Batman: el caballero del dragón, de Mark Waid y Diego Olmos

Si hubo un cómic con el que se asoció el Salón del Cómic de Barcelona de 2009, éste fue, sin duda, “Batman: el caballero del dragón”. Concebido durante el Comic-Con de San Diego del 2008, se planeó en un lanzamiento simultáneo entre EEUU, Italia y España en el que tendría como protagonista a Batman y la ciudad de Barcelona. La jugada de marketing fue excelente, y para que fuera redonda se buscó un equipo creativo con calado que realzará el producto. Para ello, Mark Waid escribiría el guión, a los lápices Diego Olmos (barcelonés), el color a cargo de Marta Martinez y vendría envuelto en una portada del siempre espectacular Jim Lee.

El resultado a nivel de publicidad y ventas fue sido excelente (el segundo día de Salón quedó agotado) pero, desafortunadamente, sólo ha quedado en eso. La historia nos sitúa con la fuga de Killer Croc de Arkham Asylum convencido de ser la reencarnación del dragón protagonista de la leyenda de San Jorge, emprendiendo viaje a Barcelona donde acabar con jóvenes damiselas. Batman sigue su camino a la Ciudad Condal, tomando contacto con la ciudad a través de una vieja amiga que sirve de contrapunto en su dualidad millonario-héroe. Y partir de ahí, poco más. El héroe asume el rol de San Jorge derrotando a la bestia entre estampas de lo más tópico de la arquitectura de Barcelona. Una trama sencilla, sin complicaciones y que no es favorecida por el resto de elementos que componen la obra.

El cómic alterna entre las tres o cuatro viñetas por páginas, de fácil lectura, abusando de las splash-page que funcionan para destacar rasgos de la ciudad o de la presencia del héroe. El dibujo de Diego Olmos es de lo mejor de la obra pero pierde factura y detalle en la aplicación de la tinta, quedando casi plano con el color de Marta Martínez. El resultado es muy similar a los habituales tebeos infantiles basados en dibujos animados, con abuso de colores planos que hacen perder todos los matices plasmados en los lápices originales. Tampoco ayuda la ausencia de detalles en la ambientación de las escenas de las viñetas, solo perceptible en aquellas que han querido mostrar lugares concretos de la ciudad de Barcelona.

Por todo ello, nos sorprende que sea reeditado por ECC para la edición del Salón de este año ya que es totalmente olvidable en la obra de Batman. Es una lástima que los esfuerzos por unir estos talentos creativos hayan dado más un “producto” que una obra meritoria. Al menos, todo esta campaña ha hecho que el cómic esté un poquito más en los medios de comunicación, que nunca viene mal.

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