[BD] Entrevista con los autores de L'Heritage du Diable

Diseñado por un joven talento de la BD, descubre una serie espectacular mezcla aventura a lo Indiana Jones y humor a lo Arsène Lupin.

Paris 1938. El amor existe, Constant lo ha encntrado. Ella se llama Juliette. Después de pasar una noche juntos, ella desaparece. Varios días más tarde, encuentra a la joven como figurante en una reproducción de un cuadro del siglo XVII que compra a precio de oro. Por razones más imprevisibles, la obra fascina igualmente al ámbito cercano del Führer, persuadidos de que guarda un secreto que dará un poder heredado del diablo en persona. ¡Para apoderarse de él están dispuestos a todo!. L’Héritage du Diable se inspira en el misterio que rodea a Rennes-le-Château, sobre el que se ha basado Dan Brown para su libro El código Da Vinci.

Entrevista con los autores

1. ¿Qué soñabais hacer cuando erais pequeños?

Jérôme Félix: soñaba con ser cosmonauta. Fue en la escuela primaria CM1 cuando decidí hacer historietas. Lo extraño es que mis padres leían muy poco. Los únicos libros que había en mi casa eran de France Loisir, que mis padres recibían cada trimestre. Descubrí Pif Gadget sobre los 9 ó10 años. ¡Me acuerdo que el gag de ese número era una pistola lanza-batatas!. La lectura de Pif fue una revelación para mí. Es en esta revista con la que me he abierto al mundo.

Descubrí y aprendí muchísimas cosas. Para los niños descendientes, como yo, de un barrio popular, la BD era un medio formidable para cultivarse. Esa es la razón, por la que todavía hoy en día, tengo a este medio en alta estima. Sé todo lo que le debo.

Paul Gastine: A título personal, no soñaba con ningún oficio en particular, pero habiendo dibujado toda mi vida, por supuesto, me imaginaba más ennegreciendo las hojas de papel a lápiz que yendo a despuntar a la oficina.

Durante un tiempo tenía previsto hacer dibujos animados, sobre los 14-15 años, pero lo menos que se puede decir es que ese tipo de ambición no se puede tomar verdaderamente en serio. Finalmente, fue cuando me encontré con Jérôme cuando vi que se abría la posibilidad de vivir de mi pasión a través de la BD. ¡Que suerte, cuando se piensa!.

2. Jérôme Félix, ¿podrías hablarnos de su recorrido profesional y de lo que te ha llevado a la BD?

J.F.: Pasé mi juventud en Vire, una pequeña ciudad de Calvados donde participaba en un fanzine, Kamasoutra Cocaïne.., ¡para no nombrarlo!. Jean Marc Lainé (Omnopolis) y Denis Bajram (UW1) también participaban. Este fanzine, era la manera de reunir a los apasionados. Con tiradas de 300 ejemplares, vendíamos las 2/3 partes a los compañeros y nos deshacíamos de la 3ª parte en los festivales. Era nuestro pasaporte para frecuentar a los verdaderos autores. De hecho, disfrutábamos oyéndoles hablar. Me acuerdo que yo tenía un pequeño cuaderno donde anotaba todo lo que les escuchaba decir. Hay que decir que en esa época no había muchas revistas que explicasen el trabajo de los dibujantes. De hecho, para nosotros el menor de los consejos era como una pepita de oro.

Un día (debía tener 16 años), una compañera del fanzine me dijo que tenía el número de teléfono y la dirección de un autor. Para mi era el Grial. El número era de Lidwine. A 10 Km de su casa le telefoneé para decirle que quería ir a mostrarle mis páginas. Así es como nació una amistad (hoy todavía siento vergüenza).

Me acuerdo que me dejó dormir en su taller. Yo estaba en el paraíso. Durante los años siguientes, yo regresaba unas 2 veces al año a su casa. Él me enseñó un montón de cosas que todavía hoy me sirven. Es en esta época, también, que me pude beneficiar de los consejos de otros autores notables como son Plessix, Khraen, Fournier, Rollin y Dieter. Hacía un máximo de festivales bretones para encontrarme con ellos. Al cabo de un tiempo debieron pensar que estaba muy interesado y de golpe se tomaron tiempo para explicarme sus trucos.

