[Crítica] Arquetipo, de Ralf König
Después de muchos años sin leer nada de Ralf Konig me decidí el otro día a adquirir las dos primeras partes de lo que el autor ha dicho que será una trilogía bíblica. Si en el primer tomo Dios jugueteaba con Adán mientras Luci(fer) participaba en el juego. En el segundo tomo el papel de Luci es totalmente anecdótico, por lo que la historia se centra más en la relación de Dios con el hombre. Pero no un hombre cualquiera, se trata del mismísimo Noé. Sip, aquel tipo que se montó un barquichuelo y lo cargó con dos animalillos de cada especie para que sobreviviesen al Diluvio Universal. Pensad cuantas especies hay y flipad con el tamaño que debió de tener el barquichuelo, seguro que el Titanic era una cáscara de nuez a su lado…
Bueno, pues la cuestión es que König no se ciñe a la historia bíblica. En el prólogo sí que nos plantea a Noé tal y como lo conocemos, pero él mismo se encarga de decirnos que en la historia que vamos a leer no tenemos a ése Noé, sino a otro confeccionado por su imaginación. Y este Noé no es tan bueno, puro y casto como el de la versión del Antiguo Testamento, es más bien orgulloso, prepotente, hipócrita, putero y demás lindezas por el estilo. De hecho, si el tomo anterior se me antojaba bastante filosófico y no excesivamente dado al chiste, éste lo considero más bien una lección de humildad de Dios a su creación y me parece bastante más plagado de humorismo que el anterior. En grandes rasgos, claro…
En cuanto al grafismo, quien haya leído alguna vez a König ya sabe qué se va a encontrar. Como tonterida anecdótica podría comentarios que al leer el tomo me acordé de John Byrne. ¿Por qué? Pues porque el tomo está plagado de primeros o medios planos de los personajes, sin fondo alguno dibujado. ¿Suena ésto de algo al autor canadiense? Nooo, ¡que va!
Quizá como mención especial, me gustaría resaltar la maravillosa edición de La Cúpula, con sus tapas duras y papel de gran gramaje. Aunque también he de reconocer que al traductor en los pasajes con rima en más de una ocasión me han dado ganas de estrangularlo… pero es un mal menor.