El éxito de PHENOMENA EXPERIENCE continúa
El proyecto Phenomena Experience nació hace ya algunos años, casi una década, de la mano de Nacho Cerdà, con la idea de aportar a todos aquellos nostálgicos una experiencia como la que habíamos tenido en nuestra infancia o juventud viendo películas en el cine. Para ello, llegó a convenios con salas como el Cine Urgell de Barcelona o los Cines Callao en Madrid.
Y aquella experiencia, en el caso de Barcelona, pasó a ser un espacio fijo en diciembre de 2014; un punto de encuentro bien planteado y desarrollado con mimo y gusto, donde los amantes del cine pueden ver las últimas novedades del celuloide y también las películas de toda la vida, ya sea a través de la selección que realizan para su programación mensual, como mediante ciclos temáticos (de directores, de protagonistas, de géneros, etc.) o en sesiones dobles.
Ese espacio en Barcelona está en la calle Sant Antoni María Claret, 168, en lo que antiguamente era el Cine Nápoles, y tiene lo último en tecnología, pero un aire retro que nos maravilla y nos transporta al pasado. En él, directores de renombre (como Santiago Segura o Alejandro Amenábar, entre otros) han dado clases magistrales; e incluso Netflix ha realizado alguna premier de sus series en este espacio, como ha ocurrido con Locke & Key.
Y, por supuesto, luego está el éxito de público. En un momento en que los cines tienen dificultades para competir con otras plataformas, y algunos de ellos están desapareciendo, la fórmula de Phenomena congrega llenos en su sala y grandes colas en la entrada, gracias al buen hacer y a haber sabido conectar con un nicho de mercado que ha resultado ser mayor de lo que nadie imaginaba.
En este cine fetiche podemos ver películas de toda la vida como Casablanca o El Padrino, y tantas otras que nos han acompañado durante nuestra infancia o juventud. Muchas de ellas nos hicieron vivir aventuras, hace ya muchos años, como Los Goonies o la Princesa Prometida, acción y diversión en estado puro; otras nos hicieron soñar que éramos superhéroes, como las de la saga de Superman de los 80; otras, de ciencia ficción, nos aterraron o fascinaron como Alien: el octavo pasajero y su terror en el espacio, Silent Running, traducida aquí como Naves Misteriosas, con su partida de póker frente a los robots, o Blade Runner, que cambió el curso del género y nos mostró un futuro (que hoy sería presente) ácido y gris.
También las ha habido que han marcado la historia del cine, como el clásico de Kubrick, 2001, Odisea en el espacio, o la primera entrega de Rambo: Acorralado, que iniciaría la sangrienta saga protagonizada por Stallone. Solo por citar algunas de tantas que podemos volver a ver y disfrutar.
Mención aparte merece la experiencia de vivir un Rocky Horror Show Picture en la sala con todos los aficionados realizando las correspondientes e impagables performances, que le dan un toque especial a la proyección.
El proyecto Phenomena nos gusta, no podemos negarlo. De hecho, lo hemos citado ya en más de una reseña. Pero, además, es algo esperanzador el hecho de que haya tenido éxito, ya que ha resultado una iniciativa valiente e innovadora, que proyecta un abanico de películas, bien seleccionadas y que acaban por encontrar a su propio público. Porque, debemos decir, esto va más allá del “factor nostalgia”: la historia del cine tiene tanto que ofrecernos, que no podemos perder la oportunidad de ver algunos grandes clásicos en una sala.
A veces querremos ver películas que nos marcaron en algún momento de nuestra vida; en otras ocasiones, se tratará de filmes que nos perdimos y que sabemos que debemos disfrutar como cinéfilos que somos. Y luego están las películas que no nos cansamos de ver, y si es en pantalla grande, todavía mejor.
De una manera u otra, porque nos gusta el cine, o porque queremos disfrutarlo en compañía y con palomitas, o porque nos gusta lo retro y somos sentimentales, o… o porque sí, este éxito del Phenomena es una buena noticia para todos. Y que sea así por muchos años.