A los 22 años, superé con éxito el examen de entrada de la escuela de BD de Angoulême. Que las cosas queden claras: el nivel de enseñanza era lamentable y los profesores no estaban ahí más que para poder tener un público que no tenían en ningún otro lado. Desde nuestro punto de vista, no tenían absolutamente nada que hacer. Al cabo de un mes los de segundo año vinieron a explicarnos que no se aprendía nada y nos aconsejaron que nos reuniéramos en el taller a fin de enseñarnos mutuamente aquello que sabíamos.

Así es como Lionel Chouin, Mac Antoine Boidin, Erwan Le Bot, Malo Kerfriden, Florent Heitz y yo mismo fundamos l’atelier du Guy 2000. El único taller dónde se podría esperar que se jugase a los bombardeos bretones. Es en este taller dónde comprendí que no tenía un buen nivel de dibujo. La facilidad de mis compañeros para obtener las planchas no me dejaron ninguna duda. Resulta que, para sobrevivir entre todos estos talentos, me puse a inventar sus historias, lo que me apasionaba. Y es así como comencé a hacer guiones.

A la salida de la escuela, comencé a montar proyectos de álbumes con compañeros. En este momento también conocí a mi encantadora Claire que en breve se convertiría en mi esposa. Ella comenzaba su primer trabajo de institutriz en un pequeño pueblo de la alta Normandía. Yo encontré un puesto de trabajo en una escuela dónde rápidamente llegué a ser el profesor de Artes Plásticas.

Un año después firmaba mi primer álbum con Triskel. Ese guión realmente no era una obra de arte y comprendí que no estaba del todo a punto. Entonces decidí dejar la BD para volver cuando estuviera más curtido. Así es como participé en la creación de una pequeña asociación (la Asociación Normande de Bande Dessinée). Esta asociación me ha permitido escribir álbumes más confidenciales vendidos únicamente en Seine Maritime, pero gracias a los cuales he podido ampliar mi gama.

En ese momento mi gran compañero Vincent Mallié me propuso que me invistiera con él en un proyecto que llegaría a ser L’Arche. Así, gracias a Vincent, regresé a las ediciones Soleil y volví al pequeño mundo de la BD…

3.¿Como os encontrasteis y como nació el proyecto de L’Héritage du Diable?

J F.: Complementando mi trabajo de guionista, trabajo a media jornada en un centro cultural. Allí dirijo un taller de BD 2 horas por semana. A la edad de 15-16 años, Paul se inscribió. Enseguida me di cuenta de su calidad como dibujante, pero más que su talento como grafista, era la velocidad a la que él progresaba lo que más me impresionó.

Con 17 años, el trabajo de Paul era publicable. Se lo mostré a Jean Wacquet de ediciones Soleil a fín de ver su reacción, pero a Jean no se le encendió la bombilla. Cuando me fui a Bamboo, hice lo mismo. Aquí, Olivier Sulpice, el jefe, vio el potencial de Paul y me pidió que le ayudara a madurar su dibujo.

Resulta que le dije a Paul que si un día deseaba hacer BD yo le ayudaría a montar su dossier. Rápidamente, Paul decidió dar el gran salto y me pidió que le escribiera una serie. Le disuadí de lanzarse tan pronto en este oficio y le aconsejé que terminara sus estudios de la Facultad. Mientras tanto les pedí a Vincent Mallié y a Joël Parnotte, mis dos compañeros de siempre, que guiaran a Paul en su dibujo. Yo ya no tenía nada que enseñarle desde hacía tiempo. Al cabo de 2 años, Paul volvió a la carga. Fracasando en sus estudios, sus padres le empujaron a que se lanzara en su pasión. Como yo sentía que Bamboo era una casa de edición capaz de cuidar bien de Paul (que no tenía más que 19 años en el momento de la firma de su contrato), recordé a Olivier Sulpice que me había prometido que todo el equipo cuidaría de él. Así es como firmamos con Bamboo aunque otras casas de edición nos ofrecían más por este proyecto.

La historia de L’Héritage du Diable se construyó por las ganas de Paul de crear una historia exotérica, ya que acababa de leer el código Da Vinci. A título personal, yo desconfío de ese género y normalmente digo que no a ese tipo de peticiones, pero quería antes que nada que Paul estuviera cómodo y que el álbum pusiera realmente en valor su dibujo.

