Madrox: Elecciones múltiples, de Peter David y Pablo Raimondi
En el universo Marvel hay miles de personajes ficticios, muchos de ellos con poderes bastante reiterativos (vuelo, súper-fuerza, rayos energéticos, etc.), y no podría ser de otro modo, después de todo, un escritor sólo puede imaginar una cantidad limitada de súper-poderes. A veces, sin embargo, nos encontramos con creaciones únicas que no sólo han resistido el paso de las décadas sino que también han evolucionado. Uno de ellos es Madrox, el Hombre Múltiple, un personaje con posibilidades infinitas.
Cuando fue creado, el Hombre Múltiple fue presentado como un mutante con la habilidad de crear duplicados de sí mismo (duplis). Por cierto, un sujeto con la habilidad de clonarse a voluntad sería útil en cualquier batalla (él podría ser, después de todo, un ejército de un sólo hombre en el sentido más literal). No obstante, algunos fans no se tomaron este tipo de poder en serio, y a causa de la negligencia de algunos escritores el personaje se quedó en el limbo hasta que Peter David lo rescató para su primera etapa en X-Factor en los 90.
En el 2004, bajo el sello “Marvel Knights”, Peter David regresó una vez más a Madrox en esta miniserie de 5 capítulos que por fin convirtió al Hombre Múltiple en uno de los héroes más fascinantes y complejos de Marvel. Al combinar referencias del género del cine noir y un muy refinado sentido del humor, Peter David nos recordó por qué en un mundo habitado por incontables súper-héroes Madrox era, de hecho, una creación excepcional.
Antes del 2004, Madrox había sido retratado como un combatiente eficiente (obviamente, su habilidad de convertirse en 10 o 100 réplicas de sí mismo siempre le daba una ventaja táctica y numérica) y nada más. Peter David va más allá y hace que nos demos cuenta de que cada uno de estos ‘duplis’ tiene una personalidad bien definida y puede existir por sí mismo por una cantidad indeterminada de tiempo. ¿Quién no quisiera la habilidad de estar en todas partes al mismo tiempo? Por más de un año, Madrox ha estado enviando incontables duplicados por todo el mundo. Algunos se han entrenado con maestros shaolin, otros han llevado cursos de medicina, otros se han infiltrado en el bajo mundo, etc. La experiencia de cientos de individuos, así como sus conocimientos, está a disposición de Madrox. Y cuando convoca a todos sus duplis a New York, o con más exactitud, a Pueblo Mutante, los absorbe y absorbe todo lo que han hecho.
Por supuesto, ser ubicuo no garantiza la seguridad. Y cuando el Hombre Múltiple encuentra a uno de sus duplis apuñalado, lo absorbe junto con sus recuerdos sólo para descubrir que alguien lo persigue. Su vida está en peligro y él puede quedarse en New York o salir de la ciudad e investigar por qué es el blanco de un exterminador. Debe viajar a Chicago, dejar atrás a un dupli para que ayude Strong Guy y Wolfsbane (sus antiguos colegas de X-Factor).
Wolfsbane y Strong Guy investigan el caso de una mujer que cree que su marido le es infiel en forma astral. Como están en Pueblo Mutante, incluso las cosas más raras son posibles. Y así Wolfsbane confirma las sospechas de la mujer y descubre que la proyección astral del esposo realiza actividades sexuales con otro hombre.
Mientras tanto, en Chicago, Madrox se encuentro con un viejo conocido, Stringer, un respetado periodista. Acompañados por dos duplis, uno de ellos empieza a tocar el rostro de Stringer con descarada coquetería. Rápidamente, Madrox reabsorbe a sus duplis y explica que ellos son diferentes aspectos de su personalidad, y que de acuerdo a Sigmund Freud, todos tenemos una bisexualidad innata (la teoría freudiana nos dice que “toda persona tiene la habilidad de ser bisexual en algún momento de su vida” así que es del todo lógico que Madrox tenga un dupli bisexual).
Heterosexual, bisexual, monje shaolin, bandido, altruista, egoísta, Madrox es todas estas cosas y a la vez ninguna. Su reflexión es muy elocuente: “Puedo vivir todas las vidas que quiera. Ir en cualquier dirección, seguir todos los destinos potenciales simultáneamente. Pero si todo es posible… entonces nada tiene sentido”. En cierto nivel, todos experimentamos dudas existenciales similares. A veces nuestras acciones dependen de las circunstancias, y a veces nos obsesionamos con los “¿qué pasaría si es que…?”… (¿qué pasaría si es que gano la lotería? ¿qué pasaría si tuviera una relación estable con alguien? ¿qué pasaría si pierdo mi trabajo?) y esa duda nos puede inmovilizar. Para Madrox es incluso peor, porque él puede, de hecho, intentar todas estas combinaciones múltiples, todos estos “¿qué pasaría si es que…?”. Pero como puede hacer todas estas cosas también siente que no puede hacer ninguna de ellas.
