El origen del Capitán América
Pocos personajes de ficción han sabido sobrevivir, año tras año, a los embates que la industria del cómic ha sufrido desde la edad del oro años 40): Superman, Batman, Wonder Woman son ejemplos de continuidad editorial, en los que sus creadores vendieron los derechos de edición, sin imaginar que estos mismos personajes pudieran alargar su existencia, superando y sobreviviendo a sus progenitores.
Esta fórmula de mantener al personaje más allá de los límites imaginativos de sus autores trajo como consecuencia la de tener que actualizarlos para mantener las ventas, ya que los conceptos y valores de la juventud de los 40 difería de los que tenían los jóvenes de los 50, y no tenía nada que ver con los de los 60… De esta forma, los personajes pasan por periódicas revisiones para adaptarlos a los tiempos que corren, siendo el caso marveliano más representativo de este supuesto el del Capitán América, el cual ha sido actualizado en varias ocasiones, para adaptar su origen a la óptica del público de cada momento.
El personaje nació en el año 1941, de la mano de Joe Simon y Jack Kirby (dos autores judíos), los cuales crearon este icono del supersoldado bajo la influencia del conflicto bélico de aquellos días (la Segunda Guerra Mundial) y como reflejo de la necesidad de mantener los valores de democracia ante el avance de las tropas de Hitler.
En base, los elementos de la historia primigenia no han variado: un joven rechazado para el servicio militar por su pésima forma física, es utilizado en un experimento secreto, el cual le confiere las características de un superhombre. Pero los espías nazis matan al inventor de la fórmula y el joven queda como el único supersoldado creado por la misma para defender el país. Pero con el paso del tiempo, se han ido añadiendo y sustituyendo elementos para completar la historia.
En este primer cómic (Captain America Adventures #1, marzo de 1941, editado en España en Biblioteca Marvel Capitán América nº 0), los primeros personajes en aparecer son el presidente Roosevelt (presidente de U.S.A. en 1941) y el jefe del F.B.I. J. Arthur Grover (nombre de cierta analogía con J. Edgar Hoover, auténtico nombre del jefe de la famosa agencia, desde 1935 a 1972), personajes que dotaban de verosimilitud a la historia.
Los personajes llegan al lugar secreto del experimento (la trastienda de una tienda de antigüedades, vigilada por una anciana, que resulta ser la joven agente X-13 disfrazada) y ya están en la sala de pruebas todo preparado, con un delgado joven como cobaya de la misma y el profesor Renstein realizando los últimos preparativos.
Cuando el experimento da resultado, un espía nazi infiltrado mata a Renstein, el cual, antes de morir bautiza a Steve Rogers como Capitán América. Rogers avanza hacia el espía y de un puñetazo lo lanza hacia el aparato eléctrico, muriendo calcinado. Steve es reubicado al campamento militar Leigh como soldado, y allí, Bucky Barnes (la mascota del cuartel) le descubre mientras se disfraza de Capitán América. Steve decide convertirlo en su ayudante, para que guarde el secreto.
En tan sólo seis páginas (de las ocho que completan la historia), Simon y Kirby crearon los rasgos principales del personaje. A partir de aquí las aventuras del Capitán América se publicaron hasta 1950, año en que se vió la luz el Captain America Comics #75, última aparición del héroe hasta que Stan Lee decidiera revivirlo.
Efectivamente, con la adaptación de la empresa Atlas (heredera de la Timely Comics) a Marvel Comics Group y el reciente éxito que sus colecciones estaban cosechando (4 Fantásticos, Spider-man, Hulk…), su editor jefe, el grandioso Stanley Lieber (Stan Lee) decidió sondear al público a ver como se acogía la idea de la vuelta del abanderado, de manera que en el Strange Tales #114 (noviembre 1963) aparecía un Capitán América que se enfrentaba a la Antorcha Humana (Johnny Storm).
Aunque éste personaje resultó ser el villano Acróbata disfrazado, el público reclamó la vuelta de Steve Rogers mediante una avalancha de cartas a la redacción, y este regreso se hizo efectivo en el Avengers #4 (noviembre 1964, biblioteca marvel Vengadores nº 1 y Marvel Gold Capitán América 1, Panini), y como hacía 15 años de su última aventura, se impuso una actualización de su origen, para darlo a conocer a los nuevos lectores.
