único lugar donde los sueños pueden hacerse realidad. Sin embargo, este nivel de idealización no suele resistir una examinación a fondo. Por el contrario, si miramos con atención notaremos que Estados Unidos está plagado de fracaso, pobreza y desesperación. Ciertamente, este era el enfoque de “Bowling for Columbine”, documental ganador del Oscar dirigido por Michael Moore.

Michael Moore se centró en la industria automotriz estadounidense y cómo el cierre de fábricas había arruinado la vida de miles de hombres y mujeres, destruyendo barrios y ciudades enteras. Detroit, alguna vez una ciudad reluciente y próspera perdería el lustre con sus guetos sórdidos y decadentes; la gente ya no podría soñar con un futuro mejor, lo único que podrían hacer era recordar el lejano pasado, la época dorada de Ford y General Motors.

Audaz como siempre, Mark Millar hurga en esta desesperanza, esta sensación de estar enjaulado en un círculo vicioso de pobreza, y realmente da en el blanco cuando nos transporta, a todos nosotros, a Detroit, para ser testigos de la vida de Roscoe, un ambicioso joven, su novia Rosa y su mejor amigo Chevy. Quizá ellos sean los jóvenes marginados de Estados Unidos, pero son los que han encontrado la manera de obtener el poder, y no sólo metafóricamente.

Portadas MPH 2 y 3Si la producción de automóviles se enlenteció y finalmente desapareció, causando un declive económico, estos chicos hacen justo lo contrario: aceleran, corren más rápido que los aviones y su velocidad pone en movimiento muchas cosas. Hay dinero de por medio, pero también un afán de justicia.

Roscoe y sus amigos se centran en objetivos muy específicos: “los bancos que suspendieron nuestras líneas de crédito … los políticos corruptos que nos vendieron… las empresas de automóviles que trasladaron la producción a otros países y nos dejaron sin nada más que drogas y American Idol”. De hecho, las personas idiotizadas de Detroit no tienen más sueños que el plástico y vulgar dominio de los reality shows, y ninguna otra satisfacción excepto el goce inmediato de la adicción.

En la mente de Roscoe, ya es hora de vengar a la gente de Detroit. Así que él golpea a las personas adineradas donde más les duele: en sus bolsillos. Y regala millones de dólares a los ciudadanos de Detroit. Pero en lugar de un Robin Hood moderno, Roscoe es más que nada un comunista contemporáneo. “Marx y Engels encontraron la falla básica del capitalismo: un sistema construido en torno a la competencia sin fin significará el desempleo masivo y la eventual entropía”, afirma el protagonista.

Sin embargo, Roscoe olvida lo que Slavoj Žižek ha escrito en sus ensayos filosóficos. Nuestra naturaleza consumista es una expresión de nuestra necesidad de superávit de goce. En una economía libidinal, lo que más importa es nuestro goce excesivo, vinculado al objet petit a lacaniano. Por lo tanto, si nuestro deseo es como una sed que nunca puede ser saciada, entonces nuestras prácticas económicas y financieras funcionarán de una manera similar.

Portadas MPH 4 y 5Esta codicia inherente, esta ambición abrumadora es lo que define a Chevy. Aunque Roscoe y Rosa son generosos y regalan el dinero a aquellos que más lo necesitan, Chevy quiere lo contrario. Él quiere más y más dinero y no quiere compartir ni un centavo. Lo que al principio es un desacuerdo leve se convierte luego en una lucha brutal. Después de todo, cuando millones de dólares están en juego, el concepto de amistad pierde todo significado.

La dramática pelea final entre Roscoe y Chevy está llena de adrenalina, velocidad y energía. Obviamente, el protagonista gana al final, pero lo que es realmente brillante sobre esta miniserie es la manera en la que gana. En el último capítulo, el autor revela dos paradojas temporales. La primera explica la victoria de Roscoe y la última da un cierre apropiado a la aparente desaparición de Jiggy, el hermano menor de Rosa. Las últimas páginas de MPH son maravillosamente conmovedoras y no obstante llenas de optimismo. Una vez más, el escritor escocés sorprende a los lectores.

Duncan Fegredo es un artista increíble que me ha entusiasmado desde que estaba en la secundaria. Hay algo único en la forma en que sus líneas sueltas pueden expresar tanto: movimiento, sentimientos, expresiones, pensamientos ocultos. Hay algo especial en la forma en que hace que todo fluya. Él ya era un artista extraordinario cuando ilustró Enigma (la primera serie importante de un superhéroe gay publicada por Vertigo), pero después de dos décadas estoy sorprendido de ver lo mucho que ha mejorado. Su amor por los detalles, sus diseños armónicos, sus composiciones dinámicas… ahora todo es mucho mejor de lo que era antes.

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