Peter David ha escrito un cómic muy entretenido y de gran profundidad filosófica. Hay una razón por la que Madrox nunca ha sido parte de los X-Men. Él no encaja. No es el típico héroe, no puede vivir su vida tan automática ni tan fácilmente como la mayoría de la gente. Jacques Lacan reinterpretó la teoría freudiana afirmando que un individuo descontento (como Madrox) revela una estructura psíquica que es constitutivamente escindida por el lenguaje. Y es también a través del lenguaje particular de cada uno de los duplis de Madrox que nosotros intuimos la miríada de posibilidades y aspectos que están enterrados muy profundamente en la mente del protagonista. Cuando Madrox crea cinco duplis para entrar en una casa todos ellos reaccionan y hablan de modo distinto. Uno de ellos acusa a Madrox de “allanamiento de morada” y amenaza con llamar a la policía, otra considera que si un dupli de Madrox fue asesinado entonces se lo merecía, otro, al contrario, busca venganza, otro es un pacifista que quiere mantenerse fuera de la situación, otro simplemente quiere irse a su casa a ver televisión. La mente escindida, en el caso de Madrox, es también el duplicado escindido. Él puede crear copias idénticas a sí mismo pero ninguna de ellas actúa de acuerdo a lo que el original esperaría.
Cuando puedes ir en todas las direcciones a la vez, de repente no puedes darle prioridad a ninguna. Todas tienen igual importancia, todas carecen de importancia. Luego de irrumpir en una misteriosa mansión, Madrox encuentra a un mafioso, a su sensual enamorada y a sus peligrosos secuaces (uno de ellos es, de hecho, responsable por haber matado al dupli de Madrox). Capturado y encerrado, Madrox crea un dupli para liberarse. Sin embargo, su duplicado es un maníaco depresivo al que no le importa salir libre porque, a fin de cuentas, vivir o morir le da igual.
Una y otra vez, a Madrox se le hace difícil lidiar con sus incontrolables duplicados. Cuando hay un incendio y necesita ser rescatado, el dupli que crea simplemente corre por su vida (“Debo haber hecho un dupli que es la encarnación de mi sentido de auto-preservación”); después, uno de sus duplis amenaza con dispararle luego de haber intentado ahogarlo (es decir, la encarnación del aspecto auto-destructivo que todos tenemos dentro). Es fascinante observar un personaje que lucha no sólo contra sus rivales sino también contra sí mismo, como cualquier ser humano real, Madrox tiene dudas y preguntas, alberga el amor y el odio, y bajo presión puede reaccionar del modo más impredecible. Al final, él no sabe si logra sobrevivir el ataque de la mujer del gánster gracias a sus habilidades especiales o por pura suerte. Y eso es lo genial en Madrox, es impredecible, y sus aventuras no tienen nada en común con las aburridas y típicas historias de “buenos contra malos” que son tan comunes en la mayoría de títulos de DC o Marvel.
Sin duda alguna, Peter David es uno de mis escritores norteamericanos favoritos, y Madrox es uno de sus mejores trabajos. Sin embargo, sería muy injusto no mencionar el magnífico equipo creativo de esta miniserie: David Lloyd (el artista de “V de Vendetta”) se supera a sí mismo ilustrando las portadas. Y los lápices de Pablo Raimondi y las tintas de Drew Hennessy producen una gran obra. Pablo es un artista argentino que domina un estilo muy expresivo que exuda realismo y también sensualidad. Chicos o chicas, Pablo sabe cómo hacer que todos se vean atractivos. Sus escenas de acción son vibrantes y sus momentos de calma son una invitación perfecta para que tomemos aliento y admiremos su arte. Con líneas limpias, un excelente balance entre la luz y las sombras y una enorme creatividad visual (que se hace evidente, por ejemplo, en el diseño de la mujer monstruosa que se convierte en una araña), Pablo es el artista ideal para este miniserie que es, definitivamente, de lectura obligatoria.
Edición original: Madrox Nº 1 a 5 USA
Guión: Peter David
Dibujo: Pablo Raimondi
Tinta: Drew Hennessy
Color: Brian Reber
Panini Comics (enero de 2007)
Formato: 120 págs.
Precio: 8,6 euros