Batman: Presa, de Doug Moench y Paul Gulacy
Uno de los aspectos más fascinantes del mito de Batman es la génesis de su cruzada contra el crimen. Todos sabemos que Thomas y Martha Wayne fueron asesinados frente a un Bruce Wayne de 8 años, un evento traumático que nunca podría olvidarse o perdonarse. Pero, ¿qué significa, en términos psicológicos, sobrevivir a este tipo de tragedia? Esa es precisamente la pregunta que Doug Moench intenta responder en Batman: Prey (publicado en Legends of the Dark Knight # 11-15, de setiembre de 1990 a febrero de 1991).
Como se ve en Batman: Shaman, el Caballero Oscuro todavía se está abriendo paso en Gotham. Sólo ha sido visto algunas veces y aún permanece en ese limbo en el que la diferencia entre la realidad y la leyenda urbana es difícil de discernir. Es en este contexto que el capitán James Gordon y el psiquiatra Hugo Strange tienen un acalorado debate en un programa de televisión. Para Gordon, Batman “en realidad es bueno para la moral. No perjudica a nadie, y para algunos de los hombres, al menos, es bueno saber que no estamos ahí en la calle solos”, para Hugo Strange, por el contrario, el hombre murciélago está “obsesionado con la noche, la oscuridad. Tal vez obsesionado con la venganza”.
El alcalde de Gotham le pide a James Gordon que forme una fuerza especial a cargo de arrestar a Batman, y para empeorar las cosas, Hugo Strange es nombrado asesor especial. Hay un juego de poder intenso y sutil, y gracias al notable guión de Moench, cada personaje tiene una voz única y una fuerza particular: el sargento Max Cort es un fanático, obsesionado con derrotar a Batman; Hugo Strange es un individuo profundamente perturbado cuyo comportamiento enfermizo se oculta bajo la fachada de un psiquiatra respetable; Batman es un hombre que seguirá luchando incluso si eso significa que caerá en manos de Cort y Strange; y James Gordon es la voz de la razón y la templanza, pero al mismo tiempo es el único dispuesto a ayudar a Batman, incluso si eso le puede costar su carrera en el Departamento de Policía de Gotham City.
Para Batman, James Gordon es el único hombre que entiende por qué él lucha contra el crimen como un vigilante anónimo, pero al mismo tiempo, las palabras de Strange son tan agudas que infligen una herida profunda en su psique. Batman comprende cuán peligroso puede ser un psiquiatra de renombre como Strange: “Ya está volviendo al público en mi contra … incluso Gordon está cuestionando mis motivos y mis métodos. Y si pierdo a Gordon … todo llegará a su fin”.
Moench también explora la relación complicada y a menudo conflictiva entre Batman y Catwoman, y en Prey, el escritor también presenta un nuevo elemento: Scourge, un tercer vigilante enmascarado, tan duro y tan efectivo como Batman. Hay una extraordinaria secuencia en la que Batman debe combatir a plena luz del día y descubre lo ineficaz que puede ser al no estar amparado por su elemento: la noche. Sin embargo, uno de los momentos más inquietantes ocurre cuando Hugo Strange rompe las barreras emocionales de Bruce Wayne, no sólo mental sino físicamente. Strange invade la mansión Wayne, somete a Alfred Pennyworth, y cuando Batman está debilitado y malherido, lo ataca sin piedad. Al final, la verdadera batalla se desarrolla en la mente de Bruce Wayne, y su capacidad de recuperación es lo único que (junto con la ayuda de Alfred) le permite lidiar con sus sentimientos.
Cada portada y cada página de Prey fue ilustrada por Paul Gulacy, quien siempre ha sido un artista impresionante, y en esta miniserie de 5 números, sus lápices brillan con una elegancia única. Gulacy crea composiciones de una belleza impresionante, equilibrando la luz y las sombras, con una claridad de línea que muy pocos artistas podrían lograr. Gulacy destaca por las expresiones faciales, la perspectiva y, sobre todo, el movimiento elegante y delicado de sus figuras. Terry Austin es el extraordinario entintador que complementa las líneas de Gulacy, juntos, son el equipo artístico ideal.
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