Crítica de Afortunada, de Gabrielle Bell

“Afortunada” es la recopilación en un solo tomo de tres pequeños cómics creados por Gabrielle Bell. Se trata de una historia autobiográfica a través de la cual nos relata las penurias de una joven veinteañera que busca ganarse la vida como creadora de cómics. Para ello se prestará a los más variopintos trabajos (como el de modelo ) mientras trabaja en su obra.

La primera parte Bell nos muestra un trabajo algo pobre, con un dibujo extremadamente sencillo, con total ausencia de sombras, más bien esquemático, casi limitándose a la creación del contorno de los personajes y de los objetos que les rodean y utilizando planos generales, en los que todos los objetos cobran la misma relevancia. Unas páginas en las que la autora nos narra su historia a modo de diario gráfico. En la segunda parte empezamos a encontrar un dibujo algo más depurado, manteniendo el mismos trazo sencillo e inexpresividad de los personajes, pero con la inclusión de negros que confieren algo más de profundidad a las viñetas, e introduciéndose en una historia más fluida, en la que cada página deja de ser un día, para convertirse en un periodo de tiempo más extenso. En la tercera parte podemos disfrutar de un trabajo elegante, con una fuerte narrativa y que nos lleva a reflexionar sobre las cosas más cotidianas, mientras Bell mezcla detalles fantásticos y realidad. La autora imprime un ritmo sosegado a la obra y aprovecha las viñetas para emplear, sin ningún miedo, extensos diálogos y textos explicativos muy acordes con la historia. Lo más relevante son las historias cortas que la artista incluye al final del libro.

Una obra tan sencilla como irregular en la que la artista nos hace cómplices de su desesperación, su baja autoestima, y su obsesión por el fracaso. Una obra con la que, tal y como deseaba en el cómic, se ha convertido en una artista consolidada.