Los Vengadores de Walter Simonson: disolución y renacimiento
A finales de los años 80, Roger Stern llevaba prácticamente un lustro guionizando la colección de Los Vengadores, con unos resultados excelentes. Primero con Al Milgron y después con el dúo Buscema – Palmer, una de las parejas creativas de mayor prestigio en la editorial, había reformulado el equipo introduciendo nuevos personajes o reciclando viejos de una forma original. Bajo la batuta del editor Mark Gruenwald, Stern había ofrecido una de las mejores etapas de la colección de toda su historia, pero en 1988 iban a llegar a un desacuerdo que propiciaría la salida del guionista. De hecho, la última saga ideada por Stern tuvo que ser reescrita por Ralph Macchio bajo los designios del editor, que quería reintroducir a toda costa a un personaje histórico como el Capitán América como líder de Los Héroes Más Poderosos de la Tierra, ya que en ese momento era el propio Gruenwald el que se ocupaba de los guiones de El Centinela de la Libertad.
Como principal consecuencia de todo este desacuerdo interno en las oficinas de Marvel, el artista Walter Simonson llegó como guionista de la colección en mayo de 1988, en el número #291 USA y permaneció en la colección hasta el mítico #300 USA. Diez números al que habría que sumar un Annual de la colección –el número #17 USA-. Simonson estuvo un año en la colección donde apostó por la continuidad de la mayoría de tramas creadas por Stern, para ir poco a poco deshaciendo el equipo y llegar a refundarlo en su último número. Un paso calculado y progresivo, sin giros bruscos ni grandes aspavientos, de las ideas de Stern a las de Gruenwald; pasando por el filtro de las mejores historias de Simonson, con un toque de ciencia-ficción que al grupo le viene que ni pintado y el uso continuo de uno de sus personajes más queridos: el poderoso Thor. Simonson en ese momento era uno de los guionistas más solicitados de la editorial tras finalizar su etapa en Thor, precisamente con Gruenwald como editor y de la época son también sus lápices y guiones para Los Cuatro Fantásticos. Como dibujante Simonson solo realizó una pequeña historia de unas pocas páginas donde se narraba el origen de los Vengadores desde el punto de vista de Loki.
La etapa de Simonson en la colección puede dividirse en dos de forma clara: en la primera continúa con dos tramas presentadas por Stern. Las va contando en paralelo, otorgando importancia primero a una y luego potenciando la segunda y como consecuencia inmediata de cada una de ellas, la pérdida de un miembro del grupo, que en estas primeras páginas tiene una alineación de lo más curiosa: Thor es el único miembro fundador, el Caballero Negro, Hulka, el doctor Druida, Namor y su esposa Marrina, todos ellos liderados por la Capitana Marvel –y Jarvis, que vuelve de su convalecencia, tras la paliza recibida en el asalto a la mansión-. Los Vengadores continúan viviendo en la Hidrobase y es desde allí donde parten para cada una de sus aventuras, la primera de ellas la mutación que afecta a Marrina y que la convierte en un temible monstruo de proporciones gigantescas, un leviatán marino al que los Vengadores apenas pueden frenar. Hasta cuatro Vengadores podemos tachar de la lista tras este enfrentamiento: Marrina, Namor, el Caballero Negro, que es presa de la maldición de su espada de ébano y la Capitana Marvel, que resulta gravemente herida.
En el segundo arco argumental volvemos a toparnos con Nébula, que ha conseguido introducirse en el Consejo de los Kangs, con el objetivo de esclavizar a los Vengadores para que la ayuden en la búsqueda de un arma sin igual que tiene su paradero en la época actual. Una gran historia repleta de giros temporales, con un viaje delirante a bordo del quinjet que se desarrolla en varios frentes y en cuyo desenlace Simonson aprovecha para deshacer el grupo. Todo comienza con las manipulaciones del Dr. Druida, que se convierte en líder de los Vengadores y que acabará pagando su sed de poder; Hulka decide tomarse un poco de tiempo libre tras todo lo que ha presenciado últimamente –quizás la excusa más pobre y menos original- y Thor se ve obligado a regresar a Asgard para poner en orden sus asuntos, llevándose con él al Caballero Negro en un intento de curar su mal –en realidad Thor tiene que hacer acto de presencia en la saga ideada por DeFalco y Frenz que culminará en el número #400 USA de su propia colección, enfrentándose a Seth-.
