Legion Lost, de Abnett, Lanning y Coipel
En lo más hondo de nuestros corazones, yace un miedo primitivo, una aversión instintiva a extraviarnos. Nos podemos perder en una jungla o podemos perder la cabeza, en cualquier sentido la pérdida es atemorizante y potencialmente catastrófica. Curiosamente, cada vez que un autor decide revitalizar un grupo de superhéroes, debe recordar ese miedo, y no debe haber restricciones para esa sensación de estar perdidos, para el peligro, para el riesgo.
Legion Lost # 1, publicado en mayo del 2000, empieza con Shikari, una alienígena que está siendo cazada por la despiadada Progenie. Buscando refugio, se acerca a una nave espacial en ruinas, aparentemente abandonada desde hace siglos; entrar sólo le ofrece unos cuantos segundos de protección, pero aún así ella entra. Allí, en una cámara oxidada, descubre unos cristales de memoria. Dentro de los cristales hay un mensaje holográfico. El chico que ha dejado ese mensaje es nada más y nada menos que Jan Arrah, también conocido como Element Lad. Él habla sobre un cataclismo cósmico que ha enviado al cuartel de la Legión al más alejado rincón del universo. Usando sus poderes, Element Lad ha protegido a sus amigos al hacerlos hibernar en crisálidas de Tromium. La presencia de Shikari activa el proceso que los despertará, y pronto los legionarios están de pie. Pero ¿dónde están? ¿Y cuántos años han estado dormidos?
Durante décadas, la Legión de Súper-Héroes se ha caracterizado por su ingenuidad y su encanto retro / camp. Con una visión muy provinciana de la galaxia, todo en los viejos relatos de la Legión parece suceder en un mismo vecindario galáctico. Los alienígenas, desde luego, son humanoides, fáciles de identificar (al menos la mayoría). La Tierra es la capital de los Planetas Unidos, la galaxia conoce únicamente la prosperidad y la dicha. Y todas las formas de vida extraterrestre hablan Interlac, una especie de versión futurista del inglés.
En “Legión perdida”, de inmediato, Dan Abnett and Andy Lanning se deshacen de todo ello. Y aceptan el hecho de que el universo es infinito. Así que ahora los legionarios están a miles de galaxias lejos de casa. Los extraterrestres a los que se enfrentan no hablan inglés. No existen los Planetas Unidos, ni hay fuerzas para mantener la paz. Y la Progenie causa miseria y sufrimiento en innumerables mundos. Tienen una sola ideología: la pureza racial; quieren la homogenización, y todas las otras formas de vida –todas las variantes– deben ser borradas.
Desde el inicio, los legionarios deben encontrar nuevas formas para comunicarse con Shikari y la Progenie. Deben esforzarse como nunca antes lo han hecho. Ya no pelearán por la gloria de los Planetas Unidos, su lucha es simplemente por sobrevivir. En “Variaciones del enigma”, los legionarios deben robarle a la Progenie una nave espacial, y cuando atacan a estas cucarachas-alienígenas, destapan un terrible secreto: la Progenie borra las variantes reciclando sus cadáveres y convirtiendo todo ese material biológico en componentes de bio-construcción. Y aquí comienza el conflicto entre legionarios. Para salvarse a sí mismos, deben robar una nave espacial y huir. No tienen ni el tiempo ni los recursos para salvar a las víctimas de la Progenie.
Esta es la primera vez que hay discordia entre ellos. Umbra, una pragmática guerrera de Talok VIII decide que es mejor abandonar las víctimas y concentrarse en la misión. Ellos no están allí para ser héroes, están allí solamente para sobrevivir. Monstress, sin embargo, no está de acuerdo con Umbra. El compromiso moral nunca ha sido mayor. Las viejas prácticas de la Legión, la rectitud, la obediencia a las reglas, deben desaparecer. El intento de rescate de Monstress es un completo fracaso. La Progenie simplemente extermina a todos sus prisioneros antes de permitir que sean liberados. Los legionarios, todavía fieles a sus normas y siempre respetuosos de la santidad de la vida, desarman a la Progenie pero los dejan con vida. Aunque sin que estos héroes juveniles e idealistas lo sepan, aquellos que han sido dejados con vida deciden suicidarse. Después de todo, han fracasado. ¿Y no es la muerte el precio del fracaso?
