Lobezno: Hermandad, de Greg Rucka y Darick Robertson

Portada Lobezno: Hermandad - 01Sin máscara, incluso sin el traje de superhéroe, Wolverine sigue siendo el mejor en lo que hace, y lo que hace no es algo agradable; Greg Rucka tenía esto en mente cuando relanzó la colección de Wolverine hace más de una década, regresando efectivamente a la esencia del personaje. Wolverine no es un superhéroe colorido a la espera de salvar el mundo en la mansión del Profesor X, Wolverine es Logan, un hombre que usualmente está más cómodo en las habitaciones de moteles sucios y cafetines baratos, y ese es el punto de partida de “Hermandad” (publicado en Wolverine # 1-6, julio a diciembre de 2003).

Logan conoce a Lucy, una mesera de 17 años que vive al lado. Al principio, apenas se saludan, pero con el paso del tiempo Logan habla con esta chica y se da cuenta de lo asustada que está. Alguien la persigue. Y tarde o temprano, van a dar con ella. Tener a Wolverine como vecino significa que la chica lo ha visto regresar a casa después de una golpiza salvaje, herido y cubierto de sangre, para luego verlo completamente curado a la mañana siguiente. Ella no sabe quién es él, pero entiende que un hombre capaz de soportar palizas noche tras noche es lo suficientemente fuerte para protegerla.

Portada Lobezno: Hermandad - 02En el pasado, Logan ha sido una figura paterna para muchachas como Kitty Pryde o Jubilee. A pesar de su naturaleza salvaje y su turbulento pasado, él logró que se sintieran confiadas y optimistas. Esta vez, sin embargo, cuando “los Hermanos” llegan, él no puede salvar a Lucy. Los hermanos abren fuego. Las heridas de Logan se curan gracias a su poder mutante, pero Lucy muere al instante. Ella deja un diario, una confesión desgarradora que motiva a Logan a averiguar cómo empezó a meterse en líos.

Y así, el mutante con garras hurga en una realidad que a menudo ignoramos u olvidamos que existe. Él visita las ferias de armas, las convenciones de armamento que congregan a cientos de hombres y mujeres, a veces familias enteras, impacientes por comprar armas. Aquí no hay nada descabellado o ficticio, y es que Rucka analiza la fascinación de Estados Unidos hacia las armas de fuego. Logan sigue el rastro de las balas que ha sacado de su propio cuerpo, y finalmente se encuentra con el vendedor que estaba buscando. El único problema es que alguien más está tras ese hombre: Cassie Lathrop, una agente encubierta de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).

Rucka siempre ha estado obsesionado con contar historias desde el punto de vista de policías mujeres: así lo hizo en “Gotham Central” con la oficial Renee Montoya, en “52” nuevamente con Renee Montoya, en “Batman” con Sasha Bordeaux, en “Whiteout” con la alguacil Carrie Stetko, en “Daredevil” con la investigadora privada Dakota North, en “Punisher” con la sargento Rachel Cole, en “Lazarus” con Forever Carlyle, y así sucesivamente. De hecho, muchos de los detractores de Rucka han sugerido que él no puede escribir una historia a menos que tenga una mujer policía para narrarla, pero obviamente esto es una exageración; Rucka ha demostrado que él también puede escribir usando la voz de un protagonista masculino. Y ese es el caso con Wolverine; Logan es claramente el protagonista, y Lathrop, la agente de la ATF, es un personaje secundario rico y humanizador que mantiene el lado animal de Logan en equilibrio.

Cuando Logan finalmente encuentra al hombre responsable de la muerte de Lucy también descubre algo más. Los Hermanos del Nuevo Mundo son una secta religiosa, en la que el líder puede tener tantas “novias”, como desee. Las novias son chicas menores de edad, como Lucy, a las que torturan y les lavan el cerebro para tener relaciones sexuales con el líder. Por supuesto, la depravación no termina aquí, y cuando el héroe canadiense entra en lo más profundo de la guarida de la bestia, se enfrenta a una verdad impactante y dolorosa. Inspirado por el mundo que lo rodea, Rucka logra crear un lugar inquietante que se siente muy verídico; de hecho, el elemento más horroroso es ver lo mundanos y realistas que son los miembros de esta secta.

Portada Lobezno: Hermandad - 03Al final, Logan pierde el control. Se entrega a su rabia de Berserker, y en vez de “hacer lo correcto” (advertir a las autoridades o capturar a los malhechores), empieza a matarlos en una de las masacres más sangrientas. La violencia brutal es extraordinariamente representada por Darick Robertson, un artista muy talentoso que parece especializarse en imágenes despiadadas y controvertidas. Después de la masacre, Logan huye, y la agente Lathrop tiene ahora un misterio aún mayor por resolver.

El epílogo, “Entonces, un cura entra a un bar”, es una conclusión conmovedora y reveladora. Logan no puede lidiar con el hecho de haber matado a más de 20 hombres en una sola noche. Así que hace lo que todo hombre razonable haría: se emborracha en un bar, y no deja de beber hasta que Nightcrawler aparece. Como superhéroe, es fácil para Wolverine (y Nightcrawler) hacer frente a las amenazas cósmicas o a los villanos megalómanos decididos a conquistar el mundo. Como un hombre que toma la justicia en sus propias manos, sin embargo, las cosas no son fáciles para Logan. Y tal vez él es un héroe tan único y memorable porque al final puede ponerse o quitarse el manto superheroico, si él lo considera conveniente. Pero independientemente de su misión como un Hombre X, siempre tiene que asumir las consecuencias de sus actos.

“Wolverine: Hermandad” bien puede ser una de mis obras favoritas de Greg Rucka. Y lo que hace que esta etapa sea aún más especial es el asombroso arte de Darick Robertson. Años antes de “The Boys”, el artista estadounidense estaba perfeccionando su estilo en Marvel Comics. El Logan que vemos aquí es un hombre que lleva encima el peso de incontables años, tiene una expresión amarga y la suficiente crueldad en los ojos como para asustar a la gente; incluso herido, se ve muy peligroso. Las secuencias de batalla son absolutamente impresionantes. Particularmente me encanta la doble página en la que vemos a Logan desatando su furia.

El artista a cargo de las portadas es Esad Ribic, ganador del Arion’s Achievement Award como mejor portadista (entre muchos otros reconocimientos); heredero de maestros como Frank Frazetta y Alex Ross, Ribic combina el realismo fotográfico con el impresionismo, y el resultado es una selección premium de portadas preciosas e inolvidables. El Wolverine de Ribic es un tipo duro, pero también un guerrero respetable; no obstante, el artista croata también juega con la noción de virilidad a menudo asociada al mutante más popular, como podemos ver en la última portada, considerada por muchos como el único ejemplo de porno gay en una publicación de Marvel; Ribic le muestra a los fans “Un Nightcrawler desnudo. Un Wolverine que mira la entrepierna con el ceño fruncido”, y como si eso no fuera suficiente, también tenemos la sospechosa “ubicación de la botella de cerveza”. Esad Ribic es famoso por su “retorcido sentido del humor”, y esta portada demuestra por qué.