[Releído] Fabulas, Rebelión en la granja
Fabulas, Rebelión en la granja
Guión: Bill Willingham
Dibujo: Mark Buckingham
Entintado: Steve Leilaoha
Color: Daniel Vozzo
Correspondencia Original: Fables: Animal Farm Tpb
Formato prestigio 17 x 26 cms, tapa blanda 120 páginas a color
Pues comentábamos la semana pasada la horrible primera impresión que me había dado la serie y mi propósito de eludirla a perpetuidad. Pero no contaba con un punto que tiene a favor ésta serie. Un punto que la convierte en algo único y especial. Un punto ineludible. El punto tiene forma humana, y es mi amigote Miguelón.
Cansino como él sólo, insistió por activa y por pasiva hasta que consiguió forzarme a leer el segundo arco argumental de la serie: Rebelión en la granja.
El título tiene obligatoriamente reminisciencias “Orwellianas”, por lo que no era muy complicado imaginar qué nos podíamos encontrar dentro. Aunque la verdad lo que hay dentro no es precisamente lo que me esperaba.
Por una parte tenemos las consecuencias del tomo anterior, que hacen que la administradora de Villa Fábula, la Sra. Blancanieves, vaya de visita a La Granja. ¿Y qué es La Granja? Pues el lugar a dónde van a ir a parar todos aquellos personajes de cuentos que por su apariencia física no pueden convivir con los humanos, ya sean animales, hadas, gigantes, dragones y demás.
Y desde que llega a La Granja ya sabemos que allí ocurre algo raro. Y es que los pobres exiliados están hasta el gorro (lo que lo lleven) de vivir allí confinados y tienen firme intención de que éso termine.
Es una historia de fidelidades y compromisos, de ideales pervertidos y de planificación de un elemento bastante importante para el futuro de la serie.
Aquí la cosa ya cambiaba un poquito. A pesar de la influencia de Lan Medina (supongo que por la típica continuidad gráfica que obliga en ocasiones al nuevo dibujante a seguir la estela de su predecesor) tenemos al que será dibujante de prácticamente casi toda la serie hasta la actualidad: Mark Buckingham. Y éso ya era ganarme un poquete, porque éste artista siempre me ha caído en gracia.
En el apartado de las portadas tampoco hay nada que objetar, dado que DC aprendió del error y desde su segunda grapa ya dejaron de ser tan malusas como aquélla del primer número, siendo todas ellas durante una buena temporada obra de James Jean.
Y en cuanto a guión al menos la serie ya parecía despuntar como algo diferente, no como el adefesio del tomo anterior, con una dirección clara y planificada a medio o largo plazo.
Vale, no estaba entusiasmado, pero al menos ya se había despertado mi curiosidad. No lo suficiente como para gastarme los euros, así que seguiría gorroneando la lectura. Por lo menos durante un tomo más.