[Crítica] Las Crónicas de Conan #16, de J.M. DeMatteis y John Buscema
Las crónicas de Conan Nº 16
Guión: J.M. DeMatteis
Dibujo: John Buscema
Editorial Planeta
Formato: Libro cartoné, 200 págs. color.
Precio: 18,95 €
Se acabó lo que se daba. Con el número 16 de Las Crónicas de Conan entramos de lleno en la etapa guionizada por J.M. DeMatteis. Atrás queda la labor de Roy Thomas al frente de Conan, sólo presente aquí en los dos capítulos que recogen los anuales donde escribe una coda a La Hora del Dragon, obra original de Robert E. Howard, que son lo único legible de este tomo. El dibujo sigue a cargo de John Buscema, ahora entintado por Bob McLeod, quien cumple con solvencia y en muchos casos mejora sensiblemente con respecto a la última etapa de Ernie Chan, quien ya empezaba a dar síntomas de agotamiento, aunque le falta esa cualidad que hizo de algunos episodios momentos tan portentosos. Pero, ay, los guiones… Por más que se empeñe DeMatteis en contarnos (una y otra vez) en el artículo introductorio lo mucho que le gustaba de niño la obra de Howard y lo emocionado que se sentía de que le hubiesen asignado la colección, demuestra que no tiene ni idea de lo que se trae entre manos. Su torpeza convierte cada cómic en una sarta de infantilismos desnaturalizados totalmente alejados del espíritu de su creador. Esto, simplemente, no es Conan. Es una gansada aburrida, un insulto para los fans y un mero medio para mantener en marcha la máquina de hacer dinero. Para corroborarlo basta con echar un vistazo a las dos historias que cierran el tomo, esta vez sí a cargo de Thomas, y su espléndido artículo final, en el que con humor, oficio y conocimiento, deja en mantillas a las cinco páginas de banalidades que pergeña DeMatteis al principio. A partir de aquí sólo queda la nada.