Superman: La Guerra de los Mundos, de Roy Thomas y Michael Lark
Roy Thomas siempre ha sido un guionista muy literario y ha sido el elegido en multitud de ocasiones para adaptar historias de diferentes medios al cómic, aparte de su gran aportación a los superhéroes. Aunque siempre será recordado por su aportación a la mitología de Conan el bárbaro, Thomas también ha guionizado otros proyectos como Star Wars, Tarzán o Drácula. Durante su etapa en DC Comics, después de retirarse de su puesto de Editor en Marvel y abandonar la editorial por desavenencias con Jim Shooter, desarrolló tres números especiales en los que introducía los elementos clásicos de algunos de los personajes más míticos de la editorial con conceptos sacados de novelas y películas de ciencia-ficción o fantasía: Superman´s Metrópolis; Superman: la guerra de los Mundos y JLA: la isla del doctor Moreau.
En los inicios de este especial, Thomas traza un paralelismo entre la prosa de Wells y la suya propia, mientras vemos la llegada de Kal-El a la Tierra. En una sola viñeta el guionista se encarga de describir aquello que va a guiar al personaje durante las 72 páginas de las que consta esta aventura, con un diálogo en boca de sus padres adoptivos: que usará sus asombrosos poderes para el bien de la humanidad y que deberá permanecer oculto si no quiere sufrir el rechazo de aquellos que nunca serán como él. Si bien Thomas sigue las líneas maestras de la novela, aporta algunas ideas de su propia cosecha para adaptarla al universo del Hombre de Acero y sus principales personajes, narrando cómo sería la invasión marciana si en medio de los débiles humanos existiera un campeón capaz de hacerles frente.
Thomas hace equipo con el dibujante Michel Lark, que hoy en día está considerado como uno de los mejores artistas a la hora de plantear historias oscuras que se desarrollan en un ambiente noir. Sorprende su dibujo en este cómic y la caracterización que hace de los personajes, en conveniencia con el guionista, uno de los puntos fuertes de la historia. Ambientada en la Gran Depresión, Lark destaca a la hora de plasmar una Metrópolis hundida que vive momentos bajos y adonde llega un joven reportero llamado Clark Kent en busca de trabajo en el Daily Star, donde conocerá a otros miembros de la plantilla como la ambiciosa Lois Lane o el editor de local Perry White. La invasión marciana revela su auténtica naturaleza y aunque no duda a la hora de defender a quien más lo necesita, no puede evitar el rechazo de aquellos a los que intenta ayudar, una idea muy bien desarrollada por el guionista.
Lark plasma un Superman deudor del original que nació en La Edad de Oro de los cómics y cuyos poderes no son aquellos que conocemos hoy en día, ya que posee una enorme fuerza y resistencia, pero no puede volar ni lanzar rayos por los ojos, tan solo es capaz de dar enormes saltos. El dibujante se las apaña para ser espectacular cuando tiene que serlo y es toda una pena que la edición de ECC no esté a la altura. En los últimos meses, la editorial ECC Comics ha estado recuperando historias algo olvidadas, lo que es de agradecer. Los Elseworlds, historias que DC ambientaba en universos alejados del suyo propio y que daban lugar a originales puntos de vista sobre los héroes de siempre, han sido una de las líneas editoriales mejor aprovechadas, con la salvedad de que cada título es editado de una forma u otra. Mientras que miniseries como El clavo de Alan Davis o Batman: la maldición cayó sobre Gotham han sido publicados en asequibles tomos en rústica, otras como el Batman de Michael Lark lo ha sido en tapa dura –se trataba en su edición original de un cómic apaisado-. En el caso que nos ocupa, ECC ha optado por una tapa de cartoncillo, cuando una grapa hubiera quedado perfecta en mi opinión. Eso no quita que el verdadero fallo se encuentre en el color y la molesta trama de puntitos que llaman la atención en muchas páginas y que acaba perjudicando a un dibujante que presta especial atención a la ambientación de sus historias. El tomito incluye un artículo inicial sobre la ciencia-ficción interesante, pero se echa en falta unas palabras para poner en situación a la obra que precede, que fue publicada en 1999, pero cuyas referencias al Superman de la Edad de Oro son muchas y hubiera valido la pena su reseña.