Para la nueva fundación de los Vengadores, Simonson va a aprovecharse de una nueva tendencia en la editorial: la de los grandes crossovers entre colecciones. Y lo va a hacer por dos caminos bien diferentes: el primero es en el mencionado Annual más arriba, que tras una genial portada de Sal Buscema, contenía el desenlace a La guerra de la Evolución, que se había desarrollado en estos cómics especiales en las principales colecciones de la editorial. Los protocolos de los Vengadores reservistas se activan ante la emergencia que se avecina y se reúne a un variopinto grupo de personajes: el Capitán, nueva identidad secreta de Steve Rogers; su fiel compañero el Halcón; Hércules, que no aparecía desde el asalto al Olimpo, donde quedó atrapado por su padre; la Bestia, que se trae de compañero a Hulk en su encarnación gris y la Chaqueta Amarilla que resultó ser una villana en números anteriores de la colección. Juntos deberán hacer frente al Alto Evolucionador y a sus planes de detonar una bomba genética en la Tierra.
La conclusión de la etapa de Simonson también tiene lugar en medio de un crossover, esta vez el de Inferno. Los mutantes en aquella época eran la franquicia más importante de la editorial y ya comenzaban a arrastrar al resto de colecciones dentro de sus propias tramas. Aquí de nuevo Steve Rogers, ante el ataque continuo que sufren los habitantes de Nueva York, se ve obligado a enfundarse el traje de El Capitán y a recurrir a una serie de compañeros superhéroes, que en la última página del número acabarán convirtiéndose en Vengadores: Mr. Fantástico y la Mujer Invisible, arrastrados de nuevo a la acción por su hijo Franklin y su inmenso poder, que lo convierte en objetivo de los demonios que asolan Manhattan; un eterno llamado Gilgamesh y Thor, Dios del Trueno, traído de nuevo a la Tierra para su protección.
La etapa de Simonson se encuentra a un nivel tan alto como la de Stern, sobre todo porque apuesta por el continuismo y si bien es cierto que desmantela el grupo y lo vuelve a fundar en unos personajes diferentes, al menos lo hace de forma gradual y hasta lógica. Primero el guionista va quitándose miembros usando las principales tramas de Stern, a las que añade sus propias ideas como guionista, sobre todo alrededor de Thor y de la ciencia-ficción –antológico el combate del Hijo de Odín con un tiranosaurio robótico traído de una línea temporal futura-. Las historias están repletas de acción y aventura y John Buscema sigue a un gran nivel, contando con los acabados y entintado de Tom Palmer, si bien es cierto que conforme vamos acercándonos al final podemos ir observando algunas viñetas con un peor acabado, debido al cansancio y desinterés del dibujante, que se marcharía tras finiquitar estos números.
La traición en el seno de los Vengadores está muy bien construida, así como la historia de los Kangs, que comienza a desarrollarse desde el primer número y que todavía en los últimos tiene algo que decir. En la segunda parte hasta se atreve a conceder un número a Jarvis, sin trabajo por la disolución del grupo, pero con mucho que decir en una Nueva York asediada. Tras esto toma el protagonismo el Capitán América y personajes con los que Simonson ya ha trabajado y se siente a gusto: el matrimonio Richards y Thor. Buscema dibujando demonios de todas clases, en su salsa.
El Annual, dibujado por Mark Bright –tiene una etapa interesante en Iron Man, con la primera Guerra de las Armaduras- es la conclusión a todo un arco argumental que nada tenía que ver con él y está bien resuelto. El lector es capaz de enterarse sin necesidad de leer todo lo anterior y Simonson aprovecha para tocar algunos temas de la etapa de Stern, como Hércules o los vengadores reservistas.
Panini edita con su calidad habitual todos estos números en un nuevo tomo de la colección Marvel Gold, que tantas alegrías están dando al aficionado, con los imprescindibles artículos de Raimon Fonseca y alguna que otra curiosidad extra, aquí escasas –una portada de Carlos Pacheco- debido a las más de 300 páginas que contiene el tomo.