Keya Morgan y la última época de Stan Lee
El mes pasado, Rich Johnston celebró el décimo aniversario de BleedingCool, una página web que solía visitar todos los días hace años; tanto así que en el 2012, le otorgué a BleedingCool el prestigioso Premio Arion’s Achievement Award a la mejor página sobre cómics. Durante años fue mi página web favorita, no solo por los artículos de Rich sino también por las muchas contribuciones de autores legendarios como Warren Ellis, Dennis O’Neil y Garth Ennis, entre otros.
Rich a menudo “publicaba el tipo de cosas que otros lugares no podían, no debían, o no se arriesgaban a publicar”, y lo admiré por eso. Por supuesto, para sobrevivir, y al igual que muchas otras páginas de cómics, BleedingCool se vio obligada a cubrir “películas, TV, juegos, juguetes, coleccionables”, y hoy en día los cómics son sólo una sección de lo que solía ser un sitio enteramente dedicado al noveno arte. Tal como declara Johnston: “¿Cuánto tiempo continuará Bleeding Cool? Siempre he tenido la opinión pesimista de que quizás quede un año más en la vieja bestia. […] Estoy empezando a pensar que quizás ahora tengamos dieciocho meses…”.
Aunque dejé de visitar BleedingCool después de mudarme a Wisconsin, todavía trato de darle una ojeada un par de veces al mes, pero no es como solía ser antes, cuando era miembro activo del foro de mensajes (hace años, cuando todavía había un foro de mensajes) y cuando entraba al sitio 3 o 4 veces por día.
El año pasado, a diferencia de cualquier otro sitio web de cómics, BleedingCool publicó una historia sobre Stan Lee a la que nadie más parecía prestar atención hasta que fue demasiado tarde. Y me alegra que después de una década, Rich Johnston continúe dando batalla, y quiero hablar sobre esa historia ahora. En noviembre de 2018, todos nos despedimos de Stan ‘the Man’ Lee. Joan Lee, la esposa de Stan, falleció en 2017, ellos habían estado casados por 69 años y Lee la amaba muchísimo, y siempre le agradeció por darle el valor para romper el molde y escribir Fantastic Four, el cimiento del universo Marvel y un cómic que era muy diferente a los títulos de superhéroes clásicos de la época.
¿Pero qué pasó después de que Stan Lee enviudara? Es bien sabido que “Keya Morgan, gerente comercial de Lee y coleccionista, había estado aislando a Lee de sus amigos y socios de confianza después de la muerte de su esposa, para obtener acceso a la riqueza de Lee”, pero lo que no sabíamos era que Keya Morgan había estado explotando a Stan Lee y aprovechando el hecho de que Lee era legalmente ciego (no podía leer documentos antes de firmarlos, y eso le dio a Morgan mucho poder).
En sus últimas apariciones en las convenciones de cómics, Keya Morgan tomó el control total de Stan Lee. La gente pagó 140 o 150 dólares para obtener la firma de Stan Lee, y se les prohibió hablar, hacer preguntas o interactuar con Stan Lee. Muchos fanáticos se quejaron de la forma en que Stan Lee estaba siendo tratado, “lo empujaban como a una máquina que hace dinero y no como persona”, “ese hombre es una leyenda y tú lo mueves de un lugar a otro como si fuera una bolsa de dinero”. Muchos se quejaron al respecto y expresaron sus preocupaciones en las redes sociales “por el amor de Dios, que descanse un poco. Lo tenías programado para saludar a los fanáticos prácticamente cada hora que la convención estaba abierta, hasta el punto de agotarlo”, y “Pude obtener su autógrafo, pero no traten a esta leyenda como a un viejo inútil porque él merece respeto como cualquier otra persona”. Muchos expresaron su preocupación acerca de lo que parecía ser un caso de abuso de ancianos, y algunos señalaron que Stan Lee sólo tuvo algunos “descansos para ir al baño y una pausa ocasional para comer”. Durante las sesiones de fotos, Stan Lee estaba luchando por mantenerse despierto: “Me rompió el corazón en la sesión fotográfica. Literalmente, el fotógrafo siguió gritando su nombre entre cada persona y este agente o manejador siguió acercándose a él para despertarlo entre cada foto”. En algún momento, durante las largas sesiones de firmas, Stan estaba tan agotado que no podía seguir adelante y, sin embargo, Morgan lo obligó a continuar, incluso le indicó qué hacer paso a paso, diciendo cosas como “escribe S-T-A-N L-E-E”. Stan Lee estaba tan agotado que ni siquiera podía escribir su propio nombre en un papel. Todos los fanáticos estuvieron de acuerdo en que Stan lucía frágil, débil y extremadamente cansado, y sin embargo, Morgan lo obligó a permanecer allí y lo obligó a trabajar por horas interminables. Los fanáticos que habían visto a Stan sólo un año antes lo recordaban como un hombre vital, lleno de energía, desafiando el peso de su edad y, de repente, Stan se había convertido en un anciano.
Stan Lee aún se estaba recuperando de la neumonía cuando Keya Morgan lo obligó a trabajar horas muy largas, sin apenas proporcionarle líquidos o alimentos a un hombre que había dado tanta alegría a generaciones enteras de lectores de cómics. “Morgan en un momento dado también sacó a Lee de su casa de Hollywood Hills y lo enclaustró en un condominio en Beverly Hills ‘donde Morgan tenía más control sobre Lee'”, y Morgan también impidió que Stan Lee se pusiera en contacto con familiares, incluyendo su hija. “La hija de Lee declaró en la solicitud de una orden de restricción el año pasado que Morgan estaba manipulando a Lee, que estaba en una situación de declive mental, impidiéndole ver a familiares y amigos, y tratando de tomar control de su dinero y de sus negocios”.
Se ha informado que Keya Morgan robó muchos valiosos artículos de colección de Stan Lee y los vendió, luego tomó el control de muchas de las fuentes de ingresos de Stan Lee, y eventualmente “malversó u obtuvo fraudulentamente 5 millones de dólares del patrimonio de Lee”. Y no satisfecho con esa suma, Morgan abusó de Lee y lo obligó a trabajar como un esclavo cuando debería haber estado recuperándose después de tener neumonía. Todos los autógrafos que Lee firmó cuando estaba absolutamente agotado produjeron 262,000 dólares en efectivo, y Keya Morgan se lo robó todo. Stan Lee creó a los mejores superhéroes del mundo, pero en sus últimos días, no tuvo a su lado a ningún héroe que pudiera protegerlo.