En el Tales of suspense #63 (marzo 1965, Biblioteca Mmarvel Capitán América nº 4 y Marvel Gold Capitán América 1 Panini) la historia sería recontada, repitiendo uno de los creadores, el maestro Jack Kirby. En esta revisitación sigue haciendo acto de presencia el presidente Roosevelt (tan sólo en la tercera viñeta de la segunda página) y desaparece el jefe del F.B.I. para ser sustituido por un general. Se mantiene la tienda de antigüedades como tapadera del laboratorio donde se realizará el experimento, aunque la joven disfrazada que en la historia original era la agente X-13 aquí pasa a ser la agente R, dejando libre la numeración usada en 1941 para un personaje muy influyente en todo el devenir del héroe, Sharon Carter, la agente 13 de S.H.I.E.L.D..
Curiosamente se mantiene la fisionomía del creador de la fórmula, pero cambia su nombre, y pasa de ser el profesor Renstein a ser el doctor Erskine (posteriormente se aclarará este malentendido), y el resto de la historia se mantiene inalterable, siendo el asesino del científico un anónimo espía nazi.
Tres años más tarde, los autores de la historia anterior (Lee y Kirby) deciden recontar y ampliar un poco el origen del Capitán América en el Captain America #109 (enero 1968, Biblioteca Marvel Capitán América nº 4). Kirby ha mejorado sensiblemente su trazo en este trienio y el entintado de Sid Shores le da un acabado a los lápices del rey mucho más intenso de los que les confería Frank Ray.
La narración amplia un poco los detalles, de manera que podemos ver el desembarco e infiltración del espía nazi en el experimento secreto, así como el encuentro entre Rogers y Renstein (en esta historia el científico vuelve a su nombre original) anterior a la ejecución del experimento.
Y por primera vez conocemos el apellido del asesino alemán: Kruger. Además, es un general el que propone a Rogers ser sujeto del experimento, mientras que en los cómics anteriores, Rogers ya está en la sala de rayos cuando entran los secretos espectadores militares a la misma. El propio Renstein acompaña a Steve a través de la tienda de antigüedades.
El aspecto físico del científico muta en esta ocasión para asemejar sus rasgos a los de Albert Einstein, de manera que el apellido Renstein esté mas que justificado sobre lo que, de momento, fue un error de denominación, creando una simpática referencia al físico judío (recordemos los orígenes semitas de Kirby).
Mientras que en la aventura de 1941 el experimento era anónimo y en el Tales of suspense #63 se le denomina “Operación Renacimiento”, en esta ocasión encuentra una denominación mucho más concreta: “Proyecto Super Soldado”.
A la vuelta de seis convulsos años en América, y tras una de las mejores saga del personaje (La saga del Imperio Secreto, en la que se recreaba y adaptaba el escándalo Watergate), Steve Englehart y Sal Buscema con las tintas de Vince Colleta, vuelven a narrar el origen de un Capitán América totalmente descorazonado por los sucesos sufridos. Era el Captain America and the Falcon #176 (agosto 1974, biblioteca marvel C.A. nº 13). La narración muestra una primera imagen de Steve Rogers visionando los documentales cinematográficos que llegaban de los ataques nazis, retratándolo aún más como un idealista dispuesto a todo por defender la democracia (“Supe que los nazis estaban podridos en el momento en que les vi” piensa Steve).
En este número, ya no hay denominación del experimento, que vuelve a ser anónimo y secreto, así como se pierde al personaje femenino con máscara de anciana, del que solo vemos un brazo limpiando una pistola futurista.
El resto de la historia tan sólo contiene la vuelta a los orígenes de la fisonomía y apellido del profesor. El apellido Erskine y su parecido con Einstein son cosas del pasado. Es una vuelta a los orígenes, extrayendo los detalles más significativos de la historia. Los acabados de Buscema y Colleta son mucho más dulces y menos oscuros que los de Kirby, aunque la narración es mucho más amarga, debido a que Steve la está recordando tras los tristes sucesos vividos en los últimos números hasta llegar al Captain America #175.
En otro orden de detalles, es curiosa también la evolución que ha sufrido el desarrollo del experimento en sí. Mientras originalmente Steve es inyectado con el suero, en la segunda narración el joven americano se bebe la fórmula secreta, en la tercera es bombardeado por rayos y en ésta última versión se mezclan la inyección con los rayos.

Tres años más tarde, Roy thomas y George Tuska vuelven a recordar el origen del personaje en tan sólo dos páginas, con el peor resultado posible en el aspecto gráfico, con la vuelta a la fisionomía “einsteiniana” del profesor y con la fórmula bebida. Era el Captain America #215 (noviembre 1977, Biblioteca Marvel C.A. nº 19), posterior a la tercera vuelta de Jack Kirby a su creación, en unos números que intentaban comenzar desde cero, pero que no llegaron a calar en el público.
