Conan the Barbarian: Exodus, de Esad Ribic
Hace exactamente un año, leí el primer número de la nueva serie de Conan the Barbarian editada por Marvel. Ciertamente fue un regreso a la grandeza, después de una etapa no muy estelar que digamos en manos de una editorial diferente. Una de las principales razones por las que decidí comprar todos los números de Conan fue la portada. Esad Ribic ilustró las 12 portadas de Conan el año pasado, y cada una de ellas es espectacular.
Ribić es un artista croata que comenzó a trabajar para Marvel Comics en el 2000, sobresaliendo como portadista en títulos tan populares como Wolverine, en el que se salió con la suya al retratar a un Nightcrawler desnudo en la portada del sexto número. En cualquier caso, “heredero de maestros como Frank Frazetta y Alex Ross, Ribic combina el fotorrealismo con el impresionismo, y el resultado es una excelente selección de portadas hermosas e inolvidables”. Y además de ser uno de los mejores portadistas de la industria, Ribić también es un dibujante, entintador y colorista increíblemente talentoso.
Ribic es la razón por la que comencé a leer Thor: God of Thunder, y él es la razón por la que compré la nueva serie de Conan the Barbarian, y cuando vi que estaría a cargo de un one-shot muy especial, inmediatamente supe que debía conseguirlo. “15 inviernos en Cimmeria han endurecido al joven Conan, pero su mayor desafío está por delante. Desafiando a los elementos, sin comida, sin refugio, sin armas, Conan debe aprender a sobrevivir incluso mientras la naturaleza misma conspira para detenerlo. La nieve congela sus huesos. Los lobos huelen su sangre. Pero si puede alcanzar la civilización, ¿sanarán sus heridas… o comenzarán sus problemas?”. Ese es el comienzo de una historia escrita, dibujada a lápiz, entintada y coloreada por el artista croata, y el resultado es absolutamente impresionante.


No tenía idea de que Ribic era un escritor tan maravilloso, y hace lo más difícil que puede hacer un escritor: contar una historia silenciosa. Según mi propia experiencia, cuando se trata de escribir cómics, existen básicamente 3 niveles de dificultad, en el primer nivel, el fácil, un escritor usa todo lo que tiene a su disposición, globos de pensamiento, cajas de texto, grandes diálogos de exposición para explicar lo que está sucediendo, etc. Ningún buen escritor permanece en ese primer nivel. En el segundo nivel, el intermedio, un escritor se enfoca en la narración de historias y reemplaza las cajas de texto y los globos de pensamiento con viñetas que transmitirán esa información visualmente. En el tercer nivel, el difícil, un escritor elimina todo el texto. Si uno puede contar una historia sin palabras, entonces uno es verdaderamente un maestro del medio del cómic, y eso es precisamente lo que Ribić demuestra en las páginas de Éxodo.
En este entorno de “hombre versus naturaleza”, solo puedo pensar en maestros como los italianos Berardi y Milazzo, que podían contar una historia conmovedora e impactante en 20 páginas silenciosas. Nuevamente, no es una tarea fácil contar una historia completa sin que tu protagonista pronuncie una sola palabra. Pero Ribic no necesita oraciones ni diálogos, porque una de sus imágenes vale al menos mil palabras. Desde la extraordinaria portada en la que Conan apuñala a un lobo con un arma improvisada, hasta el impresionante arte interior en el que Conan debe huir de los otros lobos de la manada, todo lo que necesitamos ver para comprender lo que está sucediendo está ahí, y el silencio crea una tensión dramática aún mayor que cualquier otra cosa. Ribic también nos hace darnos cuenta de cuán desesperado está Conan y de cómo el hambre lo obliga a tomar las decisiones más imprudentes. La belleza absoluta de las líneas de Ribic, sus diseños armónicos y su delicado equilibrio cromático convierten cada página en una obra de arte única.