Nunca antes en la historia de la Legión habíamos observado un desenlace tan trágico. Los legionarios fallan al salvar a los prisioneros, y al perdonar a la Progenie los condenan a una muerte deshonrosa. Todas las amenidades han terminado. Los legionarios ya no son los chicos y chicas alegres y juguetones que nos eran tan familiares. Finalmente han conocido la miseria, la desesperación, y no saben cómo lidiar con ello.
La Legión fue un grupo de “individuos de todo la galaxia, unidos por un sueño en común”. Pero ese sueño ya no les garantiza la subsistencia. La conclusión es obvia: la Legión está perdida, pero no sólo físicamente, como afirma Monstress “todo lo que valoramos, todo en lo que creemos… pienso que nada de ello importará en este horrendo lugar”.
Pronto, los muchachos se dan cuenta de que es crucial encontrar información sobre esta región desconocida del espacio. Y en “El estado de la estrella solitaria”, forjan una alianza con los Kwai, el pueblo de Shikari. Y también localizan a un compañero extraviado: Drake Burroughs (Wildfire). En “Arreglo de emergencia”, Brainiac 5 demuestra por qué es el científico más respetado de la galaxia. Usando materiales descartados y componentes malogrados, se las arregla para producir un híper-motor, una maquinaria de emergencia. Y de hecho tiene éxito (moderadamente). La nave espacial viaja 16 años luz, pero luego es atacada por parásitos de energía. Para preservar la integridad estructural del transporte, deciden sacrificar sus últimos componentes energéticos. En ese momento, sin embargo, Wildfire se exaspera y quema a todos los parásitos. Al matarlos, está violando el código de la Legión, pero ellos están tan lejos de casa, y en una situación tan desesperada, que no pueden darse el lujo de seguir actuando como chicos buenos.
La tensión se incrementa. La animosidad de Umbra hacia Monstress causa más de un problema. La impetuosidad de Ultra Boy es apenas controlada por la presencia fantasmagórica de Apparition. Brainiac 5, el genio definitivo, la mente más brillante del universo, está indefenso por primera vez en su vida, incapaz de generar la tecnología que podría salvar a sus colegas. Saturn Girl, al liderar el grupo, no tiene otra alternativa que tomar decisiones improvisadas basadas en la poca información que han podido reunir; y su relación con Live Wire parece estar deteriorándose lentamente.
Los recursos narrativos de Abnett y Lanning se refuerzan al cambiar los puntos focales. En el primer número, todo está contado desde la perspectiva de Shikari, y de este modo, podemos ver a la Legión como algo fresco, ideal para un lector nuevo. El segundo número está contado desde el punto de vista de Monstress, quien resalta la crueldad de la Progenie, ella se identifica con las víctimas del genocidio; tal vez, ella misma se considera una víctima. El tercer número gira en torno a Kid Quantum y la frustración experimentada por los jóvenes héroes. Finalmente, el cuarto número se enfoca en Apparition, y en cómo ella se esfuerza para mantener al equipo unido.
Las palabras de Abnett y Lanning son precisas y evocadoras, transmiten con elocuencia los aspectos súper-humanos de los legionarios. No sólo los vemos en combate, también sentimos lo poderosos que pueden ser. Con el mismo nivel creativo que Alan Moore mostró al describir los poderes de los miembros de la Liga de la Justicia de América, Abnett y Lanning convierten las ordinarias habilidades de antaño en los asombrosos poderes del mañana. Más aún, equilibran la ciencia ficción fuerte con el desarrollo de los personajes. Su inmenso talento como escritores se hace evidente en las páginas de esta impresionante miniserie de 12 números.
Legion Lost # 5, 6, 7 & 8, de Abnett, Lanning y Coipel
Si los superhéroes son un ejemplo de proeza física, de superioridad muscular, claramente el rol de los supervillanos es representar la inteligencia, la ciencia y el conocimiento. No es ninguna coincidencia que muchos de los villanos de la era dorada fuesen científicos locos, no es casual que la batalla sin fin entre Lex Luthor y Superman fuese, en realidad, la del cerebro versus el músculo. De hecho, incluso en “Watchmen”, Ozymandias, el hombre más inteligente del mundo, es el que más se asemeja a la figura de un villano.