Son números bastante obviables.
No sería hasta el final de la etapa de John Byrne (y con Roger Stern al guión) que se reescribiría con todo lujo de detalles el origen del héroe, coincidiendo con su tetragésimo aniversario.
En el Captain America #255 (marzo 1981, Capitán América ed. Forum v.1 nº 15-16, Colección Marvel Héroes Tomos Semanales nº 3 Panini) comienza la epopeya con el presidente Roosevelt leyendo el dossier de Steve Rogers (aquí nos enteramos de la infancia del héroe y del inicio de su motivación antinazi) ya que ha sido seleccionado para el Proyecto Renacimiento (nombre con el que se queda el experimento oficialmente). A continuación entra el general que lo recluta (del que por fín conocemos que se llama Phillips), y se lo lleva a la tienda de antigüedades, pasando por la agente disfrazada.
Y es por fín en este número que se corrige el baile de nombres del científico. El profesor es presentado a Steve como Renstein, pero Rogers lo identifica rápidamente como el famoso bioquímico Abraham Erskine, explicándose que se ha utilizado una identidad falsa para ocultarlo tras haber sufrido, supuestamente, un accidente mortal (todo ésto, con la intención de tenerlo oculto de los enemigos).
El experimento vuelve a ser un suero bebido al que sigue un bombardeo de vitarrayos, y el fatal desenlace se desarrolla como siempre. La única diferencia está en que la narración ha ocupado SIETE PÁGINAS, la mayor extensión del origen del Capitán hasta el momento (amén del gratificante trabajo de Byrne apoyado por las tintas de Bob Sharen) a las que siguen otras tantas con la primera aventura del héroe tricolor y su escudo triangular. Otro detalle que nos regalan estos autores en el cómic es el momento de la entrega del escudo circular por parte del presidente, el cual sustituye al triangular y efímero.
Para celebrar los cincuenta años del Capitán América, en 1991 se ponen a la venta cuatro novelas gráficas bajo el título de “Adventures of Captain America” (editadas por Forum en su colección Prestigio números 40-42-44-46 de 1992) en las que Fabian Nicieza en el guión, Kevin Maguire a los lápices y Terry Austin en las tintas nos relatan el primer año de existencia del supersoldado. Es el relato más extenso y mejor trabajado de todos los tiempos sobre el origen del abanderado. Sin embargo se eliminaron ciertos elementos característicos de la historia.
El presidente Roosevelt y la tienda de antigüedades abandonan la historia y dejan paso a la narración de un proceso de selección en el que Steve Rogers es elegido entre cuatro candidatos para servir al experimento de Erskine (otra vez con un aspecto similar al de Einstein). La figura femenina representada por la agente X-13 (la que se camuflaba bajo el disfraz de anciana) es sustituida por la teniente Cynthia Glass, papel que inspira al de Peggy Carter en el film del “Primer Vengador” (interpretado por Hayley Atwell). Salvo por el detalle de que el experimento es una combinación de bioquímica y radiación (similar a la versión de Stern), el resto de la historia se sucede tal y como conocemos.
Lo positivo que aporta esta novela gráfica es hacernos llegar el experimento como un proceso largo y estudiado, y no como una anécdota sucedida en poco menos de media hora, como hasta ahora habíamos visto. Años después, Robert Morales ampliará este concepto en su obra “Capitán América: La verdad”, para hacernos conocer al primer Capitán América, introduciendo el elemento de las pruebas piloto realizadas con personas de color antes de realizarlo sobre Steve Rogers (denunciando y emulando el famoso experimento de Tuskegee, mediante el cual el Servicio Médico de Salud norteamericano utilizó a 399 indigentes negros como cobayas para observar los estadios de la sífilis, en su intento de hallar una cura contra la enfermedad entre 1932 y 1972, cura que, al final, no les sería inyectada a ellos).
Posteriormente ha habido otras revisiones del origen del personaje, pero que poco más han aportado a lo ya comentado en este artículo. Quizás podríamos salvar de la quema la genial miniserie “El Proyecto Marvels” donde Ed Brubacker hace un ejercicio de composición cronológica, poniendo en orden y en una sola narración los orígenes de los personajes que nacieron en el seno de la Timely Comics, tales como Namor, La Antorcha Humana original o el Ángel, y entre los que no podía faltar el Proyecto Renacimiento con el general Phillips, Heinz Kruger, Abraham Erskine y Steve Rogers.