Chrononauts, de Mark Millar y Sean Gordon Murphy
Cuando todavía estaba en el colegio leía los “Tharg’s Future Shocks” y “Time Twisters” de las páginas de 2000 AD. No me pregunten por qué, pero cuando me convertí en un lector en serio -algunos dirían ‘en serie’- a mediados de los 90s, no era fácil encontrar cómics nuevos aquí en Lima; así que tuve la suerte de leer cómics viejos.
En lugar de comprar Marvel o DC Comics de los 90s (quizás la única década en la historia vilipendiada por los fans del cómic debido a la baja calidad de los títulos y los horribles estilos artísticos que estaban en boga en ese entonces), adquiría ejemplares de 2000 AD de finales de los 70s y principios de los 80s; en lugar del Superman azul eléctrico disfrutaba de la memorable etapa de John Byrne; en lugar de la Wonder Woman de pantalones y chaqueta ajustada de los 90s, me estaba familiarizando con la versión de George Pérez de la princesa amazónica; en lugar de las pistolas grandes y la abundancia de bolsillos que dominaban los diseños de los trajes de los X-Men en esos años, estaba encantado con el look elegante y clásico -negro y amarillo- de los New Mutants. Así que en cierto modo estaba viajando en el tiempo. No estaba familiarizado con la producción contemporánea, pero era un experto en los cómics ochenteros. Y me alegra que haya sido así, después de todo, tuve la oportunidad de leer los mejores cómics.
Obviamente, ahora no puedo hacer ese truco del viaje en el tiempo. Recibo cómics nuevecitos cada mes y me paso muchas horas en las páginas sobre cómics así que, de una u otra manera, estoy muy al tanto de todo lo que está pasando en títulos que ni siquiera leo. Es por eso que me entusiasman los proyectos como “Chrononauts” de Mark Millar. No sólo se trata de una aventura divertida y llena de acción sobre viajes temporales, también es una oportunidad para recordar docenas de clásicos “Tharg’s Future Shocks” y “Time Twisters”.
“Chrononauts” comienza con dos grandes amigos, Corbin Quinn y Danny Reilly, científicos brillantes en sus respectivos campos. Juntos, han creado los crono-trajes que les permiten viajar a través de la corriente temporal. Pero en lugar de una exploración cuidadosa y racional de épocas pasadas, los dos colegas se embarcan en un viaje destructivo.
Millar ha tenido siempre un buen sentido del humor, algo que ha sido un elemento constante en obras anteriores. “Chrononauts” es una serie amena y desenfadada, orientada más a la acción que al desarrollo de personajes. Y eso es perfectamente aceptable. Sin embargo, echo de menos la naturaleza subversiva de otros títulos de Millarworld. Kick-Ass fue una reinvención / parodia del género de superhéroes, MPH una crítica social sobre los riesgos del capitalismo descontrolado y la quiebra de las industrias estadounidenses, The Secret Service fue una parábola acerca del ascenso social y los orígenes humildes, Jupiter’s Legacy fue una advertencia sobre los niños mimados que despilfarran irrespetuosamente el patrimonio de sus padres, Nemesis fue un brutal recorrido por los deseos más siniestros de los hombres más acaudalados del mundo, Starlight fue un homenaje a los aventureros ancianos y a la forma en la que se enfrentan a la jubilación y la vejez y Chosen fue una denuncia en contra del fanatismo religioso. “Chrononauts”, sin embargo, parece ser sólo una celebración de la camaradería y la amistad entre hombres.
Aunque hace unos años nunca había oído hablar de él, Sean Gordon Murphy se ha convertido rápidamente en uno de mis artistas favoritos. Su talento brilla a través de las páginas de “Chrononauts” y, como de costumbre, él transmite pura energía y movimiento; sus vibrantes páginas proporcionan al lector una fiesta estética sin igual. Ya había elogiado su arte en “Punk Rock Jesus” pero aquí se ve aún mejor (en parte gracias al espectacular coloreado proporcionado por Matt Hollingsworth). Como explica Blake Northcott “Chrononauts es una delicia visual. Pocos pueden igualar el estilo visual frenético de Sean Murphy, quien con gran facilidad aporta un elemento cinematográfico de primer nivel a la prosa de Millar”.
Me encanta el arte de Sean Gordon Murphy y los maravillosos detalles que incluye en algunas viñetas. Por ejemplo, en la biblioteca de Corbin podemos encontrar cómics en tapa dura de Kick-Ass, Superior, MPH, Superman Red Son, Wolverine, Civil War y uno de mis favoritos Juez Dredd. Hay tantas imágenes impresionantes en esta miniserie, por ejemplo, una de mis favoritas es una página doble que consiste en un ángulo dramático que hace hincapié en la posición vulnerable de Reilly frente a una horda interminable de bárbaros; y la última doble página es también fantástica. Hay tal sentido de urgencia y velocidad, que uno no puede dejar de sentir la tensión del momento. Como de costumbre Matt Hollingsworth añade una textura cromática única a las líneas de Murphy. Ellos son realmente el equipo artístico ideal (es lógico que hayan trabajado juntos durante tanto tiempo).
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