Batman: La maldición que cayó sobre Gotham, de Mike Mignola y Troy Nixey
Cuando Mike Mignola publica en 1994, de la mano de la editorial Dark Horse, el primer número de Hellboy –ayudado en los diálogos por John Byrne-, da un giro espectacular a su carrera, centrándose desde entonces en desarrollar las aventuras de su personaje y ampliar su universo en multitud de series que hoy en día abarcan géneros como el pulp, el misterio, la aventura o el terror gótico, protagonizados por agentes de lo sobrenatural, cazadores de brujas de la época victoriana o vampiros en la I Guerra Mundial. La variedad temática de Mignola es amplia, pero en el fondo de la cuestión se encuentra su amor por los relatos pulp de su juventud, las historias de terror de Poe y Lovecraft o el folklore europeo –y en menor medida el de su propio país-.
Sin embargo, en el momento en el que se publicó La maldición que cayó sobre Gotham, en el año 2000, una miniserie de tres números que en su totalidad se va a más de 150 páginas, Mignola era conocido por su estilo de dibujo, que pocos años después llevaría aún más allá. Mignola era un dibujante dotado para crear todo tipo de ambientes, pero sobre todo aquellos oscuros donde podía hacer uso de su increíble dominio del uso de sombras y de las manchas de negro, así como de esas figuras que son meros esbozos pero que transmiten mucho con apenas una mirada o una pose. Su composición de página ya ofrecía ciertos detalles que hoy en día son de sobra conocidos, como esas pequeñas viñetas con algún detalle del atrezzo, así como la forma en que realiza sus portadas. Con todo esto en mente, no es de extrañar que uno de los personajes a los que mejor podría casar el estilo de Mignola no sea otro que Batman. El dibujante ya tuvo la oportunidad de acercarse a él en la miniserie Cosmic Odyssey (1988), si bien era un personaje más en un reparto coral. No fue hasta un año después que Mignola se unió al guionista Brian Augustyn para situar al personaje en una aventura compartida con Jack el destripador en plena era victoriana: Batman: Gotham by Gaslight.
Sin duda deslumbrado por la libertad creativa que daba el sello Elseworlds de DC Comics, donde se había publicado su anterior trabajo, Mignola tomó el testigo del guionista y se encargó solo del dibujo de las portadas de los tres números, dejando el interior en las manos de otro dibujante que seguiría al pie de la letra sus indicaciones y diseños. En este caso el elegido fue el canadiense Troy Nixey, que hoy en día ya ha filmado su primera película contando con el apoyo de Guillermo del Toro: No tengas miedo a la oscuridad. Como curiosidad, del color y las separaciones se encarga un inseparable de Mignola: Dave Stewart.
Aunque la idea original es de Richard Pace, Mignola logra uno de sus guiones más trabajados a la hora de fusionar todo ese bagaje que atesora en cada uno de sus trabajos con otra mitología tan extensa como la de Batman, centrándose esta vez en la obra de H. P. Lovecraft. Y lo mejor de todo ello es que goza de libertad absoluta para hacer y deshacer a su antojo, tomando algunas salidas impensables en las series regulares del Caballero Oscuro. Por si fuera poco, Mignola sitúa la historia principal en el año 1928, justo ese momento donde los héroes pulp gobernaban los quioscos a sus anchas y donde el genio de Providence vivía una de sus épocas más fecundas y alabadas –Batman, al igual que muchos de los héroes de cómic de la época que le precedieron, lleva pistola-. La historia comienza en la Antártida –imposible no acordarse, por varias razones, del Arthur Gordon Pym de Poe o En las montañas de la locura, del propio Lovecraft- para luego regresar a Gotham acompañando a un Bruce Wayne que se ha pasado dos décadas alejado de ella y que regresa en el momento preciso en el que un mal antiguo ha despertado. Junto a él tenemos a los secundarios habituales, Dick, Tim, Jason y Alfred –resulta cuanto menos curioso la del multimillonario que viaja por el mundo acompañado solamente por un viejo mayordomo y tres jóvenes, pero eso ya sería otra historia- y en la ciudad de Gotham residen Gordon, su hija Barbara o Harvey Dent, futuro alcalde. De su inmenso plantel de villanos van a ir haciendo acto de presencia el Pingüino, Mr. Frío, Hiedra Venenosa, Killer Croc, Ra`s al Ghul y Talia e incluso algún que otro personaje del universo DC, como Oliver Queen o Jason Blood y el demonio Etrigan que habita en su interior.
La historia en sí está bastante bien, con una amenaza más grande que nada a lo que se haya enfrentado antes Batman que está a punto de sojuzgar a la ciudad y al mundo, pero es en la caracterización de los personaje principales y en su traslado al universo de Lovecraft y de Mignola lo más logrado, llegando a sorprender al lector en todo momento. También destacaría cierta crueldad del guionista hacia sus protagonistas, cuyo destino final no es nada halagüeño.
Por otro lado tenemos el dibujo de Nixey, bien al principio pero que pierde fuelle en su parte final cuando entran en juego enfrentamientos más directos y dinámicos. Como no he visto nada más de este autor que el cómic que nos ocupa no puedo decir si su estilo es siempre así o aquí ha querido emular el de Mignola, con el uso de las sombras y las manchas de negro. Se aprecia el esfuerzo, porque es lo que pide el guión, pero al mismo tiempo las comparaciones son odiosas y en este sentido el canadiense sale más que perjudicado, ya que con un Mignola en pleno auge de su estilo este tebeo podría haber sido muy grande.
Aun así en su conjunto es una obra interesante, que mezcla mitologías diferentes, apasionantes por sí mismas, dando como resultado un cómic muy entretenido y trabajado, con muchos hallazgos que el propio Mignola exploraría años después. La edición de ECC es muy correcta y merece la pena destacar los artículos a modo de Prólogo y Epílogo escritos por David Fernández.



Edición original: Batman: The doom that came to Gotham núms. 1-3 USA
Guión: Mike Mignola, Richard Pace
Dibujo: Troy Nixey
Tinta: Dennis Janke
Color: Dave Stewart
ECC Ediciones (agosto de 2013)
Formato: Libro rústica, 160 págs. A color.
Precio: 14,95 euros