Ciertamente, por alguna razón, los superhéroes son un símbolo de la fuerza física y sus enemigos son la encarnación de un intelecto superior. Otro ejemplo clásico sería Brainiac, el némesis de Superman. Así que es especialmente irónico observar cómo, 1000 años en el futuro, Brainiac 5 –descendiente del Brainiac original– se une a la Legión de Súper-Héroes.
En “Omniphagos” (publicado en Legion Lost # 5, setiembre del 2000) Brainiac 5 debe enfrentar un desafío imposible: una criatura antinatural que puede devorar estrellas y planetas enteros, e incrementar su fuerza exponencialmente. Al ser el protagonista de este episodio, Brainiac 5 comparte sus pensamientos íntimos. Vemos cómo intenta solucionar todos los problemas de la Legión: encontrar el camino a casa, descifrar dónde está nuestro sistema solar, intentar sobrevivir en una región del universo que no le resulta familiar, etc. Incluso con su inteligencia de nivel 12 –el más alto nivel de inteligencia del universo– está perdido por primera vez. Los materiales a la mano, la tecnología que le han robado a la Progenie, nada de ello es suficiente para reparar el cuartel de la Legión o fabricar un híper-motor. Para empeorar las cosas, ahora él está combatiendo contra una peligrosa criatura. Gracias a su astucia, vence al Omniphagos, a este devorador de todo lo que existe.
“Fatiga extrema”, contada desde la perspectiva de Umbra, es el comienzo de una situación devastadora. Después de tanto tiempo de estar presos en los restos del cuartel, los legionarios están hartos, cansados, molestos y frustrados. Pero la situación de Umbra es incluso peor. Como campeona de Talok VIII –su mundo– ella ha entrenado toda su vida para controlar las fuerzas de la sombra, pero ahora está tan lejos de su galaxia, que está constantemente asediada por los silenciosos espectros de aquellos que portaron la fuerza de le sombra en el pasado. No hay nada que ella pueda hacer para aliviar su dolor y su miedo. Como expresa tan admirablemente: “Me he convertido en alguien temerosa de la oscuridad. Y como yo soy la oscuridad, no puedo escapar de mis miedos”.
En un intento por ayudar a su camarada, Saturn Girl intenta entrar telepáticamente a su conflictuada psique. Pero sólo empeora las cosas. La reacción psíquica es demasiado feroz, y Saturn Girl cae en coma. Al mismo tiempo, Umbra se lleva la única cápsula de escape y abandona a sus compañeros. Para ella, la Legión ya no existe, es imposible retornar a casa, no hay esperanza.
Aunque Umbra se ha rendido, el resto de los legionarios no. En “Singularidad”, Ultra Boy y Monstress siguen a la guerrera de Talok VIII hasta Lorcus Prime –un extraño mundo estéril que debería estar deshabitado, y no obstante allí hay una gigantesca ciudad en medio de un inmenso desierto. En ese lugar encuentran a Singularity, el protector de Lorcus Prime, una figura superhumana con poder casi ilimitado que confunde a los legionarios con invasores alienígenas. Esta vez, Ultra Boy es el narrador; probablemente el más poderoso del grupo, apenas puede hacerle frente a Singularity. Pero hay algo más, algo que no encaja. Si este planeta es completamente infértil, ¿cómo subsiste esta vasta metrópolis?
Dan Abnett y Andy Lanning tejen una intrincada red de engaños. Porque, tal como Ultra Boy comprueba, la ciudad que todos ven no existe en realidad. Y no obstante, Singularity cree con todo su corazón que sí es real, y está dispuesto a sacrificar su vida para proteger este espejismo.