Resulta que acepté su petición. Asumiendo un poco la responsabilidad de haberle metido en el mundo de la BD, me puse totalmente a su servicio. Incorporé a mi historia, todo lo que él quería, a saber: una gatita hermosa y una peleona, malos muy malos, castillos, etc … Paul salía de la adolescencia, y yo quería a toda costa construir a un héroe cuyas preocupaciones le tocasen. Como él salía de una ruptura amorosa, le di una búsqueda amorosa a Constant, nuestro héroe. Es la primera vez que trabajaba así, olvidando mi universo para hacer aparece el del dibujante, pero como ya he dicho, quiero que el inmenso talento de Paul se ponga en valor.

P.G.: Como bien ha dicho Jerôme, yo quería una historia de aventura a la antigua, con una vena “Indiana” completamente asumida. Si se quiere hacer revivir este tipo de historias exotéricas y de acción en un contexto moderno, se deben tener en cuenta todos los avances tecnológicos que nos rodean. Yo prefiero mil veces dibujar a un personaje procedente de un buen viejo pergamino antes que guiado por GPS. Jérôme tampoco es experto en las nuevas tecnologías, por lo que optamos por ambientarlo en los años 30-40.

Además del hecho que permite más libertad de guión, es apasionante dibujarlo. Esto supone numerosos desafíos, particularmente en términos de documentación: arquitectura, trajes, vehículos, armas, modo de vida… todo tiene que encajar. Hacer revivir esta época es completamente apasionante. He aquí cómo llegamos a la intriga y a los personajes de L’Héritage du Diable.

4. Jérôme Félix, ¿que piensas del “misterio” de Rennes-le-Château a título personal?,¿esta es tu solución al misterio o simplemente no es más que un pretexto como cualquier otro para hacer un buen BD?

J.F.: Desde el momento en el que Paul y yo decidimos trabajar en el misterio de Rennes-le-Château, comencé a realizar un importante trabajo de documentación. He constatado que se han escrito más de 600 libros sobre el tema. Al principio, cada vez que me leía uno me decía que el autor había encontrado la solución al misterio. Me leía otro e igualmente estaba convencido de que el autor tenía razón aunque la teoría no fuera la misma. Mi falta de erudición hizo que me perdiera rápidamente en toda esta literatura. Entonces comprendí porqué se habían escrito más de 600 libros sobre este tema. Muchos libros exponen sus teorías pero para que se mantengan, con frecuencia se olvidan u omiten elementos. Resulta que cada nuevo personaje que se interesa en este tema debe partir de cero y hop, un libro más.

Afortunadamente, había leído numerosas entrevistas de Alan Moore a propósito de su Comic From Hell sobre Jack el destripador. Decía que desde el principio, había sentido que buscar la verdad de un misterio como ese podía conducir a una especie de locura. Así que, voluntariamente, el objetivo de su libro no fue resolver el misterio. Yo he hecho lo mismo con mi trabajo sobre Rennes-le-Château. He cogido esta historia como telón de fondo y he inventado una resolución completamente ficticia que no pretende ser la clave del misterio, sino un buen momento de entretenimiento a semejanza de Indiana Jones.

Hoy, a título personal y después de la lectura de decenas de obras sobre el tema, me intereso cada vez más por las teorías realistas que conciernen este misterio. No se ha dicho que en caso de éxito de L’Héritage du Diable, he pedido a Bamboo que compre los derechos de un libro. Me gustaría mucho construir una trama a partir de uno de ellos.

5. Paul Gastine, ¿te sientes cómodo con los lugares y los personajes reales que siembran la historia?, ¿fue una dificultad para ti en la medida que se trata de tu primer álbum?, ¿te desplazaste al propio lugar para captar la «temperatura y el ambiente» y hacer los bosquejos o bastó con buscar documentación en Internet?

P.G.: Me sentí relativamente cómodo con los personajes que habían existido realmente, puesto que bien que en determinados casos no habíamos más que usado sus nombres, tienen un poder de evocación potencial para el público. Además, todas esas personas han tenido una vida bastante romanesca y han sido fuente de un
buen número de teorías, de historias y de leyendas.

