Crossed, de Garth Ennis

Crossed de Garth EnnisUstedes, que son gentes encallecidas y rockeros de pro, no habrán prestado mucha atención a Pereza. Les parecerán, y puede que no les falte razón, pero también pueden equivocarse si se precipitan, les anticipo, un grupillo mataniñas que van de durillos pero que se hacen gaseosa por aparecer en los 40 Principales. Es muy posible, entonces, que no conozcan Superjunkies, una canción graciosilla de sal gorda que está escondida al final de su disco Animales, con el que dieron el pelotazo. También puede que a estas alturas, si todavía siguen leyendo, se estén preguntando a qué demonios viene esto. Pues verán, me da que, por el contrario, sí que están al tanto de The Boys, esa serie de Garth Ennis de caca-culo-pedo-pis que está publicando Planeta De Agostini para satisfacción de asustabuelas y fans de Marilyn Manson. Escuchen la cancioncita de Pereza y díganme si Ennis no se está dedicando a desarrollarla en sus guiones para The Boys.

Crossed de Garth EnnisPero si las repetitivas chorradas esa serie, como a mí, les aburren hasta el fastidio, quizá estaría bien que le echaran un vistazo a Crossed, una miniserie de 10 números en la que por fin Ennis ha puesto sus eternas ganas de hacer el burro al servicio de una historia concreta, salvando la distancia que va de la parida a la provocación. Con ecos de Los Muertos Vivientes, La Naranja Mecánica y The Crazies, el autor la ambienta en un presente apocalíptico más extremo que The Walking Dead y un paso más allá que The Road, para situarse en un mundo en el que una epidemia al estilo zombie se ha extendido entre la humanidad. Los infectados dan rienda suelta a sus más bajos instintos y con salvaje alegría se dedican a destruir, torturar y cometer todo tipo de barbaridades con expresión de niños que cometen gamberradas entre carcajadas de diabólico placer, de retorcida perversión malsana.

Crossed de Garth EnnisCrossed va más allá de lo que uno pueda imaginar. A menos que ese uno sea Garth Ennis. Una exhibición de atrocidades de la maldad empotrada en el alma humana ocultas tras el disfraz de una enfermedad. Nadie es culpable de sus actos porque la causa está en otro lado. Todo el caos desatado es achacable a la epidemia. Pero, ¿no es esta la excusa con la que salen a flote nuestras perversiones más ocultas? ¿No llevan a cabo los infectados todo lo que siempre quisieron hacer y han llevado en secreto hasta el momento? A veces la historia deviene una visión paroxista de Mad Max con incidencia en las obsesiones del guionista. Las perversiones sexuales más degeneradas y la religión corrompida tienen que salir a pasear, claro, pero no aparecen de forma tan gratuita como en otras historias del mismo guionista. En Crossed funcionan dentro del engranaje de la historia sin rechinar.

Crossed de Garth EnnisEn cualquier otro cómic, Ennis daría la impresión de estar vendiendo otra vez una burra coja. Una nueva ración de sexo extremo y violencia gratuita para el público más impresionable. Sin embargo estos elementos están aquí encuadrados dentro de otras situaciones sin tomar en ningún momento el papel principal. No son el cuadro, sino el marco. La trama cuenta, además, con algunos personajes carismáticos, aunque por otra parte arquetípicos. El joven inocente que se va endureciendo con el tiempo y que cuenta la historia en primera persona, y la mujer madura que tiene un pasado de sufrimiento y lidera la situación con aplomo. Crossed llega casi a resultar un trasunto de road movie, de viaje iniciático en lo que de verdad importa es el camino y la evolución de los personajes, con momentos incluso para la poesía. El dibujo de Jacen Burrows, antes visto en un especial de Transmetropolitan, cumple con corrección. Sin artificios, sin alharacas y sin disfraces, aunque también sin deslumbrar.

Crossed de Garth EnnisTras diez números Ennis da por acabada la miniserie. No ha querido seguir adelante con un nuevo arco argumental aduciendo que no tiene más ideas y no quiere forzarlas. Ya ha quedado satisfecho con el resultado final, cuyo último número ha sido publicado en marzo de este mismo año. Su creación más reciente queda como un despliegue tremendista, sí, pero también como una buena historia mucho más pensada y naturalista de a lo que últimamente nos tiene acostumbrados el rojizo irlandés. Lástima que a mitad de camino Ennis se olvide de todas las implicaciones que podría haber desarrollado en el nuevo mundo creado y se limite a seguir la peripecia. O tal vez decida que no le interesa ahondar y prefiere quedarse en el puro entretenimiento. La tremenda humanidad y la profunda reflexión de Robert Kirkman en Los Muertos Vivientes siguen sin ser superadas.

En consecuencia, una segunda miniserie, Crossed: Family Values, ha pasado a manos de David Lapham, autor del premiado Balas Perdidas, con Javier Barreno a los pinceles. Se trata de una nueva historia independiente, ambientada en el mismo mundo, pero con personajes diferentes. Un innecesario movimiento para seguir ordeñando la vaca menos imaginativo y peor dibujado donde la historia pierde toda originalidad, y en su empeño por romper tabúes, se torna facilona. Como en casi todo, ya hay planes para hacer una adaptación cinematográfica que será imposible que alcance las cotas de brutalidad del cómic original. Una propuesta por parte de Garth Ennis mucho mejor que la ya aburridísima The Boys (véase a tal respecto el último volumen publicado, Herogasm – yo no pude llegar ni a la mitad). Crossed es un buen comic, no sólo divertido, sino también bien escrito, interesante y propulsado por una retorcida especulación.

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