Daredevil: Redención, de David Hine y Michael Gaydos
Desde que cierto colega me dejó casi toda la etapa de Frank Miller a los guiones de Daredevil, tengo que reconocer que hizo despertar en mí un interés que nunca había tenido hacia este personaje (y es que ya se sabe que no hay personajes malos, sino guionistas pufos). Por cierto, aprovecho esta ocasión que se me brinda para recomendar la etapa de este guionista, que sino has leído yo no te puedo tratar como a un igual. El caso es que tirando de comicteca me he topado con este tomo que fue publicado hace ya unos añitos dentro de la línea 100% Marvel, en el que se recogían los seis números de esta miniserie titulada “Redención”. Cuando lo vi en la tienda en su día lo estuve echando un vistazo por encima y la verdad es que me dio muy buenas vibraciones, así que no dudé ni un instante en hacerme con él. Y la verdad es que reconozco que fue una gran compra, porque a lo largo de las páginas de este tomo asistiremos a una muy buena historia de intrigas y pesquisas judiciales.
En primer lugar hay que decir que se usa un acontecimiento real como base de la historia, que tuvo lugar allá por el año 1993 en un pueblecito del sur de los EEUU (que en el comic se llamará Redemtion Valley), donde un niño fue brutalmente asesinado. Se trata del típico pueblo de la América más profunda que os podáis imaginar, donde el fanatismo cristiano y la mentalidad ultraconservadora están a la orden del día en cada recoveco del pueblo (por supuesto tampoco faltará el típico Sheriff corrupto). Como es de suponer, todas las miradas acusadoras apuntan a un trío de jóvenes cercanos al mundo del Heavy metal y con alguna que otra característica satánica, que rápidamente despiertan las sospechas de los conservadores vecinos de esa población.


De esta forma, nuestro protagonista Matt Murdock se encargará de la defensa de uno de los principales acusados, dando lugar a una interesantísima historia de tintes jurídicos que engancha desde la primera página. Es curioso ver que la presencia de Daredevil a lo largo del argumento es meramente circunstancial, acaparando casi todo el protagonismo su faceta de abogado, muy acorde con ese tono jurídico de la historia. Todo ello se hará a través de la combinación del desarrollo de la investigación, el juicio del crimen y las escabrosas revelaciones y confesiones de los principales vecinos implicados en el asunto. Especialmente me ha gustado ese desenlace tan dramático, ya que es uno de esos finales que según llegas a la última página y cierras el tomo te quedas un tanto reflexivo diciendo: “No me jodas que esto acaba así”. En definitiva, una muy buena historia y uno de los comics que mejor sabor de boca me han dejado últimamente, cuya lectura recomiendo a todo el que quiera pasar un rato enganchado a un argumento que atrae desde la primera página.