“Brat Pack” de Rick Veitch
Batman y Robin son la fantasía gay definitiva, dijo un desquiciado psiquiatra hace décadas. Y con estas palabras se convirtió en el psiquiatra más famoso en los Estados Unidos de los años 50. Y fue así como empezó la era de la censura; desde entonces, las editoriales de cómics tenían que obedecer una serie de estatutos bastante similares al Código Hays que regía a las producciones cinematográficas.
El sello “aprobado por la autoridad del código del cómic” permaneció vigente hasta la primera década del siglo XXI. Décadas de control, de obsesión por la moral y la decencia, sobreviven aún hoy en las mentes de cierto tipo de autores y fans. Pero ¿qué sucede cuando la “fantasía gay definitiva” es llevada al límite? ¿Qué sucede cuando la ambigua relación entre un justiciero enmascarado y su joven ayudante es reinterpretada para un público adulto? El resultado es el impactante Brat Pack de Rick Veitch. Repleto de referencias a la industria del cómic, e incluso parodias de famosos súper-héroes, Brat Pack es una novela gráfica de 160 páginas dividida en 5 capítulos.
Todo empieza con el conductor de un programa radial llamado Neal Dennis (obvia referencia a dos emblemáticos autores de Batman, Dennis O’Neil y Neal Adams), personaje que luego será confrontado por Gay Neilman (otra referencia, esta vez, al británico Neil Gaiman). ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en este relato? Parafraseando a Lacan, la mirada del otro es lo que nos define: necesitamos ser observados por un ‘otro’. Si pensamos en celebridades, resulta clarísimo, la demanda es por atención o por audiencia, por la mirada del otro que en este caso es el público. Es por ello que, en otro astuto homenaje, el destino final de los jóvenes héroes ayudantes será determinado por la audiencia del show de radio, así, la gente llamará y votará, tal como sucedió en la vida real para decidir si Robin (Jason Todd) viviría o moriría en la famosa saga de Batman “Una muerte en la familia”.
En el segundo capítulo del relato, los héroes adultos buscan reemplazos desesperadamente. Carne fresca. Midnight Mink (una parodia de Batman), es un solterón adinerado que vive en una gran mansión y que está especialmente ansioso por encontrar a un nuevo jovencito, un nuevo Chippy (es decir, Robin). Un siniestro cura se encarga de reclutar a tres muchachitos y a una chica para el grupo de héroes.
El entrenamiento de estos adolescentes ocurre en el tercer capítulo. Pero no estamos hablando de héroes convencionales. Midnight Mink tiene una actitud promiscua y una obsesión por la desnudez, Moon Mistress oculta un cuerpo femenino repulsivo y semi-podrido bajo un uniforme de cuero, King Rad es un alcohólico, y Judge Jury – sexualmente impotente- es fascista y racista.
En el penúltimo capítulo, Chippy es acusado de haber sido sodomizado por Midnight Mink, la compañera de Moon Mistress escapa a duras penas de un intento de violación, el protegido de King Rad cae en el alcoholismo y el ayudante de Judge Jury se convierte en un fanático que aboga por la pureza racial.
El capítulo final ocurre un año después de estos hechos. ¿Hasta qué punto estos menores de edad han perdido su inocencia? ¿Cuánto abuso han soportado? Podría pensarse que estos jóvenes están en una posición desventajosa, pero como explicaba Hegel en su dialéctica del amo y del esclavo, el primero no puede existir sin el segundo. Y cuando estos jóvenes llegan a dicha conclusión, entienden qué deben hacer. Aunque, quizá, ya sea demasiado tarde.