El abad Saunière fue, por ejemplo, un tipo increíble y físicamente impresionante. He intentado darle en el dibujo su estatura imponente y su metro noventa al igual que su carisma que resalta en sus ojos en sus múltiples retratos. La “chica mala” de la historia, Emma Calvé, también existió, agente doble y mujer de escena. Pero de una espía de 1900 nosotros hemos hecho una vampiresa despiadada que se asemeja más a Cruella. Nos hemos tomado muchas libertades en muchos de los personajes. Era importante tener presente que construíamos una ficción y en ningún caso un reflejo fiel de los sucesos y personajes que habían participado.

Para los lugares, efectivamente, me desplacé a Rennes-le-Château, con el objetivo de captar su atmosfera, ver la famosa pila con forma de diablo, al igual que la iglesia, que según se dice está repleta de mensajes codificados en sus pinturas y decoraciones. Hice fotos especialmente del panorama particularmente impresionante que ofrece la ciudad. Para Paris, fue más fácil, pues además de las fotos que había tomado, internet recoge mucha documentación. Claro que, eliminé la torre de Montparnasse y la Défense de mis viñetas. Esto hubiera sido chocante en 1938…

6.¿Que conocías del guión antes de dibujarlo?, ¿has aportado tu toque personal a la historia?

P.G.: Conocía la trama base y tenía una idea precisa del look de ciertos personajes que dibujaba con frecuencia antes de este proyecto y que Jérôme se ha aplicado para incluirlos en la historia. Me ha hablado de todas las teorías que había leído alrededor de la leyenda de Rennes-le-Château, y consiguió crear una intriga en relación con estos acontecimientos sumergiendo a toda esta gente a la que dibujaba, y que erraba desde hace tiempo de hoja en hoja sin objeto precisa. Traté, a través de mi dibujo, de traer la acción, el glamur y el romanticismo a la historia, y Jérôme, que tenía el mismo objetivo, me dejó el sitio y el tiempo necesario para buscar a tientas. Por esa razón, se lo agradezco mil veces.

7.¿Cuáles son vuestras influencias?

J.F.: Por mi parte, vengo de la BD belga clasica. Para mí, la última serie es Jérôme K. Jérôme Bloche de Letendre, Makyo y Dodier. Esta serie reúne todo lo que me gusta: emoción, humor y drama. Julien Boisvert de Plessix y Dieter me han guiado igualmente en mi elección de escritura. La obra del genial guionista Tome (¡¡¡todos sus álbumes son buenos!!!) está igualmente presente en mi tabla de trabajo como todo lo de Cosey. La erudición de Alan Moore me ha hecho igualmente soñar.

En otro género totalmente distinto, que espero explorar algún día, adoro el trabajo y el universo de Pierre Dubois. Entre los guionistas más jóvenes, admiro el trabajo de Zidrou (hubiera deseado escribir su serie Mèche rebelle, ¡una pura maravilla!), de Damien Marie y de Luc Brunschwig. Todavía ahora, la erudición y la narración de estos guionistas me hacen soñar.Si no, mi album preferido (el mío, que me gusta muchísimo!) es La nuit du chat de Frank y Bom.

Hay otra persona que ha contado mucho para mí, se trata del guionista Jean Blaise Djian. Le debo muchísimo. Él leyó hace tiempo mis guiones y sus consejos me han ayudado realmente a progresar. Jean Blaise es un guionista inmenso con una imaginación sin límite, capaz de encontrar tramas de historias en un 1/4 de hora. Verle trabajar me vuelve a poner cada vez en mi sitio, sabiendo que no soy más que un debutante en este oficio.

P.G.: Mis influencias en términos de dibujo varían según el BD que acabo de leer … Digo esto como broma, pero en una época cuando estábamos empezando el proyecto, era verdad. Llegando al final de este primer álbum es cuando he encontrado un trazo, una sensibilidad que me son propias. De hecho, yo no he sido un gran lector de BD antes de cruzarme con Jérôme y lo que he descubierto en su bédéteca me ha dado literalmente una bofetada: Hellboy, Pin-up, Jérôme K. Jérôme Bloche, Névé… los he devorado, me he grabado esos álbumes!. Mis influencias son, por tanto, principalmente franco-belgas en términos de puesta en escena y de dibujo (Berthet, Marini, Springer), y americanas para la gestión de los negros y de los entintados (Mignola, Miller). He tomado también muchas cosas de Joël Parnotte y Vincent Mallié, puesto que ellos nunca han estado lejos. Fue mirando una plancha original de L’Arche, diseñada por Vincent, que sentí el impulso, el disparador, las ganas.

