Isaac el pirata 3. Olga, de Christophe Blain

Continúa el periplo de nuestro amigo el pintor. Y a la vista de ésta tercera entrega, si de algo se puede clasificar ésta obra es de todo menos aburrida.

En el tomo anterior, con cierta licencia, podríamos decir que poco o nada avanzaba la trama que rodea a Isaac, y en cambio en éste nos encontramos con un perpetuo cambio. Desde un motín a un amanecer en un barco encallado en la playa, pasando por lecciones de medicina, encierros variados, visita a cierta conocida del primer tomo o ir a casas de señoritas de moral distraída.

Y por si fuera poco, todo ello con la historia intercalada de lo que le acontece a Alice. Curiosamente ésta fue la trama que más avanzó en el volumen anterior, permaneciendo casi estática en éste.

Al cerrar el tomo, reflexionando sobre todo lo que ha ocurrido, da la sensación de haber leído al menos ciento y pico páginas. Pero no. tiene cuarenta y ocho, como los demás. Todo un ejemplo de narrativa condensada.

Y en el apartado de narrativa, una vez más Blain se comporta como un maestro. El paso del tiempo sin saber exactamente cuánto, plasmando la monotonía del encierro alternando viñetas de comer y dormir; el no saber qué ocurre más allá del lugar en el que se encuentra el protagonista en cada momento, relatandonoslo luego en boca de otros personajes… Son chorraditas, pero me han caido muy mucho en gracia.

Próximamente el cuarto.

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