El primer crossover de superhéroes
Los comic-books iniciales eran revistas que contenían historias cortas y autoconclusivas de diferentes personajes que eran ejecutadas por varios autores, no siempre identificando la autoría de las mismas. Así, por ejemplo, la archiconocida colección que vio nacer a Superman (Action Comics) ofrecía también historias de otros personajes tales como el mago Zatara, las aventuras de Marco Polo o el vaquero Chuck Dawson.
A remolque de este formato, ve la luz, en octubre de 1939, el Marvel Comics #1, en el que descubrimos a personajes tan interesantes como The Human Torch de Carl Burgos, The Angel (Paul Gustavson), The Submariner de Bill Everett o Ka-Zar (Bob Byrd).
Sin embargo, en el número que continuaba la colección, este cómic-book cambia su título de cabecera, incluyendo la palabra Mystery, convirtiéndose en adelante en ‘Marvel Mystery Comics’ (debido a que su dueño Martín Goodman pensaba que la palabra misterio atraería más compradores hacia su publicación). Y no fue el único cambio, ya que, en su interior, hubo un personaje que comienza a vivir sus aventuras haciendo referencia a la vivida en la entrega anterior.
Es Bill Everett quien decide comenzar cada historia del príncipe Namor con una referencia a la última aventura a partir del número 3, en un preludio a los “Previously in…” de las series de TV (Este hecho significativo tiene lugar en tal número debido a que la historia contenida en el 1 fue una reedición de las aventuras del Submariner que fueron publicadas en las cuatro revistas gratuitas que precedieron al MC#1, conocidas como ‘Motion Picture Funnies Weekly’). De esta manera, aunque el Atlante vivía sus aventuras de forma autoconclusiva en cada entrega, Everett fue creando un sentido de continuidad que hacía presa del lector, envolviéndolo en el espíritu de serial radiofónico de la época, y creando la sensación de historia-río que daba peso al discurrir de los eventos.
Por el contrario, Carl Burgos se ceñía a la aventura unitaria e independiente en cada entrega de La Antorcha Humana (que, recordemos, era la historia que iniciaba la revista). Y esto fue perpetuándose mes a mes, hasta llegar a la séptima entrega, con fecha de portada mayo de 1940. Al final de esta historia, un policía informa a Jim Hammond (identidad del héroe) de los altercados que están teniendo lugar en Nueva York de la mano de Namor, a lo que responde el protagonista flamígero en la última viñeta: “Sub-Mariner? Who os the Sub-Mariner?”
En la aventura de Namor de ese mismo cómic, se repite la jugada a la inversa, siendo Betty Dean (el interés romántico del Atlante) quién habla al príncipe submarino sobre la existencia de la Antorcha Humana.
El encuentro de ambos personajes y la consecuente continuación de la historia se traslada al Marvel Mystery Comics #8 (junio 1940), comenzando la trama en la historia de Namor y continuando en la de La Antorcha. En este número cada historia cuenta cómo cada personaje llega hasta el enfrentamiento contra el otro, siendo el cómic de la lucha entre ambos el número 9 (julio 1940), cuya resolución final se publica al mes siguiente, en el número 10, en una página inicial donde el lector descubre cómo acaba el asunto entre ambos héroes, para, a continuación, volver a vivir tanto Namor como La Antorcha, historias unitarias e independientes.
Esta decisión editorial sin precedentes dio lugar a que la acción fuese continuando de la aventura realizada por Burgos en La Antorcha Humana, a la ejecutada por Everett para su creación. Y, aunque ambas aventuras eran publicadas dentro del mismo comic-book, fue el detonante previo a la conocida continuidad que llegó a instaurarse en las publicaciones de superhéroes. Meses más tarde, otra compañía conocida como National Periodical y bajo el mandato editorial de Gardner Fox, decidió reunir a algunos de sus héroes en una sola agrupación llamada Society Justice of America, dando origen al universo compartido de los personajes de DC.
¿Motivó la decisión de Goodman la reunión de los héroes de la competencia? Es más que probable, ya que hay evidencias de que unos y otros probaban formatos exitosos de otras compañías. Sirva como ejemplo otro hecho menor: en mayo de 1940 DC pone a la venta el número uno de la colección ‘Crack Comics’ con el personaje MOLLY THE MODEL, que se convirtió en la historia recurrente principal de la publicación hasta entrados los 50; cinco años después (1945) aparece bajo el sello Timely (antigua Marvel) la colección MILLIE THE MODEL.
Batallas que se perpetuaron en el tiempo, siendo el mayor exponente el caso CAPITÁN MARVEL, al que otro día dedicaré un post.
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