Airboy, de James Robinson y Greg Hinkle
Parece que tengo buen olfato para los títulos polémicos. A menudo me he anticipado y comprado cómics que resultaron ser el origen de acalorados debates y, en mi opinión, allí donde hay controversia, también hay algo más: la voz sin alteraciones y sin censuras de un creador. Ya sea que te encante o que lo detestes, si un cómic es controversial eso significa que ha causado un profundo impacto en los lectores. La gente no participaría apasionadamente en una discusión a menos que esté hablando de algo que realmente le importa (al margen de estar haciendo críticas o alabanzas).
Así que me alegra haber sido capaz de afinar mi radar y descubrir así series que han causado revuelo. Y ciertamente, “Airboy” es el tipo de miniserie que nos agarró a todos por sorpresa. Airboy es “una apropiación indebida y depravada de un encantador personaje de la Edad de Oro” (Gerry Duggan) con “humor desenfrenado” (Joe Keatinge); también es “demencialmente imaginativa y tan honesta que nos sacude” (Brian K. Vaughan), “inventiva, confesional, divertida y con mucho carácter” (Rick Remender) y “profana, repugnante y absolutamente brillante. El cómic para adultos definitivo” (Jeff Lemire).
Si se trata de una miniserie controversial y, al mismo tiempo, se ha ganado los elogios de autores tan renombrados, entonces muy probablemente vamos por buen camino. Airboy es el mejor cómic que Robinson ha escrito en años, y creo que su fuerza narrativa proviene de dos bases sólidas: en primer lugar, Robinson comprende y conoce muy bien la Edad de Oro de los cómics (no es ninguna coincidencia que sus obras más famosas sean “The Golden Age”, un proyecto Elseworlds para DC y “Starman” una versión revitalizada de un héroe clásico); en segundo lugar, los componentes autobiográficos y satíricos que definen este particular relato de libertinaje, redención e introspección.
Los protagonistas son James Robinson (el escritor), Greg Hinkle (el artista) y Airboy (el superhéroe tradicional). James Robinson se enfrenta a sus inseguridades como escritor y a sus problemas maritales, y aunque se trata de un escenario ficticio, sus palabras transmiten verdad. Sus quejas sobre el estado actual de la industria son muy similares a las opiniones expresadas por muchos escritores que han abandonado DC y/o Marvel Comics en los últimos años. “Odio estar en DC actualmente […] Mi carrera en DC no va a ningún lado. Estoy en declive. Lo sé. Estoy seguro que la gente que lee mis cómics se da cuenta que la calidad de mi trabajo va cuesta abajo. Por eso me emborracho y me drogo y finjo que eso es glamoroso”. Como Robinson ha explicado en una carta abierta “intencionalmente me retrato a mí mismo de la peor manera posible y como el peor tipo de persona”, así que, obviamente, en la vida real el escritor británico no está inhalando cocaína o follando con travestis las 24 horas del día, pero a pesar de esta fachada hiperbólica, el contenido de Airboy sigue siendo sorprendentemente auténtico “esta serie es una pieza semi-autobiográfica de meta-ficción que me muestra en una etapa autodestructiva e infeliz de mi vida, antes de lograr estar sobrio”, admite el autor.
“Airboy”, sin embargo, es más que un fascinante ejercicio de introspección. Como ya he mencionado, también gravita en torno a la noción de redención. Para Robinson, todo comienza cuando conoce al artista Greg Hinkle. Ellos reciben una oferta muy generosa para relanzar/renovar a Airboy, un superhéroe creado en los 40s que dejó de ser relevante en los 50s… un personaje del que nadie ha oído hablar en más de medio siglo. Y antes de que puedan planear cómo sería ese cómic, repentinamente Airboy está allí. Un noble aventurero de la Edad de Oro, un salvador, un bienhechor de fuerte fibra moral quien, al principio, piensa que Robinson y Hinkle son supervillanos o secuaces del mal. El héroe clásico está completamente aturdido, incapaz de reconocer o entender el mundo tal como es ahora. Y poco a poco, el escritor y el artista comienzan a corromper la inocencia de este campeón de antaño. Después de hacer que Airboy pruebe drogas, lo convencen para que tenga sexo con un travesti. Ingenuo como siempre, el joven disfruta la mamada de una boca experta, pero se siente completamente asqueado cuando descubre que la “señorita” que está a punto de follar en realidad tiene un pene.
Hastiado de nuestra realidad, Airboy decide utilizar sus poderes para llevar a Robinson y Hinkle a 1945, a un mundo de honor y valor, a la batalla final contra el ejército de Hitler. Evidentemente, Robinson y Hinkle causan más de un problema (de naturaleza sórdida, debo añadir). Pero incluso en medio de una zona de guerra, encuentran la inspiración no sólo para sobrevivir sino también para cambiar el curso de sus vidas profesionales.
No estaba familiarizado con Greg Hinkle como artista, pero tengo que decir que me encantó su estilo. Realmente se acopla al tono de la historia, y su uso de colores es simplemente estupendo. Sus dibujos son muy expresivos y llenos de vida. Y sus portadas son absolutamente asombrosas. Espero ver a Robinson y Hinkle trabajando juntos nuevamente, son un equipo creativo extraordinario. Después de todo, Airboy fue una de las mejores miniseries del 2015.
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