8.¿Te pasa que dudas de ti o piensas que puedes sentirte herido por la crítica?

J.F.: Se inventan historias para que los espectadores pasen un buen momento. Si ese no es el caso, no puedes sentirte más que decepcionado y triste. Ya dudo realmente de que mis historias tengan un poco de interés, ¡imagínate que efectos tienen sobre mi las críticas!. Resulta que me intento proteger.

¿Sabéis que verdaderamente son Olivier Sulpice y Hervé Richez de ediciones Bamboo quienes me convencieron de no dejar la BD?. Además de tener las palabras que me hacían falta en el momento en el que las ediciones Soleil me hicieron comprender que mi trabajo no tenía su nivel, ellos hicieron un truco genial: me brindaron un trabajo. Resulta que, siempre al relleno, ya no tenía tiempo para preguntarme sobre mi trabajo y avancé.

Para volver a la pregunta sobre las críticas, resulta que intento leerlas 6 meses después de que aparezca el libro. Pero a veces no aguanto… Por otro lado, tengo una decena de amigos entre los que están Lidwine, Joël Parnotte y Vincent Mallié a quienes envío sistemáticamente mis álbumes. Hacemos sesiones de débriefing muy completas y honestas, nuestra amistad nos lo permite. Joel y Vincent son extremadamente inteligentes y sus comentarios realmente me hacen progresar. Debo confesar que me pongo muy triste cuando una de mis historias no les gusta.

P.G.: Dudo de mi cuando no estoy satisfecho de mi trabajo, lo que ocurre con frecuencia. Al final del primer tomo, mirando las primeras planchas, había tantas cosas que hubiera deseado rehacer, cambiar. Cuando llega la fase de corrección del álbum, no hay nada que impida aborrecer tocar tus viejos trabajos. Eso me ha ayudado mucho, en el sentido de no mirar demasiado hacia atrás y progresar.

En revancha, es necesario saber tomar distancia, a fin de determinar lo que es bueno y no del trabajo y la crítica, si no es gratuita, puede llegar a ser muy útil y refrescante.¿Estoy rodeado de pros, y esto devuelve las ideas a su sitio!.

9.¿Podéis hablarnos de vuestros próximos proyectos?

J.F.: Este año tenemos el riesgo de estar muy sobrecargados con la continuación de L’Héritage du Diable. Yo realizo también un álbum con una joven y simpática dibujante (Ingrid Liman) sobre el tema del Hollywood mítico de los años 40. La historia desvelará los más grandes secretos, a saber que la vida privada de las estrellas está enteramente guionizada por guionistas con el fin de hacer soñar a los fans. También preparo con Guillaume Poux (el dibujante de Lenny Valentino en Bamboo) una comedia policiaca titulada Mort et entêté !. Este álbum, que no se asemeja a ningún otro, es un verdadero golpe de pocker! He aquí por lo que es segura su aparicicón…

Por otro lado, participo en la aventura de una pequeña casa de edición normanda (les éditions Vagabondages) para las cuales acabo de co-escribir un álbum sobre el desembarco del 6 de junio de 1944. Desde que hemos encontrado un dibujante la he emprendido con una adaptación de un episodio de Arsène Lupin. ¡¡Desde hacía tiempo lo soñaba !!

Ediciones Bamboo me tantea para que escriba una historia a Arno Monin, el dibujante de L’Envolée Sauvage. Espero sinceramente encontrar el tiempo para hacerlo.

Por último, con mi amigo Joël Parnotte, estamos hablando desde hace un tiempo de volver a colaborar (habíamos hecho juntos Un pas vers les étoiles). Pero ¿como pasar después de Yann? Tengo miedo que la barrera sea infranqueable.

P.G.: Por mi parte, voy a comenzar por llegar hasta el final de esta serie lo que ya constituye un desafío importante! Hacer un álbum es arduo, mantenerse es otra cosa.

Images © Bamboo Editions / Gastine