Más aún, de una manera increíblemente conveniente, los legionarios que supuestamente estaban en la Tierra aparecen de la nada. Esa es la premisa de “Perdido y encontrado”. Chameleon –el narrador de este capítulo–, Monstress, Ultra Boy y todos los demás les dan entusiásticamente la bienvenida a sus amigos. El único que sospecha es Brainiac 5. Como científico necesita una explicación lógica, algo que aclare cómo han llegado sus camaradas. Cosmic Boy, Leviathan, Spark y Element Lad intentan justificar su viaje a lo largo de miles de galaxias, pero Brainiac 5 no cree en sus palabras.
Al recuperar su optimismo, los jóvenes héroes finalmente vencen a Singularity. Y Brainiac 5 confirma que todo sobre Singularity había sido una ilusión. Aunque hace siglos él era el protector de Lorcus Prime, eventualmente, su civilización decidió que ya no lo necesitaban. Así que lo enviaron a un planeta abandonado, y le hicieron creer que todavía estaba salvando la capital a diario, peleando contra incontables –y ficticias– amenazas. Todo había sido una mentira.
Ahora que Umbra se ha reunido con sus compañeros, Brainiac 5 es capaz de activar un mecanismo que restaurará la conciencia de Saturn Girl. Pero cuando lo hace, Cosmic Boy, Leviathan, Spark y Element Lad se desvanecen instantáneamente. Eran ilusiones, proyecciones psíquicas creadas por el inconsciente de Saturn Girl. Sus asombrosos poderes mentales habían sido más que suficientes para convencer a todos sobre la posibilidad de ser encontrados. Tal vez fueron persuadidos fácilmente ya que ese era su mayor deseo, pero en el fondo, Brainiac 5 siempre supo que la llegada de los legionarios de la Tierra era demasiado buena para ser verdad.
Las asombrosas habilidades narrativas de Abnett y Lanning capturan, en primer lugar, la frustración y la angustia de Singularidad, cuando descubre que ha estado viviendo una mentira por años. Y luego, después de presentar los primeros momentos de felicidad, después de mostrar que aún había esperanza, llega la impactante revelación. Cuando los legionarios entienden que aún están varados en el cuartel, experimentan horror y también odio hacia Saturn Girl. Como declara Chameleon “La verdad de todo ello es demasiado difícil de tolerar. Estamos perdidos de nuevo. Más de lo que estábamos antes… y en más maneras de las podríamos pensar”.
Como artista principal de la serie, Olivier Coipel realiza páginas asombrosas y muy dinámicas. Aunque en ese entonces su estilo no era tan refinado o tan detallado como lo es ahora, hay una energía fuerte, cruda, que emana de sus vibrantes diseños. A veces se ve un poco tosco, pero lo que le falta en refinamiento lo compensa con imágenes energéticas. El artista de reemplazo en el número 5 es Pascal Alixe; con una vitalidad igualmente enérgica, los lápices de Pascal son ideales para el salvajismo y la locura que ocurren dentro –y fuera– de la mente de Umbra. El coloreado de Tom McCraw también contribuye a añadir fuerza a las ilustraciones de Coipel y Alixe. Después de 8 soberbios números, Abnett, Lanning, Coipel y Alixe transformaron un título que todos despreciaban en una saga fascinante. Y seguirían impresionándonos en futuros números.
Legion Lost # 9, 10, 11 & 12, de Abnett, Lanning y Coipel
Un superhumano, por definición, es diferente a nosotros. Y la interacción en una comunidad superhumana presenta diferencias y retos fascinantes. Por años, Saturn Girl y su pueblo habían sido temidos y discriminados a causa de sus habilidades telepáticas. Ella entrenó toda su vida para para mejorar sus habilidades psíquicas naturales y juró nunca invadir las mentes de otras personas. Pero en “Perdidos y solos” (Legion Lost # 9, enero 2001), sus peores miedos se hacen realidad. Ella traicionó la confianza de sus camaradas al hacerles creer que habían sido encontrados por los legionarios de la Tierra. De hecho, había estado manipulando las mentes de sus amigos desde el inicio, al crear la ilusión de Apparition.
Ahora, sin Apparition, un inestable Ultra Boy está al borde de un colapso nervioso. Live Wire está enfadado y triste. Y todos están furiosos, heridos o por lo menos decepcionados. Como señala Chameleon “estábamos yendo a casa. La pesadilla había terminado. Teníamos esperanza. Y luego todo desapareció y la verdad era mucho peor de lo que había sido antes”. La gente confiaba en Apparition como nunca habían confiado en Saturn Girl. Porque no se puede confiar en una telépata.
