Green Arrow: The Archer’s Quest, de Brad Meltzer y Phil Hester
“Estaba muerto. Regresé a la vida”. ¿Qué harías después de haber sido resucitado? Para Oliver Queen (Green Arrow) la respuesta es simple: averiguas quién estuvo en tu funeral. Tal vez la pregunta sin respuesta que siempre nos hacemos es qué sucede después de la muerte; y si no la podemos responder al menos queremos saber qué sucederá con nuestro cuerpo sin vida. Los testamentos y últimas voluntades existen, sin duda, para proveer instrucciones sobre cómo disponer de los últimos vestigios de nuestra existencia.
Resulta obvio, especialmente en la última década, que los héroes del cómic mueren un lunes para regresar un martes. “La muerte de (nombre al azar)” se ha convertido en un título repetitivo y muy poco original y también en la conclusión inescapable de los grandes eventos DC o Marvel. Muertes que no tienen ningún significado, ninguna relevancia, en definitiva, sacrificios que no persiguen otra meta sino su propia recompensa ególatra de corto plazo y de impacto sin sentido. Los buenos escritores de cómics, no obstante, saben cómo evitar estos lugares comunes.
Neil Gaiman escribió una brillante historia sobre el funeral de Batman, y nunca dio cabida a los detalles innecesarios (como la forma en la que Batman había muerto) porque sabía que, tarde o temprano, Batman sería resucitado. Así que en lugar de desperdiciar su tiempo con mandatos editoriales escribió la mejor historia sobre un grupo de amigos y enemigos que se despedían del héroe. De modo similar, Brad Meltzer, uno de los autores más vendidos del New York Times, decide no indagar en los aspectos triviales de la muerte de Green Arrow, sino en las repercusiones de su ausencia.
Así, en el capítulo inicial de “La búsqueda del arquero” todo lo que sabemos es que Oliver Queen estuvo muerto y luego regresó a la vida. Durante un encuentro con Superman, finalmente escucha cómo fue su funeral. Impulsado por una curiosidad morbosa, insiste en ver las fotografías que se tomaron ese día. Para él es una extraña sensación ver a Dinah Lance (Black Canary) llorando; sin embargo, además de los integrantes de la Liga de la Justicia de América, de la Sociedad de la Justicia de América y de los Titanes, hay un extraño individuo en una de las fotos: Thomas Blake (Catman, un viejo enemigo de Batman).
Al día siguiente, Green Arrow ya se ha reunido con Arsenal (Roy Harper), joven aliado de antaño. Y juntos encuentran a Blake. Catman solía ser uno de esos villanos estrambóticos que incluso tenía una Gaticarro. Ahora es un individuo obeso y torpe, furioso con el mundo y con su propio fracaso. Estos ya no son los coloridos días del pasado, este es un presente desencantado que tiene poco o nada que ver con los antiguos días en los que Green Arrow era un aventurero despreocupado entusiasta de las “flechas con truco” (de hecho, Speedy incluso había bromeado sobre usar una flecha abre-cerrojos para entrar al hogar de Blake).
Catman explica que había sido enviado por Shade. Shade es un inmortal con la habilidad de manipular las sombras. A lo largo de su existencia ha peleado con el Flash de la Edad de Oro (Jay Garrick), con el Flash de la Edad de Plata (Barry Allen) y con el Flash de la Edad Moderna (Wally West). Aunque ha cometido crímenes también es un hombre honorable. Y es por ello que Oliver Queen lo había elegido para ejecutar su última voluntad. Blake había sido enviado al funeral de Green Arrow para asegurarse que el héroe estaba muerto. Entonces, y sólo entonces, Shade procedería a destruir las pertenencias de Queen y a borrar todo lo que ligara al nombre de Oliver Queen con la identidad de Green Arrow.
La mayoría de los súper-héroes tienen familias, personas cercanas a ellos, y su única protección es el anonimato. Por eso, mantener una identidad secreta es tan importante. Y por eso, como bien dice Oliver, “alguien debe encargarse de la limpieza”. Shade, fiel a su palabra, había seguido las instrucciones de Oliver Queen con un par de excepciones. Es entonces cuando la búsqueda realmente comienza. La primera parada de Green Arrow y Arsenal es en la abandonada Arrowcave, su cuartel secreto (que compartía algunas similitudes con la baticueva). Todo allí ha sido destruido, todo está en ruinas, así que tiene sentido que dentro de la cueva encuentren a una criatura sin vida como Solomon Grundy.
