Hulk, de John Byrne
Si en el siglo XIX el Dr. Jekyll y el Sr. Hyde fueron una metáfora de la dualidad de la naturaleza humana, en el siglo XX el Hulk fue la encarnación de esta escisión psicológica, de la constante lucha interna entre la razón y la rabia. Byrne, sin embargo, decidió hacer un movimiento audaz separando físicamente a Hulk de Bruce Banner.
Todo comienza en “La llamada del desierto” (originalmente publicado en The Incredible Hulk # 314, diciembre de 1985). Doc Samson se enfrenta a un Hulk fuera de control, y sospecha que Bruce Banner es incapaz de recuperar su forma humana. En “Libertad” (The Incredible Hulk # 315, enero de 1986), el procedimiento experimental de Doc Samson libera a Bruce Banner de su violento alter ego, Hulk.
Al principio, las consecuencias son devastadoras para Bruce Banner, ya que Hulk realmente es una parte de su psique reprimida que salió a flote después de haber sido bombardeado por rayos gamma. En “Campo de batalla” (The Incredible Hulk # 316, febrero de 1986), She-Hulk y Betty Ross tratan de dar a Banner (actualmente en estado catatónico) el mejor tratamiento médico que pueden encontrar. Pero Hulk sigue siendo un monstruo que devasta y causa destrucción a gran escala en Nuevo México. A pesar de la oportuna intervención de los Vengadores y los Vengadores de la Costa Oeste (los Vengadores de dos costas, como dice la portada), nadie logra capturar a Hulk, y sólo Doc Samson tiene la mente científica y la fuerza sobrehumana para llevar a cabo una tarea tan difícil.
En “Tú probablemente te estás preguntando por qué te llamé aquí hoy” (El Increíble Hulk # 317, marzo de 1986) y “Bautismo de fuego” (The Incredible Hulk # 318, abril de 1986), Bruce Banner está casi completamente recuperado, y él tiene un objetivo claro: ahora que Hulk es una entidad independiente, debe ser perseguido y luego exterminado. Por primera vez, el mayor adversario de Banner es Hulk.
Otra innovación importante tendría lugar en “Miembro de la boda” (The Incredible Hulk # 319, mayo de 1986); con la presencia de Rick Jones, el primer personaje de apoyo adolescente de Marvel, Bruce Banner y Betty Ross finalmente se casan. Hulk # 320 nunca fue publicado como parte de la serie mensual, pero afortunadamente se convirtió en una fascinante historia autónoma: “Una cosa terrible que se desperdicia” (Marvel Fanfare # 29, noviembre de 1986).
Contada exclusivamente en páginas enteras, “Una cosa terrible que se desperdicia” es un ejemplo de las estupendas habilidades narrativas de Byrne. Este extraordinario logro artístico fue también un inspirado adiós, ya que Byrne pronto abandonaría Marvel y se restablecería como uno de los creadores más prominentes de DC. La última aventura de Byrne cuenta con dos supervillanos muy especiales: Hammer (Martillo) y Anvil (Yunque). Hammer Jackson y Johnny Anvil se habían conocido en la cárcel hace años; al principio Johnny era un hombre racista que despreciaba a su colega afroamericano, pero finalmente la amistad prevaleció; después de superar sus prejuicios, estos dos hombres escaparon de la cárcel juntos y sus cadenas fueron transformadas más tarde por tecnología extraterrestre en una ‘síntesis-unión de energía’. Al igual que unos siameses, se volvieron inseparables, compartiendo una íntima conexión física y mental. Es muy posible que adoptaran el nombre de guerra Hammer y Anvil como una referencia a su fuerza y durabilidad, pero también como una confesión velada de su verdadera orientación sexual, el martillo sería el socio activo en esta relación homosexual y el yunque sería el pasivo.
John Byrne siempre ha sido famoso por introducir personajes LGBT en sus cómics (la capitana lesbiana Maggie Sawyer en Superman, el mutante homosexual Northstar en X-Men, el héroe gay en Trio, etc.). Quizás por eso él comprendió la verdadera naturaleza de Hammer y Anvil; No eran simplemente un dúo de villanos, sino más bien una verdadera pareja, profundamente sumergidos en “el amor que no se atreve a pronunciar su nombre”. Durante su pelea con Hulk, Hammer es asesinado por la Plaga del Inframundo. El dolor de Anvil está representado magníficamente por Byrne en una escena verdaderamente desgarradora: “Porque están unidos, estos dos. Ligados juntos, como nunca lo han estado otros mortales. Atados por la cadena de oro que ya no brilla entre ellos”. Anvil grita desesperadamente, explicando que no puede vivir sin Hammer. Literalmente. Y efectivamente, en cuestión de segundos, Anvil cae muerto. Me pregunto si el subtexto homoerótico de esta aventura hizo que algunos de los editores de Marvel se sintieran incómodos.
Como un niño británico que creció en Canadá, Byrne sintió que los cómics de Lee y Kirby “brillaban en el quiosco de periódicos como si cada palabra estuviera grabada en el fuego, cada trazo de pluma y lápiz grabados en oro puro […] Marvel nos dio relatos que parecían casi a brillar con una vitalidad interior, una fuerza vital propia”. Ese es el tipo de sentimiento que él quiso transmitir a sus lectores, y debo decir que lo consiguió. Dennis O’Neil era el editor de Hulk en ese entonces, y él confirmó que Byrne estaba entusiasmado por redefinir al goliat esmeralda y recuperar ese sentido de maravilla. Desafortunadamente, el editor en jefe Jim Shooter no estuvo de acuerdo con la propuesta de Byrne, y esta disputa se intensificó hasta que Shooter despidió a Dennis O’Neil, quien siempre había apoyado las ideas de Byrne; esta situación convenció a Byrne para abandonar el título después de sólo 6 números.
Aunque de corta duración, la etapa de Byrne estableció las bases que más tarde serían explotadas por escritores como Peter David. De hecho, la premiada y muy respetada etapa de David en Hulk no habría sido posible sin la intervención previa de Byrne en el título. Además, me atrevería a aventurar otra hipótesis: sin Byrne, ninguno de los escritores que reemplazaron a Peter David habrían encontrado un terreno tan fértil en términos narrativos. Si Hulk continúa prosperando como personaje, es todo gracias a la imaginación de Byrne.
[AMAZONPRODUCTS region=”es” asin=”0785127054″]