Los combates cotidianos, de Manu Larcenet

Portada de Los combates cotidianos 1 de Manu LarcenetHola, soy Nacho y soy un desastre y hoy he venido aquí a Desastrosos Anónimos para contaros mi caso.

Intento seriamente marcarme unas pautas, unos calendarios, unos horarios… pero al final todo lo hago impulsivamente, en el momento que me viene en gana y sin orden ni concierto. Eso no quita que la suerte me acompañe y al final todo salga como debe. Las entradas de mi blog se ¿preparan?, se ¿piensan? y se cuelgan normalmente en intervalos de tres a un minuto y,… ¿ a santo de qué este rollito?. Pues porque me ha resultado insultantemente fácil identificarme con Marco, el protagonista de Los Combates Cotidianos. Bueno, un servidor no es un fotógrafo de guerra, ni sufro ataques de ansiedad, ni tan siquiera he dado un giro radical a mi vida abandonando el trabajo y yéndome a vivir allá dónde Cristo perdió el gorro… Pero hay algo en su forma de tomar las riendas de su nueva vida, en plan “a verlas venir” que encaja como anillo al dedo con lo anterior.

La cuestión es que en este primer tomo vemos cómo Marco toma la decisión que cambia su forma de vida, conocemos a su hermano y cuñada, sus padres, algunos de sus nuevos vecinos, a la veterinaria que trata a su gato y, por supuesto, a Adolf, que es su gato y como reza en la contraportada, es lo que Marco más quiere en este mundo. Así que básicamente es una presentación de los actores de esta gran obra y el comienzo de la interacción entre ellos.

Con su curioso trazo con apariencia de típico tebeo de humor (cosa que engaña, aunque tenga pinceladas de humorismo) Larcenet es capaz con dos o tres detallitos tontos de hacernos notar la elipsis de tiempo entre dos viñetas: el cambio de colores de los exteriores, la longitud del pelo del protagonista, la forma de vestirse… Sé que es una chorrada, pero es un detallito que me ha caído en gracia.

El título no puede ser más acertado, al fin y al cabo trata del día a día y de enfrentarse a esos problemas (grandes o pequeños) con los que nos encontramos: es decir, los combates cotidianos. En fin, para los amantes del slice of life que tanto adoran nuestro compañeros, aquí tienen una gran obra que un servidor disfruta mucho más a pequeños sorbitos (de hecho me he autoimpuesto el leer un tomo al mes y voy por el tercero), pues el saber que la cosa se termina me fastidia bastante y es de esas lecturas de las que te gustaría tener cienes y cienes de tomos cual interminable manga japoniense.


Portada de Los combates cotidianos 2 de Manu LarcenetLos combates cotidianos #2

En el primer volumen conocíamos a la parte principal del reparto, así que aquí lo ampliamos con algunos compañeros de trabajo del padre de Marco y algún que otro secundario más. Especial gracia me ha hecho la cartera que suele venir a entregarle el correo a nuestro protagonista, que en cuatro líneas es capaz de despertar totalmente mi simpatía. Y a otro al que no hay que perder de vista es a su vecino Mesribes, que también nos da bastante juego, tal y como hizo en el primer tomo.

A pesar de que durante el tomo Larcenet sigue dejando algunas gotas de humor, las cosas no se ponen fáciles para Marco. Una importante exposición fotográfica en una sala de París se convierte practicamente en el eje principal de la historia en este tomo. Podemos ver los preparativos de las fotografías a exponer (de los compañeros de trabajo del padre de Marco en el astillero), la relación del protagonista con la dueña de la galería, o la que tiene con sus compañeros de exposición.

Larcenet continúa dejándonos perlas en forma de frases lapidarias para que reflexionemos ligeramente, o quizás profundamente. La cotidianidad a la que hace referencia el título de la serie sigue haciéndose patente a lo largo del transcurrir de la historia. “El camino no es difícil, lo que es difícil es el camino” le dice a Marco su cuñada. Y es una buena forma de resumir lo que ocurre en esta segunda entrega de Los Combates Cotidianos.

Hacia el final del tomo el autor nos arranca todo el buenrrollismo que acumulamos durante el mismo, nos agarra el corazón y nos lo aprieta con fuerza para dejarlo semiexprimido. Entonces es cuando sabemos que estamos atrapados. No podemos dejar a Marco solo en esta situación. Irremediablemente tenemos que acompañarle durante el siguiente tomo.


Portada de Los combates cotidianos 3 de Manu LarcenetLos combates cotidianos #3

Bueno, al finalizar el tomo anterior el señor Lacernet nos había dejado echos una caquita, con la moral por los suelos. Este tercer tomo se podría considerar como una lección magistral de como aprender a seguir adelante, a aceptar lo que te viene y pasar página. Utilizando una frase que le dice a Marco su vecino Mesribes (que una vez más nos da alguna que otra sorpresilla): “Cuando uno no se muere está obligado a seguir viviendo”. Y ésto resume perfectamente lo que a un servidor le ha parecido la esencia del tomo.

Larcenet plasma perfectamente la situación por la que pasa Marco. Incluso al comienzo del tomo parece más mayor, más desgastado. En cambio en las últimas páginas en las que la cosa se ve superada apreciamos cómo se parece más al personaje alegre y jovial del primer tomo. Y no sólo logramos superar los problemas y avanzamos con él. El final del tomo es un punto de alegría y esperanza de cara al último de la saga.

No sería justo cerrar la reseña de éste tercer libro sin hacer una mención especial a la madre de Marco, que es capaz de hacernos pensar en más de una ocasión y nos sorprende muchas veces durante la historia.


Portada de Los combates cotidianos 4 de Manu LarcenetLos combates cotidianos #4

Más agridulce que los tomos anteriores. Más cargado de tintes políticos. Siendo el proceso del cierre del astillero el hilo conductor de la historia. Con la sensación de que estás viendo a los viejos dinosaurios extinguirse con el pleno conocimiento por su parte de que éso les está ocurriendo. Llega el momento de despedirse de Marco y familia.

Un servidor poco más va a contarles de este tomo. No voy a hablaros de Maude, la maravillosa y curiosa hija de Marco. No os voy a contar nada del nuevo trabajo de Marco como reportero gráfico. Ni de su compañero Franck que esconde un secreto que explica su forma de ser. No voy a insistir en lo sorprendentemente cuerda y filosófica que me sigue resultando su madre. Y por supuesto tampoco os voy a seguir hablando de Mesribes y un hecho inesperado que le ocurre. No, no os voy a decir mucho más.

En boca de Pablo, antiguo compañero de trabajo del padre de Marco: “Muchas veces hablaba con tu padre del mundo que os íbamos a dejar. Esta mañana ya no se trata de una elucubración sino de algo real… A partir de este segundo el mundo te pertenece. Te lo cedo oficialmente. Ahora te toca a tí apañártelas con él…”

Y de ésta manera Larcenet nos despide del mundo creado para Marco y nos deja a cada uno vivir el nuestro.

Portada de la edición integral de Los combates cotidianos de Manu LarcenetLos combates cotidianos (edición integral)
Guión y dibujo: Manu Larcenet
Norma Editorial
Formato: Álbum Cartoné. Tamaño: 19 x 26. 264 Páginas
Precio: 24,95 euros

Esta es la historia de Marco, un ya no tan joven fotógrafo que intenta encajar las piezas de la vida: su trabajo, mujer, su hija, su pasado…