Rápidamente, Green Arrow y Arsenal deben luchar contra la fuerza inhumana de Solomon Grundy. La batalla es feroz y a pesar de toda su astucia y habilidades, los héroes son seres humanos normales y apenas pueden sobrevivir el ataque. En uno de los momentos más desesperados, con el arco destruido y sin flechas, Green Arrow hace un último intento. Él tiene brazos fuertes, obviamente, y eso es exactamente lo que necesitas cuando practicas arquería. Yo solía practicar tiro con arco en mi universidad, hace 4 años más o menos. Lo más difícil de disparar una flecha en la dirección correcta es tener la fuerza para tensar la cuerda hasta acercarla a tu cara. Para un arco normal (o sea el que yo usaba) necesitas ser capaz de levantar 25 kilos cada vez que disparas una flecha. Arcos más “profesionales” suben a 36 kilos. El arco de Oliver Queen llega hasta 47 kilos: “al final del día, estoy usando toda mi fuerza para jalar esa cuerda” y eso es exactamente lo que hace. Ahorca a Solomon Grundy usando la cuerda de su arco y aplicando una presión de 47 kilos. Eventualmente, el villano cae. Esta es una batalla absolutamente asombrosa. Una batalla que tanto escritores como fans continúan recordando, e incluso hay referencias a la misma en grandes proyectos como Avengers / JLA. La recompensa de Oliver Queen, es decir, el objeto que estaba buscando, es su viejo diploma de la Liga de la Justicia de América.
Heridos y exhaustos, Green Arrow y Arsenal todavía persisten en su búsqueda. El siguiente objeto de la lista se encuentra en la Atalaya de la JLA. Escondidas en el cuarto de los trofeos están las flechas con truco de Oliver. La idea de una flecha con truco tenía sentido en los 60s, cuando los cómics de súper-héroes eran excesivamente infantiloides. Del mismo modo que el cinturón de utilidad de Batman podía contener, de manera irrealista, miles de extraños artefactos y extravagantes instrumentos (en la serie ‘camp’ de televisión, Batman incluso tenía un repelente de tiburones), el arquero tenía una flecha para cada cosa (por supuesto, la mayoría jamás podría dispararse usando un arco): flecha sujeta-manos, flecha de retroalimentación, fecha de bengala de magnesio, flecha de guante de box, etc. Desde luego, ninguna de ellas sería útil ahora (y de hecho no han sido útiles desde la etapa de Mike Grell de Green Arrow, en los 80, cuando se eliminaron este tipo de conceptos infantiles), excepto una: la flecha con punta de diamante que Oliver Queen pretende convertir en un anillo; algún día le propondrá matrimonio a Dinah Lance. Pero hoy no.
Es obvio que Brad Meltzer ha leído miles de cómics. Cuando era un niño se gastaba toda su propina (5 dólares) comprando cómics (que en ese entonces costaban 25 o 50 centavos). Conoce el pasado de los héroes sobre los que escribe, pero lo mejor es que conoce el presente y lo que podría traer el futuro. En el presente, la felicidad y la ingenuidad han disminuido en gran medida. La extravagante Arrowcave ha estado en ruinas por años. Y el museo de Flash, un lugar que antes hacía sonreír a Oliver, es ahora un edificio frío y vacío, un auténtico mausoleo. Aun así, Roy Harper encuentra el anillo que Oliver estaba buscando. Tal vez el último y único recuerdo del heroico Barry Allen, ese anillo es el tercer objeto recuperado.
¿Es el siglo 21 eminentemente más oscuro que el siglo 20? Parecería que sí, mientras Oliver y Roy continúan con su travesía sólo para encontrar esqueletos, las cáscaras vacías de lo que algunos fue el centro de las vidas de los héroes. Arrowcave ya no existe, el museo de Flash se ha convertido en un mausoleo. Y Ferris Aircraft, el lugar en el que trabajaba Hal Jordan (Green Lantern) es ahora un negocio en bancarrota que ha sido embargado hace años. Puertas sin pestillo y aviones oxidados y semi-destruidos son lo único que queda en el hangar. Eso y el camión que Oliver y Hal manejaron cuando eran jóvenes y viajaron por Estados Unidos. Dentro del camión, está el anillo de Green Lantern, el arma más poderosa del universo, algo que nunca debería caer en las manos equivocadas. Oliver lo sujeta y lo guarda en un lugar seguro.
“Durante la última semana, Roy y yo viajamos a través del país buscando los restos finales de mi vida”, dice Oliver Queen. Ha encontrado todo lo que estaba buscando, pero cuando visita a su hijo Connor Hawke, es claro que lo que más le importa nunca podrá ser encontrado. Oliver nunca ha sido un padre, hizo su mejor intento con Roy Harper, cuando se convirtió en su joven aliado (llamado Speedy en ese entonces) a la tierna edad de 13 años. Nunca tuvo la oportunidad de ser el padre de Connor o de verlo crecer. El capítulo final de “La búsqueda del arquero” es uno de los mejores cómics de DC de la última década. ¿Por qué? Porque dejamos de ver a Green Arrow como el aventurero, como el superhéroe, como el integrante de la Liga de la Justicia de América y empezamos a verlo como un hombre vulnerable, como un padre fracasado, como un individuo inseguro y confundido que ha descubierto, demasiado tarde, que morir y resucitar es la parte fácil. Vivir aun es, y seguirá siendo, lo más difícil de todo.