Tal vez el único que entiende a Saturn Girl es Brainiac 5. Todo este tiempo, él ha estado ocupado construyendo motores, propulsores y probando nuevas y extrañas maquinarias. Y todo fue una mentira. No sabía cómo regresar a la Tierra, ni mucho menos dónde estaba el sistema solar. Confiesa su frustración. Con una inteligencia superior él debería ser capaz de solucionar los problemas de la Legión, pero esta vez no puede. La tarea es demasiado difícil, y no ha logrado nada; por primera vez en su vida, el científico, el genio, está perdido.
He leído cómics de superhéroes por casi 2 décadas, y rara vez he encontrado autores tan audaces y creativos como Dan Abnett y Andy Lanning. En las páginas de Legion Lost crean una estructura dramática que se vuelve más y más compleja con cada número; hacen que la Legión se enfrente contra obstáculos insuperables, y en el proceso analizan la esencia de estos chicos y chicas. ¿Cuáles son sus fortalezas? ¿Y sus debilidades? Y además, de un modo con el que pocos escritores podrían soñar, ellos exploran la naturaleza de los súper poderes y cómo afectan las relaciones. Este es uno de los mejores ejemplos de narrativa súper-heroica en los que puedo pensar. Le dan a cada legionario una personalidad distinta; muchos guionistas de hoy se olvidan que los superhéroes no son simplemente dibujos coloridos con globos de diálogo. Deben sentirse reales, tienen que actuar y reaccionar como lo haría la gente, y ese es uno de los muchos logros de Abnett y Lanning. Sí, están los personajes. Está el conflicto. Están la gloria y la miseria de la condición humana.
Aunque el capítulo 9 es contado desde la perspectiva de Saturn Girl, en “Rosette” el turno es de Wildfire. Y ese un episodio asombroso. Incluso si Umbra es de Talok VIII, Chameleon de Durla y Brainiac 5 de Colu, estos jovencitos de otros mundos han sido bendecidos con cuerpos normales y saludables. Ese no es el caso de Wildfire. Él es una mente humana atrapada para siempre en una nube de energía. No tiene cuerpo, ni siquiera tiene forma humana, lo único que tiene es un traje de contención que se asemeja pobremente a la figura de un hombre. Aunque todavía es un adolescente. No puede dejar de pensar en chicas. Tiene deseos sexuales y fuertes impulsos, pero no está hecho de carne sino de energía y luz, así que está condenado para siempre a ignorar la proximidad física, nunca experimentará una caricia, un beso o los goces del coito. Los escritores británicos enfatizan este hecho de una manera tan sutil que entendemos a Wildfire, lo admiramos por su valentía, su resistencia, su fuerza interior y por todo ello, no lo compadecemos; por el contrario, valoramos su presencia más que nunca.
En el décimo número de la miniserie, la Legión intenta pelear contra la armada de la Progenie. “Sé que estamos derrotados. No porque ellos nos superen en número o en armamento. Antes, algo así no tenía importancia. Lo que sucede es que ya no somos un equipo. Estamos divididos. […] Y eso, ciertamente, es por lo que estamos realmente perdidos”. Después de meses de ir a la deriva en una región espacial desconocida, después de serios conflictos y tensiones, después de tantos padecimientos, los legionarios están exhaustos. Aun así luchan, pero son fácilmente subyugados.
Y finalmente, en Legion Lost # 11 –uno de los mejores cómics que he leído en mi vida, junto con el 9, y uno que seguramente merecería un lugar en mi top 100 si alguna vez consigo hacer uno– todas las líneas argumentales convergen en una ambiciosa e intensa crónica sobre la inmortalidad y cómo puede convertir a los mejores y a los más nobles en individuos crueles e inhumanos. “Billón de años de soledad” es una historia extraordinariamente imaginativa que empieza con una impactante revelación. El Progenitor, el creador de la Progenie, el hombre responsable por reducir mundos enteros a cenizas, el culpable de genocidio a escala cósmica, no es otro que Element Lad.
Los legionarios son llevados a la Rosette, el centro del imperio interestelar de la Progenie, allí ven al Progenitor. Element Lad los mira y apenas puede recordar sus nombres. Y luego explica qué pasó después de que la Legión se perdiera. Como vimos en el primer número, Element Lad usó sus poderes para proteger a sus amigos en crisálidas de Tromium. Pero en el proceso de preservar la integridad estructural del cuartel de la Legión, Element Lad cometió un error. Soltó la nave y luego fue obligado a pasar décadas, siglos y milenios flotando solo, en el vacío del espacio. A lo largo del tiempo, perfeccionó y aumentó sus poderes. Cambió y reemplazó sus elementos moleculares con tal precisión que se volvió inmortal. Miró a los planetas alrededor suyo por millones de años, fue testigo del nacimiento y la muerte de muchas estrellas, hasta que accidentalmente aterrizó en un planeta. Allí utiliza su completo dominio sobre los elementos para crear vida. Un billón de años de soledad serían suficiente para destruir cualquier mente humana normal, Element Lad se da cuenta de que para sobrevivir primero debe encontrar compañía, y por ello crea vida inteligente.
Ernest Hemingway escribió alguna vez que “el hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido pero no derrotado”. Y lo que sucede con Element Lad es precisamente eso. Él está completa y absolutamente destruido, pierde su humanidad, olvida la vida que tuvo cuando era un chiquillo idealista en las filas de la Legión. Pero nunca es derrotado, ni siquiera por un segundo.
Aunque la Progenie había informado a Element Lad acerca de la presencia de los legionarios meses atrás, él no podía recordar quién o qué era la Legión. Lentamente, y después de un esfuerzo considerable, empieza a rememorar su pasado. Y por lo tanto decide concederles una audiencia.
Los legionarios están en shock. No pueden aceptar que el amable y dulce Element Lad es responsable de millones de años de atrocidades. Pero Element Lad ve las cosas de manera diferente. Para él, toda vida es insignificante, breve, efímera. Para alguien que ha existido por más tiempo que los primeros soles de la galaxia, es lógico que desdeñe la vida de esa manera. Brainiac 5, por supuesto, entiende de inmediato lo peligroso que es Element Lad, ahora es “verdaderamente como un dios. Está muy por encima de nuestro nivel”. Y ahora que Element Lad ha visto a sus antiguos camaradas, recuerda de dónde vinieron: la Tierra. Y sabe que hay una nueva galaxia en la que puede reinar de manera suprema como una deidad inmortal.
Rápidamente los legionarios deben armar un plan. Y deciden liberar al Omniphagos –la misma criatura que fue vencida por Brainiac 5–, el devorador de planetas, una entidad tan poderosa que puede mantener distraído a Element Lad al menos por unos minutos. Y así comienza una danza cuidadosamente coordinada en la que todos los legionarios están en peligro de muerte. Pero deben tener éxito o de lo contrario se arriesgan a la destrucción de todo lo que existe.
Monstress es la primera en morir a manos de Element Lad. Y es Live Wire –el narrador de “Primero y último”, el capítulo final– quien se las arregla para darle a la Legión los segundos necesarios para escapar usando el portal inter-dimensional de Element Lad. Live Wire sacrifica su vida para asegurarse de que Element Lad y el Omniphagos sean contenidos en esta remota región galáctica.
Con su último aliento, Live Wire evoca el pasado. “Recuerdo cuando nos convertimos en la Legión de Súper-Héroes. Estoy contento de haber estado allí cuando volvimos a convertirnos en ella. Porque no estábamos perdidos después de todo, ¿no es así? No donde más contaba”. De hecho, como escribí anteriormente, perderse puede ser algo terrible y temible. Pero podemos perdernos de más de un modo. Podemos estar perdidos física y también psicológicamente, y a lo largo de 300 brillantes páginas, Abnett y Lanning han explorado qué es exactamente estar perdido, y qué doloroso y terrible puede ser. Es gracias a esta odisea que, en el 2001, encontré una vez más mi pasión por el noveno arte, y es también gracias a Dan y Andy que nunca más la volveré a perder.
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